El hecho de que Latin American Literature Today se publique de manera enteramente bilingüe (¡y a veces hasta trilingüe!) acaso sea la característica más ambiciosa de la revista. Tenemos que agradecerle a Marcelo Rioseco, nuestro Editor General, esa visión que ha permitido que la revista crezca casi como tres revistas en una. Tengo amigos en América Latina que leen cada número íntegro en español, mientras que en los Estados Unidos, nuestros textos circulan en gran medida en inglés y, en muchos casos, la revista se lee entre idiomas, saltando de uno al otro, en traducción. Un botoncito verde en la esquina superior derecha de la revista cambia el idioma del sitio web del inglés al español y viceversa, como por arte de magia. Pero, por supuesto, lejos está de ser así.
En los últimos cinco años, hemos tenido el honor de trabajar con un grupo en constante crecimiento de traductores de todo el mundo que nos ayudan traduciendo entrevistas, artículos, reseñas y más. Algunos de los traductores más reconocidos de literatura latinoamericana contemporánea han colaborado con nosotros, no solo con traducciones sino también con aportes sobre la práctica de la traducción en entrevistas y ensayos. Nuestros lectores ya reconocen sus nombres—un detalle para nada menor si consideramos la invisibilización aún persistente de los traductores literarios—y a través de su trabajo han podido acceder a la producción cultural de todo un continente. Otros traductores que han publicado con nosotros todavía están en proceso de hacerse de un nombre en la industria, y nos orgullece mucho poder ayudarlos con esto. Mientras que Latinoamérica y Europa tienen largas tradiciones de estudios de traducción en el ámbito académico, en los Estados Unidos hay tan solo un puñado de traductorados. En este sentido, Latin American Literature Today funciona como una especie de revista-escuela, en la que los educadores pueden encontrar una gran variedad de materiales para incorporar la traducción en sus cursos de idioma, literatura y cultura, y en la que los estudiantes pueden aprender a traducir traduciendo. Para nuestro quinto aniversario, me gustaría reconocer y agradecer el trabajo de todos los estudiantes traductores que colaboran con nosotros en cada número. Por supuesto, esto tampoco es magia.
Dos miembros de nuestro equipo han sido fundamentales en establecer esta relación tan productiva con estudiantes desde el comienzo. Nuestro secretario de redacción, Arthur Dixon, de hecho, fue uno de los co-fundadores de la revista junto a colegas en la Universidad de Oklahoma cuando todavía era un estudiante subgraduado: “LALT me brindó la oportunidad extraordinaria de aprender sobre el arte de traducir traduciendo no solo uno sino varios grandes escritores, escritores con los que jamás hubiera podido trabajar de no ser por la revista.” Desde su incorporación al equipo, Arthur se ha convertido en nuestro traductor principal, ha publicado varias de sus traducciones y hoy por hoy trabaja como intérprete. Por su parte, George Henson, a quien no hace falta presentar ya que es un traductor reconocido de literatura latinoamericana contemporánea, fue el primer editor de traducción de LALT. Después de irse de la Universidad de Oklahoma para enseñar traducción en el Instituto Middlebury en Monterey, ha trabajado incansablemente con sus estudiantes, que están en el proceso de formarse como traductores profesionales. Para George, trabajar con sus estudiantes haciendo traducciones para la revista era “obvio”: “No solo obtienen experiencia en el mundo real, sino que además tienen el beneficio agregado de poder ver sus traducciones publicadas.”
Michelle Mirabella, una estudiante de George, se ha referido a LALT como un punto de encuentro para autores, traductores y lectores en las Américas: “LALT no solo me ha dado la oportunidad de publicar varias de mis traducciones sino que además ha sido un recurso increíble para mí a medida que continúo formándome como traductora literaria emergente del español.” Para Alex Halatsis, al igual que para muchos estudiantes, pensar en publicar textos literarios en una revista no era más que una meta lejana. Sin embargo, a partir de nuestra colaboración sostenida con el Instituto de Estudios Internacionales de Middlebury, tuvo la oportunidad de traducir una reseña para la revista en su primer semestre, bajo la supervisión del Prof. Henson. Luego, tradujo otra reseña más, y fue ahí que un autor se puso en contacto con él para charlar sobre la posibilidad de que tradujera su ópera prima. El libro ahora busca editorial y nos alegró mucho poder apoyar esta colaboración publicando un fragmento de la traducción, junto con una nota del traductor de Alex en nuestro número anterior. “Esta experiencia me enseñó que publicar tus primeros textos puede abrirte puertas a lo que vendrá,” dijo.
