Fabio Morábito: El lector a domicilio
Eduardo, el protagonista de esta novela, ha cometido un delito menor por el cual ha sido condenado a un año de trabajo comunitario, que consiste en leer novelas a domicilio a personas enfermas o jubiladas. A pesar de su seductora voz varonil es incapaz de involucrarse en los libros que lee y apenas capta el sentido de las palabras que desfilan antes sus ojos. Sus oyentes se lo reprochan y las amables visitas domiciliarias se convierten en unas situaciones conflictivas que obligarán a Eduardo a cuestionarse como individuo. Atrapado entre el tedio provinciano de una ciudad eternamente primaveral y el peligro de la criminalidad imperante, se dejará arrastrar a una serie de acontecimientos siniestros que de manera totalmente imprevista lo situarán en el meollo de esa población de ancianos a los que de repente se ha visto forzado a dedicar gran parte de su vida.
Con el estilo descarnado de sus cuentos, Fabio Morábito nos ofrece una novela original y vertiginosa en donde un padre enfermo, una poeta misteriosa, una familia de sordos y un lector a domicilio entrecruzan sus destinos en una ciudad que detenta el dudoso record de ser la ciudad con más albercas en el mundo.
Fernanda Melchor: Páradais
“Fernanda Melchor explora la violencia y la desigualdad en esta novela brutal. Lo hace con una destreza técnica deslumbrante, oído absoluto para la oralidad y precisión de neurocirujana para la crueldad. Páradais es un breve e inexorable descenso al infierno”. — Mariana Enríquez
Yuri Herrera: El incendio de la mina El Bordo
A las siete de la mañana del 10 de marzo de 1920 se declaró un incendio en la mina El Bordo, en el estado mexicano de Hidalgo. Unas horas más tarde se dio por terminada la evacuación y se cerró el tiro de la mina para favorecer la extinción del incendio, previa declaración por parte de autoridades, médicos y representantes de la compañía minera. Seis días después se accedió de nuevo al interior para retirar los cadáveres: se calculaba que habían muerto unos diez mineros; sin embargo, una vez dentro, no sólo descubrieron que había ochenta y siete cuerpos, sino que todavía quedaban siete trabajadores vivos. Yuri Herrera realiza una minuciosa reconstrucción histórica (sin ficción alguna) sobre lo sucedido en esas primeras horas y durante los días siguientes, y nos muestra la complicidad entre las autoridades y la prensa servil mientras bajo tierra “unos hombres se descomponían y otros luchaban por su vida”. Mentiras y más mentiras recorren este texto apabullante. Sobre ellas se alza la voz de lo que realmente ocurrió. Desde el principio, el autor deja clara la voluntad de la obra: “El silencio no es la ausencia de historia, es una historia oculta bajo una forma que es necesario descifrar”. No se trata de una tragedia local: lo acontecido en El Bordo ha sucedido, y sigue sucediendo, en muchos lugares del mundo. Un relato real fascinante.
Irene Vallejo Moreu: Manifiesto por la lectura
“Somos seres entretejidos de relatos, bordados con hilos de voces, de historia, de filosofía y de ciencia, de leyes y leyendas. Por eso, la lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva. Los libros nos recuerdan, serenos y siempre dispuestos a desplegarse ante nuestros ojos, que la salud de las palabras enraíza en las editoriales, en las librerías, en los círculos de lecturas compartidas, en las bibliotecas, en las escuelas. Es allí donde imaginamos el futuro que nos une”.
Carlos Vicéns: La dicha de lo inacabado
Lo real desborda toda condición, sea humana, no humana o divina, y se confirma en lo infinito que se realiza por todas partes, momento a momento, sin que haya en su realización una entidad, un ser, un sujeto o una substancia que se contenga a sí misma. Desde esta perspectiva –que es ontológica, aunque no metafísica–, el arte en general y la escritura poética en particular es una práctica de lo infinito. Y puesto que no hay manera de concebir lo infinito sin el sentido de los límites, en esa práctica se asoman los bordes de un desbordamiento que vuelve, necesariamente, a los contornos de la forma. La dicha de lo inacabado es un digno recordatorio de esa verdad elemental, tan ignorada, por razones obvias, en esta época que se regodea con la exaltación planetaria de su propia inmundicia. – Francisco José Ramos
Roberto Arlt: La voluntada tarada, selección de Antonio Díaz Oliva
La voluntad tarada es una selección para lectores y lectoras, todavía sin iniciarse en el mundo arltiano. Mezcla ficción y no-ficción y a veces no queda claro si el narrador es Arlt o una de sus máscaras ficticias. Por lo general da lo mismo. Ambas comparten el mismo espíritu rabioso y urbano. (…) Es un libro descarnado, sí. Pero uno en el que por eso mismo se rastrean pistas de las escrituras urbanas que hoy exploran la violencia social”.
