Coahuila: Bitácora de Vuelos Ediciones. 2021. 63 páginas.
Alma Karla Sandoval es una poeta, narradora y periodista mexicana nacida en 1975. Su obra ha sido traducida a diversos idiomas y galardonada con múltiples reconocimientos, entre los que se encuentran el Premio Ignacio Manuel Altamirano en 2013 y el Premio Dolores Castro de Narrativa en 2015.
A manera de tríptico, el libro Algo roto, algo quemado y algo negro. Antología improbable se compone de tres secciones que, de manera independiente, nos presentan diversas perspectivas del quehacer poético y del estar en el mundo y que, a su vez, también forman un conjunto representativo de la obra y el estilo literario de la autora.
La primera sección, “Se rompe”, da a los lectores las claves para interpretar el universo poético de Sandoval. En estos textos se perfila, por ejemplo, la naturaleza de la voz que enuncia los poemas así como los fragmentos de una historia construida en la vigilia. Nos encontramos frente a una voz apasionada y puntual, la cual por momentos se observa en retrospectiva con una mirada certera que reconstruye el pasado y que, desde el horror a veces, o desde lo incierto y con una clarividencia abrumadora, nombra el presente y marca las pautas de su propio destino. Esta especie de autorretrato a través del tiempo, se acompaña también por poemas en donde se explica la función de la poesía y su naturaleza siempre intangible pero atada irremediablemente al origen de la voz. Encontramos, entonces, a la poesía representada en sus facetas más etéreas pero también en las más concretas y mundanas.
En la segunda sección, “Se incendia”, el campo semántico de los poemas, casi bélico por momentos, nos transporta hacia un territorio incendiado, a veces calcinado ya después de la batalla. Si la sección anterior era un retrato a lo largo del tiempo, aquí nos encontramos en un espacio donde el tiempo ya no importa porque el fuego lo atraviesa todo. El mundo ya es otro, y la voz que enuncia, nómada ahora, parece haberlo mirado en su totalidad. Desde ese desencanto nombra y mira la belleza en lo quemado, sabe que es ahí donde tal vez podría florecer algo. Estos poemas parecen brillar cuando se leen.
La sección final, “Rojinegros”, inicia con dos textos, uno sobre el rojo y otro sobre el negro, en donde se despliega una enumeración-collage de referentes visuales y conceptuales sobre ambos colores. En la elección de los elementos de estos poemas podemos ver reflejadas muchas de las obsesiones de la autora. Ésta es, probablemente, la sección del libro más visual de todas, y eso tomando en cuenta que nos encontramos frente a un libro que línea con línea evoca imágenes y colores diversos. Hay aquí un énfasis particular en el negro y en todas sus posibilidades, desde la noche hasta el cabello azabache; pero, como el título lo dice, no es solo negro sino que tiene matices y, dependiendo de dónde se mire, podemos descubrir una insospechada iridiscencia.
Algo roto, algo quemado y algo negro es una antología fiel al recorrido poético de la autora y representativa de sus búsquedas más entrañables, de las inquietudes que la han acompañado a lo largo de su proceso de escritura y de sus hallazgos más interesantes. Sandoval no sólo moldea el lenguaje para retratar el mundo que mira, sino que se sumerge en él para desentrañar sus misterios, lo cuestiona y finalmente lo hace suyo.