Escribimos en tiempos de gran incertidumbre. Apenas creíamos que la pandemia había cesado de fustigarnos con su oleada imparables de muertes, despertamos a un mundo que apenas reconocemos. La guerra en Ucrania no cesa de resonar en nuestros oídos como una muestra más de la brutal barbarie de un régimen totalitario que no tiene ni piedad ni corazón. La inflación, la migración y los desplazamientos forzados, la profunda fragilidad que han mostrado los sistemas democráticos en Occidente; todo esto no deja de preocuparnos. Latinoamérica también nos preocupa. Ahora mismo es imposible ignorar el mundo. Como en una mala película de ciencia ficción, pareciera que el futuro hubiese retrocedido para alcanzarnos con un final imposible de aceptar. Por ahora basta decir que esta inesperada crisis no debiera sorprendernos. Lo que sí debería asombrarnos es la indiferencia hacia el dolor y la precariedad de los otros, a insistir en vivir sumidos en la frivolidad narcisista de las redes sociales, en voltear la cabeza cuando más se necesita ayuda. Demasiada desazón produce la indolencia de los acomodados. Desde el comienzo de la invasión rusa en Ucrania la bandera ucraniana ha flameado en nuestra página web. Con eso queríamos denunciar la insensata agresión de Putin, pero también solidarizar con el pueblo ucraniano. Aunque seamos una revista de literatura no deseamos pasar de largo. La barbarie es abrumadora. Así llegamos a este nuevo número de LALT, sacudidos por los últimos acontecimientos, pero también vivos y atentos a los otros, pues nunca literatura alguna se hizo sin pensar que la experiencia humana valía la pena ser contada; y también defendida.
En este número, muchas cosas. La primera, el dossier de portada. Aunque la literatura ya es una excepción en sí misma, a veces, algunos escritores no dejan de asombrarnos por las particulares condiciones en las que se ha gestado su obra. A menudo no se trata de nada particular sino de ciertas características que rara vez se conjugan en un mismo escritor o una misma escritora. Esa es su excepcionalidad. Ese es el caso del escritor Fabio Morábito, nacido en Alejandría, criado en Milán y residenciado en México desde la adolescencia; autor de una sólida obra en español escrita en gran parte en México. No solo eso, se trata de un escritor que ha incursionado con éxito en distintos géneros, habitante de dos lenguas y, en cierto modo, un autor inclasificable que no responde a las esperables etiquetas del “escritor latinoamericano”. En este nuevo número de LALT, nuestro editor asociado, Arturo Gutiérrez Plaza, ha organizado un estupendo dossier de portada en torno a la obra de Morábito. En él, los lectores de LALT encontrarán artículos de Fran Cruz, Ana García Bengua, Gina Saraceni y el mismo Arturo, además de una interesante entrevista realizada por este último a este notable escritor mexicano.
Como ya es frecuente en LALT, la traducción ocupa un lugar importante en nuestras páginas digitales. En este número destacamos una coincidencia: destacados traductores de literatura latinoamericana residen actualmente en Tulsa, Oklahoma. La razón no es arbitraria, sino que se debe al apoyo de una institución visionaria llamada Tulsa Artist Fellowship que es auspiciada por George Kaiser Family Foundation. Por esa razón, nuestro secretario de redacción, el traductor y también becario de este programa, Arthur Malcolm Dixon, ha organizado un dossier con el trabajo de cuatro destacados traductores de Estados Unidos: Jennifer Croft, George Henson, Steve Bellin-Oka y Rhett McNeil. Como dice Arthur en su introducción a este dossier: “de cierta forma, Oklahoma es el lugar correcto desde el cual traducir la literatura latinoamericana al inglés”. Este dossier es una prueba irrefutable de ello. No exagero entonces al decir que hay que ponerle atención a lo que está pasando ahora mismo en Tulsa, demasiados talentos en un mismo lugar no harán sino producir muy buenos trabajos.
Hay mucho más que encontrar en esta nueva entrega de LALT. Una entrevista a la ganadora del Premio Ribera del Duero 2022 al relato corto, Liliana Colanzi; Arthur Malcolm Dixon, por otra parte, conversa con la destacada traductora estadounidense, Robin Myers. Una curiosidad, reproducimos, por primera vez en español, la entrevista de Erik Gleibermann a la narradora colombiana Ingrid Rojas Contreras publicada en World Literature Today en el verano de 2021. En poesía, se pueden encontrar poemas del poeta chileno Óscar Hahn; la mexicana, María Baranda; y la colombiana, Lauren Mendinueta. En adelantos, hay varias novedades. Publicamos un fragmento de Las malas de Camila Sosa Villada en traducción de Kit Maude, lo mismo con Paradais de Fernanda Melchor en traducción de Sophie Hughes. En poesía el adelanto corresponde a la traducción de Katherine Silver de Fuego frío de Verónica Zondek. La sección de literatura indígena viene dedicada a la poesía maya. Muchos de estos poemas fueron escritos nada menos que a la manera de los haikús japoneses. En esta selección publicamos poemas de Canario de la Cruz quien es maya ch’ol de Pactiún, Tumbalá, Chiapas; Héctor Rolando Xol Choc (Aj Chab’in), escritor maya q’eqchi’ de Guatemala y Antonio Guzmán Gómez, hablante tseltal de la variante de Tenejapa y que vive en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Hay mucho más, siempre hay mucho más en nuestros números. Por favor no dejen de recorrerlo. Por ahora, es suficiente señalar que al menos todavía podemos echarle mano a la palabra literaria para denunciar el horror y tratar de avizorar el amanecer aun cuando el horizonte esté cubierto por el humo de las bombas.
Marcelo Rioseco