Difícil, hermética y frágil, inhabilitada para la vida pública, escritora secreta y famosa al mismo tiempo, original hasta lo inalcanzable, Clarice Lispector sigue brillando en el firmamento donde la obra de ciertos escritores y escritoras no pierden con el tiempo ni actualidad ni poder. Al contrario, su obra literaria regresa como un legado difícil, pero de inevitable actualidad. Brasileña de tomo y lomo; nacida, sin embargo, en Ucrania, judía y latinoamericana, Lispector es ese sol que brilla en portugués, pero llega a nuestros países para fecundar las semillas de múltiples escrituras en español. En este número de LALT cuatro escritoras escriben y describen su relación vital y literaria con Clarice Lispector. Se trata de la peruana Katya Adaui, la venezolana Victoria de Stefano, la mexicana Sylvia Georgina Estrada y la argentina Fernanda García Lao. Con este dossier de portada no regresamos solo a una escritora excepcional, también nos encontramos con la literatura brasileña, la cual cada vez tiene más presencia en LALT a pesar de las innumerables barreras lingüísticas y culturales que nos separan injustificadamente de ella.
Otro escritor que viene destacado en la serie Neustadt es el colombiano Álvaro Mutis. Desaparecido en 2013, Mutis es uno de los grandes prosistas que ha dado Colombia y la literatura latinoamericana. En este dossier Carlos Torres, Mario Barrero y Zulfikar Ghose recuerdan algunos aspectos de ese escritor, quien nos regaló a uno de los personajes más entrañables de nuestras letras: Maqroll, el Gaviero. Mi generación fue hija de Los elementos del desastre y viajó por los lugares más perdidos de estas tierras junto a ese vagabundo maravilloso de Maqroll que reivindicaba en cada novela, en cada poema, el derecho a viajar, a recordar y a sentir esa melancolía de los perdedores que agonizan en oscuras habitaciones en un pueblo perdido en medio de la selva. El Gaviero fue la utopía imposible, el buscador de la mina de oro que no existía, del negocio perfecto cuyo fracaso era inevitable desde siempre. Mutis, en un hermoso poema titulado “Los trabajos perdidos”, nos recuerda lo que jamás debemos olvidar: “De nada vale que el poeta lo diga… el poema está hecho desde siempre. Viento solitario. Garra disecada y quebradiza de un ave poderosa y tranquila, vieja en edad y valerosa en su trance”.
La universidad —¿la de antes, quizás?— está presente en este número a través de un dossier dedicado a la Cátedra de Literatura Venezolana Ramos Sucre, en honor —y no es redundante recordarlo— al escritor venezolano José Antonio Ramos Sucre. Esta cátedra, que ha sido una suerte de ágora moderna, fue fundada en 1993 en la Universidad de Salamanca y ha promovido la literatura venezolana en y desde España. Iniciativa única y poco conocida que LALT ha querido recordar en este número con los testimonios de María José Bruña, Gustavo Guerrero, Ioannis Ramos y José Balza. Es un ejercicio de memoria, rescate e indudable actualidad.
Otra iniciativa que destacamos en este número es un dossier dedicado a los programas de Escritura Creativa en América organizado por nuestros amigos y corresponsales de LALT en Colombia, los escritores Óscar Campo y Alejandra Jaramillo. Se trata de una primera entrega, en ésta participan Ana Merino de la Universidad de Iowa, Isaías Peña de la Universidad Central (Bogotá) y José de Piérola de la Universidad de Texas en El Paso. Esos programas —aun incipientes en la América inglesa— son cada vez más comunes en América Latina y atraen a docenas de escritores incipientes que buscan una manera de formarse, de ser guiados, de estar en un espacio donde la literatura sea una obsesión permanente. Yo diría que los programas de escritura son espacios únicos (extraños, si se quiere en una universidad), donde los escritores en ciernes suelen tropezarse con muchas cosas: libros, conversaciones, escritores, ideas, amigos. Caminar y tropezar parece ser lo propio cuando se escribe. Todo puede ser una sorpresa. A veces para escribir hay que darse de narices con el suelo pues lo que se andaba buscando tenía el tamaño de una hormiga y no de una montaña.
Tres adelantos de tres importantes escritores latinoamericanos vienen en este número. La traducción no se hace esperar en este caso y en este nuevo número de LALT viene con Fabio Morábito en traducción de Curtis Bauer, Claudia Piñeiro en traducción de Frances Riddle y Sergio Pitol en traducción de George Henson. Nombres que inevitablemente nos hacen reflexionar en la traducción como un ejercicio de simpatía por otra lengua, como lo ha señalado la investigadora argentina, Violeta Percia; práctica donde se renuevan no solo las palabras de la tribu, sino “la tribu en las palabras de una lengua a otra”. La traducción es —y LALT lo tiene muy claro— “un deseo de lectura, de acceso al pensamiento, como un pensar con”, como afirma Percia. Y yo agregaría, una manera de renovar esa tribu de palabras que una vez traducidas parecen otras, nuevas, brillantes, recién inventadas.
Termino esta nota destacando nuestra sección de literatura indígena que no cesa de incorporar nuevos colaboradores. Esta vez incluso nos hemos expandido para incluir en la sección de entrevistas la realizada a la poeta de Chiapas, Juana Peñate Montejo (publicada anteriormente como Juana Karen). La entrevista fue conducida por Carol Rose Little y Charlotte M. Friedman quienes, además, tradujeron varios de los poemas directamente del ch’ol al inglés. Al mismo tiempo, los lectores de LALT encontrarán trabajos de la poeta mapuche-huiliche Roxana Miranda Rupailaf, la escritora wayuu Estercilia Simanca y los cuentistas quechuahablantes Yovana Gabriel y Ramiro Vega.
Hay, por supuesto, mucho más en este nuevo número de Latin American Literature Today. Esperamos que nuestros lectores encuentren en ese espejo laberíntico que llamamos literatura alguna sorpresa, alguna luz, alguna voz en medio de la pandemia.
Marcelo Rioseco
Editor General, Latin American Literature Today