Tenemos el gusto de entrevistar a Mónica Szurmuk, académica argentina, especialista en literatura de y sobre mujeres viajeras. Hoy es profesora en la Universidad Nacional de San Martín donde codirige la Maestría en Literaturas de América Latina y dirige la serie “Latin American Literature in Transition” para Cambridge University Press.
Este es un extracto adaptado de la conversación del podcast Hablemos, escritoras, a cargo de Adriana Pacheco.
Adriana Pacheco: Muchas gracias, Mónica, por estar en Hablemos, escritoras.
Mónica Szurmuk: Muchísimas gracias por la invitación.
A.P.: Cuéntanos un poco cómo empiezas en la literatura, cuáles son tus inicios.
M.S.: Si la pregunta es por ese primer origen, quizá el primer origen es la escuela.Yo tuve sarampión a los 7 u 8 años y ahí por primera vez me sentí lectora. Me dediqué esa semana de estar en la cama a leer. Mi mamá, mi papá y mis abuelos me trajeron libros y por primera vez leí un libro entero. Siempre fui lectora. Siempre la literatura, lo que la materia que acá se llamaba castellano, era de mis materias favoritas. Cuando terminé el secundario, que fue durante la dictadura, era muy difícil entrar a la carrera de Letras. Y entonces yo en lugar de hacer la carrera de Letras entré a un instituto del Profesorado y estudié Literatura en un instituto del profesorado, que es un instituto de formación docente. Entonces empecé formándome como docente de literatura.
A.P.: Después estudiaste en California, entonces vienes también con esta mezcla un poco también de la academia americana.
M.S.: Exacto. Yo estudié en la Universidad de California, en San Diego, que en ese momento (bueno, lo sigue teniendo) tenía un programa en Literatura, no en Literatura Nacional, sino en Literatura, que fue lo que me atrajo muchísimo a ese programa y donde la formación no se alineaba por literaturas nacionales, sino que se podían hacer trabajos mucho más comparativos y partir de preguntas teóricas. Entonces yo ahí hice la maestría, primero en Literaturas Comparadas, luego en Literatura Latinoamericana. Hice el doctorado en lo que se llamaba Spanish, pero que era Literatura Latinoamericana. Y trabajé siempre en el cruce de varias lenguas y por eso ese departamento fue fundamental para mí porque cursé con muchos de los profesores y las profesoras que venían de otras áreas que quizá no hubiera tenido la oportunidad de trabajar con ellos en un doctorado en español. Me dirigieron en el doctorado Susan Kirkpatrick que era fundamenal para entender el cruce de género, clase y raza; Jaime Concha y Carlos Blanco, y conocí a Yliana Rodríguez. Durante esos años un grupo de profesoras de los diferentes campus de la Universidad de California, que ya estaban trabajando colectivamente, que empezaron a reunirse y a trabajar colectivamente para pensar la literatura de mujeres y para pensar el género, crearon una instancia para que las estudiantes graduadas tuviéramos una experiencia colectiva y similar. Estas docentes eran Francine Masiello, Mary Louise Pratt, Martha Morello Froschy varias más. Y ellas se habían empezado a reunir después de un LASA, donde notaron que las mujeres no tenían voz, que los paneles importantes estaban organizados alrededor de temas liderados por hombres, que ellas tenían poca voz. Y ellas fueron las que dieron la impronta para hacer una serie de congresos en los diferentes campus de la Universidad de California, donde las estudiantes graduadas teníamos la posibilidad de presentar trabajos, de conocernos, de empezar a colaborar y además colaborar con ellas, que era un grupo extraordinario de críticas feministas. En ese sentido, fue una experiencia muy afortunada la que tuve en ese momento y también al estar en San Diego, muy cerca de la frontera, teníamos el influyo de profesoras mexicanas.
A.P.: Con Iliana Rodríguez, que también es una catedrática tan exquisita y tan puntual y tan profunda como tú, hicieron el volumen de Latin American Women’s Leadership con Cambridge University Press, en donde tienes precisamente a Francine Masiello, Debra Castillo, Ana Peluffo, Maricruz Castro Ricalde. Cuéntanos un poco sobre este libro. ¿Cómo es que surge? ¿Cuál fue la línea crítica que tomaron Iliana y tú? ¿Complicado hacer un volumen así, no? Además, a quién invitas y a quién no puedes invitar, porque si no sería un volumen inacabable.
