si hicieras un mapa de mi cuerpo
encontrarías rastros de aquel estallido
donde mueren dinosaurios
donde agonizan los seres que no me amaron
mira si es larga la fila de gente
que no daría la vida por ti
a diferencia de tu madre
que en realidad no tuvo más opción que abrirse de par en par
y escupirte
sobre el suelo y sus fósiles
como hacían las mujeres en 1987 cuando todavía
nadie exhibía sus trapos sucios
en forma de hashtags
de ahora en adelante seré teleológica
acotaré que todos estos poemas
hablan de ella
la muy insufrible que ni hablar bien sabe
seguro diría que este poema es cizañero
que mejor me siente y me sirva un pedazo de torta
*
me estorba un pronóstico tenebroso
el demonio tiene la lengua larga
grita más que una multitud de pericos
navegando la tarde
hay que prestarles atención a las primeras ruinas
hay que negociar las estrellas
porque uno es su tribu y su perro muerto
nos tenemos que lavar
eso nos diferencia de los ángeles
*
Imagino un ataúd con huesos sueltos, un alboroto de tiros y caña en los funerales de un delincuente. La literatura es un muerto esplendoroso haciendo bulla en tu resquicio pudendo, agitando cadenas desde la culpa o el rencor. Desde la felicidad, también. ¿A ustedes no les pasa que se despiertan a mitad de la noche y no entienden cómo es posible que tengamos una voz por dentro todo el tiempo?
Poseer algo vivo, dialogante o amordazado, memorioso y profeta, es una concesión evolutiva que todavía me asombra. Es la distancia entre el nacimiento de una estrella y un cuento de ultratumba.
Del libro Cosmonauta. Caracas: Fundación La Poeteca, 2020.