“A Roberto Arlt le interesaban los libros, pero también todo aquello que no cabía en los libros. A veces, por ejemplo, el argentino miraba por la ventana y escribía esto: “Cada ventana iluminada en la noche crecida, es una historia que aún no se ha escrito”. Y puede que haya sido el espíritu joven, esa energía que lo consumía, lo que finalmente terminó por matarlo. Porque Roberto Emilio Godofredo Arlt, hijo de inmigrantes europeos y pobres y recién llegados a Argentina, nació en 1900 en Buenos Aires. Durante su vida publicó cuatro novelas y varios libros de cuentos y crónicas o aguafuertes. También algunas obras de teatro. Y viajó por España, partes de África, Brasil, Uruguay y Chile. Y tuvo dos esposas, un hijo y una hija. Murió joven, de un paro cardiaco, a los 42 años.
César Vallejo: Fabla salvaje
En mayo de 1923, poco antes de su partida definitiva a Europa, César Vallejo publicó en Lima Fabla salvaje, su primera novela corta. Esta apareció en la colección “La novela peruana”, dirigida por Pedro Barrantes Castro. Aunque las narraciones de Escalas, publicadas en marzo de 1923, constituyen los primeros textos en prosa de Vallejo, Fabla salvaje es para muchos estudiosos de su obra el relato más logrado de toda su producción narrativa. Conviene recordar que pocos años antes de la aparición de este relato, Vallejo ya había dado a conocer dos de sus grandes poemarios, Los heraldos negros (1919) y Trilce (1922). Fabla salvaje anuncia el tránsito de una narrativa de corte realista y modernista hacia una de tipo vanguardista, más libre y experimental. La publicación de esta edición facsimilar de Fabla salvaje, a cargo del profesor César Ferreira de la Universidad de Wisconsin en Milwaukee, nos permite apreciar el talento creativo de Vallejo como narrador.
José Napoleón Oropeza: El habla secreta: Rostros y perfiles en la poesía venezolana de los siglos XX y XXI (segunda parte)
A través de la publicación de El habla secreta —esta su segunda parte—, título de un conjunto de cinco obras, el escritor y docente universitario José Napoleón Oropeza, nos ofrecerá su lectura crítica del universo poético de connotados poetas venezolanos que, a lo largo de los Siglos XX y XXI, han escrito importantes poemarios que contribuyen a trazar un mapa exegético de los diversos puntos de vista cosmogónicos, de original factura formal, en la concepción y arquitectura de los distintos temas presentes en cada una de las obras estudiadas.
En esta oportunidad, el escritor aborda —desde las perspectivas de los postulados psicocríticos y semiológicos— el análisis crítico formal de las obras de los poetas Miguel Ramón Utrera, María Calcaño, Miyó Vestrini, Antonia Palacios, Martha Kornblith, Edda Armas, Belkys Arredondo Olivo, María Clara Salas y Lazaro Álvarez.
Krina Ber: Ficciones asesinas
En el fascinante microcosmos de un conjunto residencial donde las tensiones comunitarias y los secretos ocupan la cotidianidad de los vecinos nace una extraña relación entre Elizabet Rosenberg –ex escritora y protagonista de esta historia– y un ex detective italiano dotado de una aguda intuición criminal que sospecha de conexiones ocultas en una serie de aparentes accidentes. Como si esto no bastara para activar el interés de la trama, en esta obra se dibuja asimismo la historia de un país sometido por un Estado orwelliano que utiliza torcidos procedimientos para mantener cautiva a la población en el derruido espacio de su territorio nacional. La narración oscila entre el diario de Elizabet y una voz que narra los acontecimientos, pero desde una perspectiva más entrometida, digamos, que omnisciente. En este cuadro de riqueza anecdótica la composición despliega –una vuelta de tuerca más– un abanico de estrategias que incrementa su potencia expresiva: mecanismos de la novela policial impregnada de humor negro, ciertos rasgos paródicos de la novela rosa, elementos de narrativa distópica y guiños metaficcionales que contribuyen con el esfumado de los límites entre ficción y realidad. Una pieza que subyuga por la frescura de sus recreaciones basadas en circunstancias sociales cercanas y por la lucidez de sus planteamientos sobre el amor y la muerte, sobre la experiencia de la vejez, sobre la vida.