M.S.: Fue una de esas cosas maravillosas que pasaron. Saliendo de una reunión de LASA también, de un panel que yo había organizado con una serie de críticas de las que formaron el campo en América Latina; entre ellas, estaban Jean Franco, Mary Pratt y Marisol Vera, directora de la editorial Cuarto Propio. Iliana me ofreció trabajar con ella en esta historia de la literatura de mujeres en América Latina. El libro tiene una impronta histórica. Nosotras queríamos hacer una cronología y quedó clarísimo que el campo del siglo XIX era un campo que estaba un poquito abandonado y que gracias al boom enorme alrededor de la producción de mujeres en el siglo XIX latinoamericano, o sea tanto la producción literaria como la producción de las mujeres críticas, que empezaron a leer esta producción literaria en la Academia norteamericana. Pues yo creo que en las academias nacionales se leía el siglo XIX, pero tampoco se leían muchas mujeres. Se necesitó que empezaran estas críticas tanto en América Latina como en los diferentes países como en Estados Unidos a leer a estas mujeres.Y cuando nosotras llegamos, ya había un corpus importante del siglo XIX y había un corpus muy importante decolonial y de lo que había pasado antes de la Colonia. Nosotras dijimos, no podemos empezar en1492, hay que empezar antes. Entonces el libro se transformó en un espacio extraordinario. Lo que nos pasó es que nosotras pensamos, cuando empezamos a preparar el libro, es que había mucho más de lo que se pensaba, pero aún así nos quedamos sorprendidísimas con todo lo que encontramos.
A.P.: Magnífico, pues qué aventura y ya me imagino que Cambridge University Press ha de haber estado feliz con ese volumen y ahora lo podemos disfrutar nosotros. Vayamos a tu primer libro titulado Mujeres en viaje, una manera de irse más a lo local, a esas mujeres que de alguna manera van haciendo historia a través de los viajes. Y, obviamente, el Cono Sur tiene autoras maravillosas que fueron viajeras; en México también hay algunas. Cuéntanos sobre ese libro.
M.S.: Yo escribí mi tesis sobre mujeres viajeras y a mí lo que me interesaba era pensar cómo se había escrito la Argentina, el paisaje argentino entre 1850 y 1930, desde la mirada de mujeres, tanto mujeres argentinas que habían viajado y que habían escrito sobre otros lugares geográficos. Pero claro, como toda viajera, la viajera compara con su lugar de origen como las mujeres europeas y norteamericanas que habían escrito sobre Argentina. O sea, en última instancia, lo que fue la tesis que luego fue el libro que se publicó como Women and Argentina, Early Travel Narratives, fue un libro sobre cómo las mujeres pueden construir un lugar autoral desde el cual escribir. Y a la vez, cómo las miradas de estas mujeres ven cosas diferentes a lo que ven los hombres, pero que en algunos casos quedan atrapadísimas por determinantes raciales o determinantes de clase de su época. Entonces lo que me interesaban en ese libro era poder pensar el paisaje, el lugar y el lugar de enunciación, el lugar de la escritura y de qué hablábamos cuando hablábamos de mujeres viajeras. Lo que me intriga es cómo esas mujeres tenían estas experiencias escriturales cuando no tenían derechos políticos, o sea, porque en el corazón de todo esto es que estas mujeres no votaban, no tenían potestad sobre sus propios hijos. En muchos casos ya podían ser propietarios, tener propiedades, pero en muchos casos, según su origen nacional, no, podían. Es decir, ¿cuáles son los intersticios, cuáles son los lugares desde los cuales se pueden construir identidades alternativas? Entonces, pensar en estas lecturas. A mí me gusta mucho, por ejemplo, las lecturas que hacía Silvia Moloy que trata de meterse en los textos y hacer en lectura muy cercana que te permita ver dónde hay como un pequeñito quiebre que revela la potencialidad del texto, revela la diferencia, y revela lo que nosotras podemos intervenir como críticas. Hay algo que yo llamo “el archivo hospitalario”, que creo que la literatura nos permite reconstruir momentos del pasado, pero además, como si fuera tomarle la temperatura a un momento particular, donde las mujeres pudieron decir ciertas cosas y no podían decir otras, pero que esto queda archivado y que la literatura funciona de una manera hospitalaria, como archivo de eso que no se pudo decir, que no se pudo articular pero que ya estaba.
A.P.: Me parece fascinante; esos son precisamente las conversaciones que se logran, cuando se puede uno reunir y hacer análisis comparativos. Mónica, tú tienes otro libro en donde también colaboraste Latin American Literature in Transition.
