Mayra Santos-Febres es poeta, cuentista, novelista, ensayista, profesora, gestora cultural, creadora de festivales literarios, activista y, sin duda, un referente ineludible de la cultura puertorriqueña y caribeña. Entre sus premios están el Guggenheim Fellowship, la lista larga del IMPAC Dublin Literary Award, el Premio Radio Internacional Juan Rulfo y el Premio Letras de Oro, y ha sido finalista del Premio Rómulo Gallegos. Algunos de sus libros son: Anamú y Manigua (1990), Pez de vidrio (1994), Sirena Selena vestida de pena (2000), Cualquier miércoles soy tuya (2002), Nuestra Señora de la Noche (2008), Fe en disfraz (2009), La amante de Gardel (2015), Sobre piel y papel (2015) y Antes que llegue la luz (2021). En esta entrevista nos habla de su escritura, su más reciente novela, así como de su lucha contra del racismo y sus iniciativas en defensa de la afrodescendencia.
Jotacé López: ¿Nos podrías hablar un poco sobre la subvención de $700,000 de parte de la Fundación Andrew W. Mellon, para crear un Programa de Estudios Afrodiaspóricos y Racialidad? ¿En qué consiste el programa? ¿Cuáles son los objetivos?
Mayra Santos-Febres: Para mi sorpresa, el doctor Ferrao (rector del campus riopedrense de la Universidad de Puerto Rico) me apoyó en el desarrollo de un proyecto que desplegará más cursos sobre el tema de la racialización. Pero me dijo que no había fondos en la Universidad de Puerto Rico para ponerlo en marcha. Sin pensarlo mucho, le dije que me comprometería a buscar los fondos. La doctora Maritza Stantich, del Departamento de Inglés, me alertó que la Mellon Foundation había visitado la UPR, recinto de Río Piedras, ofreciendo fondos para el desarrollo de este tipo de programas. Eso fue durante el 2018, un año después del huracán María. Decidí contactar a la Mellon Foundation, ya que yo había recibido una beca de dicha fundación para completar estudios graduados. Se alinearon los planetas y recibí los fondos.
El Proyecto de Diversificación Académica en Afrodescendencia y Racialización recibió dichos fondos de la Mellon Foundation para apoyar a entre 17 y 20 investigadores docentes de la Universidad de Puerto Rico para crear cursos enfocados en el estudio de la afrodescendencia. Sus objetivos son los de crear cursos específicamente dirigidos a profundizar estudios en afrodescendencia y racialización en todas las facultades de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, que permitan a todo estudiante de bachillerato (que así lo desee) tomar cursos desde sus diversas facultades que le sirvan para graduarse de una Concentración menor en Afrodescendencia y Racialización.
JCL: ¿En qué consistió tu colaboración con la senadora Ana Irma Rivera Lassen en el desarrollo de la ley 24 del Día Nacional para la Erradicación del Racismo y Afirmación de la Afrodescendencia, a celebrarse el 21 de marzo de cada año? ¿Qué implicaciones tiene esta ley?
MSF: Fui quien recibí la ley de parte de la sociedad civil y una de las que escribió un memorial para su defensa ante el Senado. También estuvieron envueltos en el proceso personalidades de la lucha antirracista tales como Gloriann Sacha Antonetty, de Colectivo Ile, la doctora Mariluz Franco y otros. Esta ley tiene la importancia de establecer que el Gobierno de Puerto Rico reconoce la existencia de racismo en nuestro país. También obliga a que todas las agencias de Gobierno establezcan programas para la erradicación del racismo y la afirmación de la Afrodescendencia, sobre todo durante la semana que incluye el 21 de marzo.
JCL: Por otra parte, hablando un poco de tu novela más reciente: Antes que llegue la luz. El huracán María afectó la vida en Puerto Rico a distintos niveles. Fueron muchos los escenarios y las circunstancias vividas los meses posteriores. ¿Nos podrías hablar un poco del proceso de escritura de esta novela?
MSF: Antes que llegue la luz fue escrita utilizando apuntes que realicé durante los meses que siguieron al paso del huracán, específicamente finales de septiembre hasta principios de diciembre. Al igual que todo Puerto Rico, no tenía luz en mi casa. A partir de esta experiencia propia y colectiva, fui construyendo una trama que pretendía ser también propia y colectiva. Pensé que esta sería la manera más honesta y pertinente de escribir sobre el huracán. Sobre todo, quise responder con esta obra tan híbrida al mandato de mucha gente que me encontré durante esos durísimos 8 meses que pasamos como pueblo. Muchos me reconocieron en las filas para conseguir hielo, gasolina o alimentos y me decían: “Escriba, escritora, escriba”. Yo lo hacía para no volverme loca, para esperar a que llegara la luz, pero también buscando una manera de guardar recuerdo de nuestras entrelazadas experiencias. No me servía la ficción, se quedaba corta para ofrecer testimonio y dar justo reconocimiento a los miles de héroes anónimos que se tiraron a la calle a asistir a los demás, muchas veces sin tener nada seguro, también sufriendo la falta de luz. Fue un momento doloroso y hermoso. Quería recoger eso. Espero haberlo logrado, al menos parcialmente.
JCL: ¿Consideras esta novela como una obra de autoficción?