Sonia Chocrón: Hermana pequeña
Se trata de “Un solo poema”, dice Sonia Chocrón, y nos señala las escalas de un viaje. Una declaración de principios, diría, que parte con una cita del poema litúrgico de Rabí Abraham Hazzan de Gerona (siglo XIII) que rubrica este poemario, y luego pasa a Idea Vilariño y a Alejandra Pizarnik. Tres voces y un puente que nutre sus letras: raíces judías que la poesía sostiene con voces americanas. Hermana pequeña / Ajot Ketaná: así, en voces hebreas, ladinas y marcadas venezolanas, resuena este territorio de tradiciones y vivencias; de búsquedas, anclajes y encuentros; de arribos y despedidas. Líneas que conjugan huidas, abandonos y rescates a través de la memoria, de la amorosa entrega a lo más cercano, del sensual pasaje por su cuerpo. “Ser lo que uno es”: no insistir hasta que no sea necesario recordárselo a quienes niegan o no quieren oir. “¿Por qué sigo invocando?”, se pregunta. Y la respuesta está en esta entrega. Sonia Chocrón es parte de la “Generación S”: somos sobrevivientes de explusiones, de la Shoá, del odio y la miseria, de la inmundicia que invade “este territorio de males”. Esta letra nos atraviesa con su serpenteo, con el equilibrio que ansía en el centro del deseo, con la urgencia de atracar en el puerto que es un saludo a la paz. Allí se encuentra Sonia Chocrón: poeta en su casa. —Saúl Sosnowski
Carmen Berenguer: Plaza tomada: Poesía (1983-2020), selección y prólogo de Claudia Posadas
La poesía de Carmen Berenguer es una práctica de intensidades. Ocurre dentro del mismo lenguaje, al que sustrae estas palabras, esta poesía recóndita, arrebatada y fresca, cuya verdad inmediata se nos impone como un acertijo resuelto. Su obra es el recomienzo brioso y fecundo de una reiterada apuesta por el poder mayor de las palabras: el rehacer siempre los contratos de la comunicación.
Su escritura documenta el nomadismo de este fin de siglo. Reinscribe en la poesía, en los rituales de su ceremonia chilena, la contracorriente de los signos alternos, aquellos que en la calle dejan su tránsito herido, su marca de humanidad puesta en duda. Pero en lugar de levantar testimonio, esta escritura le devuelve a los testigos el turno de la contrarréplica, les pone en la mano la palabra negada por los tribunales de sanción. De allí que esta poesía, además de grabada como un pedernal, esté enunciada como un alegato.
Desde la vivacidad coloquial chilena y rebelde, llega por fin a México el mundanal latido de Carmen Berenguer. – Julio Ortega
Yanko González: Upper Volta, traducción de Stephen Rosenshein
Como un antropólogo haciendo trabajo de campo, en Upper Volta Yanko González recoge el lenguaje de los rincones de la calle, los pasillos de las tiendas, los bares de cócteles, y las fuentes históricas, revelando los datos con la mano meticulosa de un poeta. En sus indagaciones, González les da voz a los que no la tienen y expone el punto vulnerable de nuestros propios prejuicios —las maneras en que se manifiestan en el lenguaje cotidiano y la consciencia colectiva—. Publicado originalmente en Chile en 2007, Upper Volta trasciende las fronteras y las barreras en su exploración de temas muy relevantes en nuestro clima político actual. Como un espejo, nos obliga a mirar de frente al lenguaje de la globalización y el etnocentrismo, y el cambio de tendencias intelectuales y culturales en nuestra propia sociedad.
Sobre el libro, escribe JD Pluecker: “Upper Volta nos advierte: las palabras pueden cambiar repentinamente de significado… sin aviso. Una colonia supuestamente cerrada, con un significado duradero. Aquí están los alemanes y el subjuntivo, las banderas y los peruanos, los mapuches y un comerciante. Lapsus linguae que revelan la clase social del orador, la casta, el catástrofe de vivir precariamente día tras día”.
Ana Teresa Torres y Yolanda Pantin: Viaje al poscomunismo
Viaje al poscomunismo cuenta el recorrido de dos escritoras venezolanas en un viaje planeado y realizado en seis etapas, entre 2002 y 2012, a varios países de Europa, Rusia y Asia Central, todos ellos con una característica común: haber vivido bajo un régimen comunista.
“Viajamos sin inocencia —dicen las autoras—, queríamos aproximarnos a nuestro futuro a partir de las huellas que había dejado en otros lugares el pasado comunista. El motivo detrás de aquel propósito no era otro que la incógnita acerca de Venezuela, donde se había instalado un proyecto político con el nombre de socialismo del siglo XXI. Fue no solo una indagación como creíamos, sino una preparación para el advenimiento de una realidad impensable, no tanto en lo que se refiere a nuestro país, sino porque trastoca el mundo que conocimos”.