Kamik
Are jampa’xink’astraj mer
man xinriq ta wib’
xinel k’ut che nutzukuxik wib’.
Xinb’inib’ej b’e xuquje’ uq’ab’b’e
k’ate ri xinriq wib’
int’uyulik puwi’ jun tanatik re q’ux
chuxe’ taq ri sib’alajk’isis,
kintzijon ruk’ ri mayul,
kinwaj kinsach pa nujolim
ri man ka b’anta kwinik che.
Chuxe’ ri waqan,
uxaq che’, xwi uxaq che’.
Hoy
Hoy amanecí fuera de mí
y salí a buscarme.
Recorrí caminos y veredas
hasta que me hallé
sentado sobre un tanatón de musgo
al pie de una cipresalada,
platicando con la neblina
y tratando de olvidar
lo que no puedo.
A mis pies,
hojas, sólo hojas.
Q’apoj je’lalaj ulew
Are’ wa’ ri q’apoj je’lalaj ulew
ab’ix, ixim, triko, kinaq
man k’ota nijun q’ayes
ri man katijow taj.
Ri kumatz e mem.
Je’lik Ch’umil, Kowilaj Che’;
kikimatzej kib’ cho ri rex’ q’ayes
kikch’uq kib’ ruk’ ri kaj.
Xopan k’ulo jun q’ij
xe’ch’aw ri kumatz.
Man xtij ta chi ri uwach taq ri che’;
xkijach chi kixo’l
ri q’apoj je’la’laj ulew.
Paraíso
Aquí era paraíso.
Maíz, trigo, frijol,
no había fruto prohibido,
las culebras eran mudas.
Je’lik Ch’umil y Kowilaj Chee’
hacían el amor sobre la hierba
y se cubrían con el cielo.
Hasta que hablaron
las serpientes:
Prohibieron los frutos
y se repartieron entre sí
el Paraíso.
Mirón
Si pudiera empinarme
mucho más alto
que aquel ciprés
que está sobre el cerro Pak’lom,
y ver lejos, bien lejos,
poniendo la mano sobre mis cejas
para abarcar más distancia,
tal vez miraría el mañana
detrás del atardecer.
Mi hermana
—Andá y mirá si viene tu hermana.
Yo subía corriendo
y desde la loma miraba hacia el sur
y miraba hacia el norte.
—No, abuela, no se viene.
—Hace frío,
se siente olor a tierra,
el aire está bailando;
andá otra vez
y ve si viene tu hermana.
Y yo volvía a la misma loma
y me quedaba sentado
esperando alguna señal.
Y de repente allá por el norte
se distinguía una estrellita negra.
Y detrás de mi
los goterones.
Y llegaba ella, torrencial,
con truenos y tempestades.
El viento de sus enaguas
sacudía las ramas de los árboles.
La abuela sonreía.
—Mañana
comenzaremos la siembra.
Oración de maíz
De pie
entre surcos
apoyado en su azadón
descubierta la frente,
hizo su oración mañanera.
¿Por qué no de rodillas?
Porque la reverencia
no está en el cuerpo
sino en el alma.
La tierra y yo somos iguales.
Sólo los hipócritas se arrodillan
en un pobre esfuerzo
por acallar
la voz de su conciencia.
Campesino hermano
con qué amor
regás tu sudor sobre la tierra
para arrancarle
sus contos de maíz y de frijol…
Y tu jornal
apenas si puede comprarlo.
Los poemas “Hoy” y “Paraíso” fueron traducidos del k’iche’ al español por su autor
Las traducciones al inglés de estos poemas, realizadas por Michael Bazzett, forman parte del libro If Today Were Tomorrow, poemas de Humberto Ak’abal, que será publicado por Milkweed Editions en 2024.
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translated by Michael Bazzett, from Milkweed Editions.