“Hundimiento y quietud”. Eso es lo que Ida cree que se necesita para “lograr una raíz mínima”. Al traducirla vamos arraigándonos lenta, tranquila, sobre todo persistentemente, hacia ese fondo que es su poesía. Hay que tener en cuenta que Ida es dura en todos los sentidos de la palabra y de una manera que nunca se espera. A pesar de hablar del tema en nuestro ensayo incluido en este dossier, vale la pena repetirlo. Ida no sigue las reglas del juego. No encaja en ningún lado. Las declaraciones de los expertos sobre cómo escriben las mujeres, cómo escriben los latinoamericanos, cómo escriben los uruguayos, aquí no funcionan.
Que Ida solo recién haya recibido la atención crítica que siempre ha merecido (principalmente en español, todavía es desconocida en inglés) se debe a ese hecho. Es que solo cierto tipo de lector quiere lo difícil. Y ese lector busca cierta clase de dificultad. Por lo general, esto equivale a decir “innovador”, pero de manera que se puede codificar y en seguida descodificar. Luego confrontamos la combinación peligrosa de que Ida sea una poeta mujer y una pensadora inmensa, o sea, que su poesía sea profundamente cerebral. El cuerpo está ausente, la mayor parte del tiempo también lo está la emoción. No hay un poema de amor obvio en toda su obra. No es así como deberían escribir las mujeres.
Todo eso también explica por qué la poesía de Ida es desconocida en inglés. Es dura en español y eso la hace aún más difícil de traducir. Además, la poesía latinoamericana traducida al inglés tiene, por una parte, un canon bastante limitado y limitante, y por otra, un conjunto específico de expectativas para que sea considerada “innovadora”. No obstante, la poesía de Ida, como no es adorno, tampoco resulta deslucida. No es un asalto obvio a los sentidos. No es demasiado visual. No sorprende al lector de una manera simplista. No es etérea ni mágica. Tampoco resulta descaradamente política, como tantos lectores en inglés esperan de los poetas latinoamericanos.
Quizás más que cualquier otro poeta que hayamos traducido, Ida trata el arte de la poesía en casi todos los poemas. Esto a menudo se expresa a través de la relación íntima de la voz lírica con la flora y la fauna, o en una reflexión sobre el misterio del lenguaje en sí. En cualquier caso, hay mucho que aprender de sus sabias observaciones. Nos guían en nuestra traducción y nuestra búsqueda para llevar su poesía a un público más amplio. Ida trabaja desde los bordes, y lo desborda todo, desafiando las nociones rígidas de cómo se debe escribir. Esto es precisamente lo que hace que su poesía sea innovadora de verdad. Seguimos sus palabras: “Pero guarda en la sangre como un pez, el dulce fragor de lo distante”.
KMH y VRN
Mount Vernon, 17 de octubre 2019