M.S.: Tuve la posibilidad de crear una serie para Cambridge University Press, que es una serie que se llama Latin American Literature in Transition. Lo que propone es una relectura global de las literaturas latinoamericanas, pensando en una categoría que es la transición. O sea, ¿cómo podemos pensar? ¿Cómo podemos volver a mirar los modos en que se escribió toda la literatura latinoamericana usando esta categoría? A mí me gustó el desafío de diseñar una serie de 5 volúmenes donde, desde el presente, volvemos a mirar lo que pasó en las literaturas latinoamericanas. Yo creo que por las características de América Latina, la construcción de lo que podríamos llamar textos literarios y textos críticos siempre ha sido paralela. Entonces, ¿qué pasa si podemos revisarla? Es como mirar todo con nuevos ojos. Lo primero que pensé era cómo organizarlo y lo organicé cronológicamente. Son 5 volúmenes organizados cronológicamente. El primero empieza antes de 1492 y termina en el momento de las Revoluciones, alrededor de 1810, y ese estuvo editado por Rocío Quispe Agnoli y Amber Brian. El segundo lo editó de hecho Ana Peluffo junto con Ronald Briggs; ese se ocupa mucho del momento de la construcción de los Estados nacionales, pero también de la construcción de todas las instituciones de los Estados nacionales, desde instituciones lingüísticas hasta instituciones como la esclavitud. Ese llega hasta 1860. El tercer volumen va hasta 1930 y lo editaron Fernando Giovanni y Javier Uriarte. El cuarto volumen va desde 1930 hasta 1980, fue editado por Amanda Holmes y Par Kumaraswami.Y el último volumen lo editamos Debra Castillo y yo y empieza en 1980 y llega hasta 2018 y es como la decantación de todo lo que había pasado en los demás volúmenes. Y en ese volumen nos interesaba pensar sobre qué es lo que pasa en la crítica literaria actual, entonces tenemos un capítulo que piensa la crítica que lo escribió Graciela Montaldo y tenemos capítulos que se ocupan de géneros nuevos como el cómic o como el rap. Hay un capítulo de Maricruz Castro Ricalde que se ocupa del cine mexicano en Hollywood. Tenemos capítulos de escritoras que hacen nuevos géneros como escritoras pero también como críticas, como ese caso de Liliana Colanzi y Cristina Rivera Garza. Tenemos un capítulo sobre la literatura de fronteras en portuñol, por ejemplo, esta literatura de la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay. Nos ocupamos mucho de las lenguas originarias de las mujeres afro y es muy interesante porque Debra Castillo y yo lo terminamos cuando empezó la pandemia.
A.P.: Tú revisas la evolución con los estudios de género y sexualidad en la literatura latinoamericana, desde la crítica. ¿Qué opinas sobre lo que está sucediendo en estos últimos años? ¿Cómo sientes que han cambiado esos estudios de género y de sexualidad en relación con la literatura latinoamericana?
M.S.: Mira, yo creo que son áreas fundamentales. Y a mí me parece que además, particularmente con los estudios sobre sexualidades y disidencias, la retroalimentación es continua. O sea, me parece que, a diferencia de otras áreas, por ejemplo, las y los que fueron estudiantes míos hace muy pocos años se han transformado. Y además me parece que hay una retroalimentación continua de lo que está pasando en la calle y lo que está pasando en la universidad. Entonces esto nos da una manera de pensar la literatura que es diferente y con esto no quiero decir que no haya pasado siempre, pero en la literatura latinoamericana, por una variedad de cuestiones, siempre el eco del afuera ha sido fundamental y ha sido muy fuerte. Como es el caso en el Cono Sur de la cantidad de escritores y escritoras que desaparecieron, que fueron víctimas de tortura y esto ha pasado también, por supuesto, en Centroamérica y en Colombia, en Brasil. Me parece que en el caso de las disidencias sexuales hay algo que se trabaja en la calle y que vuelve a la universidad. O sea, que la retroalimentaciónes continua, es más inmediata. Y yo diría que lo mismo pasa con los movimientos de pueblos originarios, con las mujeres marronas en Argentina, pero me parece que ahí hay algo que en la academia se venía pensando y de pronto explota en la calle y tienen un eco inmediato en la academia, en el cine, en el periodismo, en el teatro.
A.P.: Qué maravilla, pues para cerrar un felicitación por el nuevo libro, A History of Argentine Literature, que haces con Alejandra Laera y muchísimas gracias por aceptar esta invitación.
M.S.: Muchísimas gracias a vos.
Puedes escuchar y leer la entrevista completa
en la página de Hablemos, escritoras.