En Latin American Literature Today, nos encantan esas conexiones entre autores, lectores y traductores que se han dado gracias a la revista. Por suerte, ¡nos sobran los ejemplos! Yanna Glaspy, una estudiante de Lake Forest College, donde yo enseño, tomó mi taller de traducción literaria el semestre pasado. En este curso, tradujimos de manera colaborativa a la poeta argentina Gabriela Clara Pignataro, cuyos poemas fueron publicados en traducción al inglés en nuestro número 18. Después de conocer a la autora en la lectura bilingüe que grabamos, Yanna ha continuado su relación laboral con la autora y ambas están trabajando en la traducción de Tundra, la colección de poemas completa. Yanna está también haciendo una especialización en educación y es muy consciente de la combinación productiva entre la lectura y la escritura que puede brindar la traducción dentro del aula. Ella ha dicho que “como futura maestra, la traducción es perfecta porque da a conocer nuevos autores cuyos textos podría incorporar en mis clases.”
Katie Brown, que enseña en la Universidad de Exeter, en efecto ha estado utilizando la revista como recurso pedagógico: “Les recomiendo a mis estudiantes en todos los niveles, desde el primer año hasta la maestría, que lean los artículos y los cuentos que salen en LALT tanto en español como en inglés para que vean cómo los traductores encaran distintos tipos de desafíos de traducción.” Para sus estudiantes que quieren convertirse en traductores, poder publicar en la revista les ha dado la oportunidad vital de desarrollar sus porfolios profesionales. Libby Jones, una de las estudiantes de Katie que ha publicado con nosotros al poco tiempo de graduarse, ha dicho: “Es una oportunidad fantástica poder poner en práctica las herramientas que hemos aprendido y que nuestro trabajo sea reconocido. Es genial tener un lugar que apoye eso.” Katie Brown también es miembro del colectivo de traductoras Colaboratorio Ávila, conformado por Raquel Rivas Rojas, María Gracia Pardo, and Claudia Cavallin. Nuestra ex coordinadora de medios y colaboradora desde el principio, Claudia también empezó su carrera de traducción en la revista. Para ella, el ejercicio de la traducción se ha vuelto una parte importante de su vida a nivel personal, después de una enfermedad severa: “Por cuestiones de salud, perdí parte de mi lóbulo temporal, que se relaciona justamente con el lenguaje. Traducir desde entonces ha sido fundamental para preservar mi capacidad para pensar y escribir.” Con un ejemplo de traducción grupal, el Colaboratorio Álvila no solo es un grupo de traductoras que comparte el placer de transferir la escritura de un idioma a otro sino un “mundo colaborativo donde nuestras experiencias como venezolanas de nacimiento (o de corazón, en el caso de Katie) nos unen en la selección de cada palabra y mensaje que expresamos, somos un puente entre escritores y lectores,” dijo Claudia, que se encuentra impartiendo clases en la Universidad Estatal de Oklahoma.
Olivia Lott, una estudiante doctoral en la Universidad de Washington en St. Louis, también encontró provechosa la colaboración con LALT para su trabajo académico. Para nuestro número 16, tuvo la oportunidad de publicar un texto breve sobre la revista mexicana El Corno Emplumado / The Plumed Horn. El ensayo es un fragmento de divulgación de un capítulo de su tesis doctoral, y la plataforma le permitió presentar su investigación a una audiencia más amplia. Dos interesantes conexiones surgieron de este trabajo: gracias al texto pudo compartir sus ideas con Margaret Randall, la co-fundadora de El Corno Emplumado, quien ahora planea incluir el ensayo en Open Door Archive (que tiene los archivos electrónicos de la revista) y, debido a nuestro formato bilingüe, Olivia pudo verse también en traducción. Dijo: “como traductora literaria, y como alguien que ha escrito académicamente en inglés y en español, fue un placer que me tradujeran por primera vez. Aprecio mucho la excelente versión de Caro Friszman de mi ensayo en español, me encantó la experiencia de que otra escritora extendiera mis palabras a otra lengua.”
En los cortos cinco años de existencia de Latin American Literature Today, nos consideramos afortunados de haber trabajado y colaborado con tantos increíbles estudiantes traductores. Ellos hacen la revista: un espacio para la traducción, en y sobre traducción. Comparto el sentimiento de Arthur Dixon cuando dice que “Me llena el alma saber que LALT se ha convertido en un punto de referencia internacional para la literatura latinoamericana en traducción, un foro donde los traductores de todo el mundo pueden compartir su trabajo. No podría haberme imaginado una forma mejor de crecer como traductor, y me alegra y enorgullece ver cómo LALT ayuda a otros jóvenes traductores a dar sus primeros pasos en esta carrera.” Ha sido un honor absoluto para mí ser parte de este equipo, desde la publicación de una entrevista con un traductor en el primer número de la revista hasta convertirme en editora de traducción en 2019. ¡Por muchos años más de traducciones!
Denise Kripper
Editora de Traducciones, LALT
Chicago, Illinois