Enriqueta Lunez (1981) es una escritora tsotsil: una escritora de la nueva generación del campo intelectual de la literatura en lenguas indígenas. Esta generación tiene en común contar con una formación universitaria que les posibilita acceder a espacios de discusión, difusión y traducción de la obra que los primeros escritores en lenguas indígenas no tuvieron.
Enriqueta Lunez vive en San Juan Chamula, Chiapas; estudió la licenciatura en etnopsicología, en Sinaloa. Ha participado en el Festival de Poesía Lenguas de América, Carlos Montemayor, y en diversos eventos de difusión de estas literaturas que han promovido compilaciones de literatura en audio, entre ellos el audiolibro: Lluvia de sueños: poetas y cantantes indígenas (UNAM)
En esta entrevista realizada en la sala de su casa, con su pequeño hijo jugando al lado, nos habla acerca de las motivaciones para escribir sus dos poemarios: Raíces del alma, que se editó para las Bibliotecas Escolares de la SEP, como Juego de Nahuales/Tajimol Ch’ulelaletik (2008) y Cantos de Luna/Sk’eoj Jme’tik U (2013)
Ella dedica esta entrevista “a Jesús Ángel Ochoa Zazueta, por mostrarme el camino de la poesía”.
Luz Lepe: ¿Cómo se da a conocer tu primer poemario Raíces del Alma o Juego de Nahuales?
Enriqueta Lunez: Juan Gregorio Regino se interesa en él para llevarlo al concurso Los libros del rincón, se tomó el trabajo de editarlo, realizar una revisión minuciosa, y después me vuelve a regresar el original. A partir de esto, busqué otros lectores en tsotsil para la corrección de escritura, porque son lenguas que apenas se comenzaron a escribir, y sobre la marcha vamos aprendiendo a escribirla correctamente. Después se volvió a realizar una revisión, ganó el concurso, y se hace la reedición con el título Juego de Nahuales.
LL: ¿Cuál es la motivación para escribir este libro?
EL: ¿Qué te puedo decir de Juego de Nahuales o Raíces del Alma? Me causa mucha nostalgia porque es inevitable recordar a la persona que me llevó a este camino de la poesía, a esta añoranza de este lado del país de Sinaloa y Sonora. Me encontré con personas maravillosas y gracias a esta motivación de haberme dicho: “yo no quiero que escribas en español, a mi me interesa más que escribas en tu lengua porque escritores en español ya hay muchos, y necesito que escribas en tu lengua”. Y haber aceptado y tomar ese riesgo, no sé cómo pude haber aceptado. El producto refleja mucha parte de mí, de la importancia del entorno familiar, de la comunidad, y también de la vivencia desde la infancia, la pubertad, la adolescencia, llegando a la adultez, de cómo he vivido las tradiciones, esta cuestión de lo místico de San Juan Chamula, de los sueños, de las ofrendas, de los rezos, de los santos. Yo siento que ese fue el interés impulsado a partir de la nostalgia, de saberte lejos, de eso que podías oler, el incienso.
LL: ¿En qué año se escribió el poemario?
EL: Del 2003 al 2005, más o menos. Mis primeros tres poemas los escribí desde el 2000, pero vienen en ese libro. Sí es un poemario que trae muy buenos recuerdos.
LL: Sobre tu segundo poemario Cantos de Luna, ¿qué permanece de la voz poética del primer libro?
EL: Siento que todavía no me puedo salir del tono de Juego de Nahuales, siento que conservo mucho de ese tono, de esa inquietud en cuanto a los ritmos. Quizás tratando de explorar otras formas desde el tsotsil, tocando algunas imágenes, pero siento que todavía tengo el reto ahí pendiente.
LL: ¿Cuál es la relación de Cantos de Luna con las mujeres?
EL: Son personajes que existen, varios de los poemas que están ahí, están hechos a partir de la imagen de una mujer que existe. Que a partir de su imagen tomé la libertad de escribirle a ella.
LL: ¿Qué elementos de la oralidad del tsotsil retomas en el poemario?
EL: Hay varias frases que recojo del habla cotidiana y que los tomé como inicio del poema. Las frecuentan mucho las mujeres de edad, de “quererse morir”, entonces lo que hago yo es parar las orejas, y decir me gusta ésta y ésta puede caber en este poema. Eso fue lo que pasó con Cantos de Luna, que algunas frases son del habla cotidiana de las mujeres, muchas de ellas son de dolor.
LL: ¿Cómo son las mujeres en tu comunidad?
EL: Independientemente de seguir estando en la comunidad, de poder decir “Soy mujer y puedo salir adelante por mí misma”, sin la necesidad de tener un esposo, por así decirlo. Allá afuera se piensa que todas las mujeres de la comunidad son víctimas del hombre, pero no es así, aquí hay muchas mujeres que nunca quisieron casarse, es una decisión y no pasa nada, no quisieron tener hijos y tampoco pasa nada. Hay mujeres libres aquí, aunque se conoce más la cara de víctima. Yo siento que Cantos de Luna queda en deuda con las mujeres que quieren hablar.