MSF: Quizás. La verdad, no me importa mucho en qué categoría cae el texto que logré escribir a raíz del paso de María. Lo que me asombra es poder haberlo escrito. Me imagino que quedé huracanada yo también como resultado del proceso. Quería cumplirle a mi país y a su increíble generosidad y solidaridad comunitaria.
JCL: Desde la publicación de “Oso Blanco” hasta Antes que llegue la luz. ¿Cómo describirías tu evolución como escritora caribeña?
MSF: No sé cómo contestar esta pregunta. No suelo estudiarme como escritora, ni estudiar ni releer mis obras una vez las escribo y las presento. Luego me pasa algo muy raro, y es que empiezo a leerme como si fuera otra quien escribiera lo que leo. El proceso de introspección e identificación con lo escrito se consuma una vez sale el libro a luz pública. Luego me envuelvo en otro proceso de crecimiento, búsqueda, exploración, experimentación, investigación y escritura.
De unas cuantas cosas sí me he percatado. Una de ellas, inexplicable para mí, es que siempre me conducen las mismas obsesiones. Escribo para que no borren la memoria ni la historia de mi gente; por lo tanto, desde antes de “Oso Blanco”, desde mi primer libro, el poemario Anamú y Manigua publicado en el 1991, cuando tenía 19 años, escribo sobre la historia, sobre Adolfina Villanueva, Julia de Burgos (siempre Julia) Corretjer y Pedro Albizu Campos, pero también La Lupe, Hugo Margenat, Isabel la Negra Luberza, un sinnúmero de personalidades que han sido borradas de la memoria colectiva del mundo y de Puerto Rico. Sigo y sigo ampliando la escritura en torno a esas figuras. Incluyo a Gardel, pero también a Micaela Thone (que es personaje ficticio) que me permitió investigar y escribir acerca de la historia de la esterilización forzada y el desarrollo de la píldora anticonceptiva, la cual surge de experimentos que se hicieron en los cuerpos de mujeres boricuas pobres, sin su conocimiento. De estas investigaciones surgió la novela La amante de Gardel. Sigo leyendo e investigando y me da con imitar testimonios de esclavas manumisas de los siglos XVII y XVIII. De ahí surge Fe en disfraz. Me centro en estudiar la figura de Isabel La Negra Luberza más allá del poema que le escribí a los 19 años y de ahí sale Nuestra Señora de la Noche.
Lo que es inexplicable para mí es que sea esta obsesión por recobrar historias perdidas lo que dirige mis empeños y no otra de las mil obsesiones que dirigen mi vida, o los trabajos literarios de otros y de otras. Me parece que tiene que ver con que mi padre era maestro de historia y mi madre maestra de español. También tiene que ver que soy afroboricua evidentemente negra, y que una de las prácticas que más han dirigido las luchas antirracistas en Puerto Rico, desde Arturo Schomburg hasta el sol de hoy, es la recuperación de la memoria borrada y de las aportaciones de muchos afroboricuas ilustres. Que, en mi caso particular, esta es la manera más contundente que he encontrado de afirmar la afrodescendencia y combatir el racismo, tanto en Puerto Rico como en toda Latinoamérica y el Caribe y Estados Unidos, insistiendo en que somos fundamento para la existencia de todos los pueblos y naciones que hoy constituyen lo que conocemos como Las Américas, Abya Yala, de norte a sur. Que la afrodescendencia es universal y que sus marginaciones, rebeliones, lucha y cimarronajes son también la Historia de este Mundo.
JCL: En gran parte de tu obra los cuerpos, así como sus dinámicas y políticas, son centrales. ¿Por qué esa urgencia de narrar los cuerpos?
MSF: Soy mujer y negra y por lo tanto sé que el poder opera a través del control de cuerpos y recursos. Nadie me lo tiene que explicar. Soy descendiente de personas que fueron raptadas de sus lugares de origen y vendidas como mercancía. También me considero de un género que fue definido por su capacidad de venderse a uno o a muchos clientes, de producir mano de obra barata o vástagos para la perpetuación de clanes, reinos o de linajes. Y soy de una nación que pasó a ser posesión de otra nación, cuya historia está totalmente ligada al desplazamiento, esterilización forzada, pobreza racializada y al control de cuerpos para poder expropiar tierras, recursos y accesos a la producción de tecnologías y conocimientos. De ahí mi urgencia de narrar los cuerpos.
JCL: Has organizado festivales literarios, creado programas universitarios, colaborado en el desarrollo de leyes, talleres de escritura, publicado libros de ensayos, narrativa y poesía. ¿Qué podemos esperar de ti en el futuro?
MSF: Quiero escribir más ensayos, de eso estoy segura. Me gustaría publicar una novela que ya terminé gracias a la Bellagio Residency de la Rockefeller Foundation. Y creo que al fin aprendí a escribir guiones para documentales. Por ahí van los futuros tiros. Pero, especialmente, quiero seguir apoyando a que otros escritores y escritoras escriban libros profundos y luminosos. Sobre todo, me gustaría apoyar la producción de libros de todos los géneros que trabajen temas antirracistas y de afirmación de la afrodescendencia en el Caribe y Latinoamérica. Que el mundo se llene de escritores y escritoras negros, jinchos, jabaos, pardos, mulatos, cholos, afroindígenas, generodisidentes, antirracistas de todos los colores y procedencias. Que otras historias sean contadas, leídas y valoradas. Sueño con eso. Es otro de mis grandes empeños.