En abril de 2022, mi amigo J. Preston Witt me invitó a entrevistar al escritor, artista y educador afro-panameño-estadounidense Darrel Alejandro Holnes como parte de un evento colaborativo de lectura y conversación presentado por Tulsa Artist Fellowship, donde Preston y yo estamos en residencia. Darrel es autor de los poemarios Stepmotherland (Notre Dame Press, 2022) y Migrant Psalms (Northwestern Press, 2021); también es dramaturgo, investigador, músico y profesor universitario en Nueva York. Conversamos por Zoom sobre su libro premiado Stepmotherland, tocando temas de etimología, écfrasis, las muchas facetas de la devoción y mucho más.
Arthur Malcolm Dixon: Estoy muy contento de poder conversar con Darrel Alejandro Holnes, autor de Stepmotherland, ganador del Premio de Poesía Andrés Montoya. Me impresionó el título del poemario porque recientemente trabajaba en una traducción del español al inglés que tenía que ver con el concepto de la familia política —madrastras, padrastros, hijastros, etcétera— y me intrigaba la dificultad de traducir estos términos del español al inglés. Cuéntanos, ¿cómo llegaste a este título? ¿Por qué Stepmotherland?
Darrel Alejandro Holnes: El título original del poemario fue Tierra madrastra. “Tierra madre” significa “motherland” en inglés, y “madrastra” significa “stepmother”. Tuve una conversación con un amigo sobre si quería o no ponerle un título en español a un libro de poemas escritos principalmente en inglés, en el cual el inglés tiene una presencia tan fuerte. Empecé a jugar con esta palabra, este concepto, y no pude encontrar una palabra en inglés que se adaptara al concepto, entonces inventé una palabra por mi cuenta. Stepmotherland es mi intento de hacer que este concepto, que encontré en el español, encaje en la lengua inglesa. En este proceso, encontré muchos paralelos con mi propio viaje hacia este país; ha sido un intento de hacer que esta versión afro-panameña del ser humano encaje en un contexto estadounidense que muchas veces no tiene espacio para una persona como yo. Quiero tener mi propio asiento en la mesa, como dicen, y para eso estoy dispuesto a construir mi propio asiento. Creo que el título tiene algo de magia; hace el trabajo de construir el asiento, y exige un lugar en la mesa. Veo el concepto de Stepmotherland como algo que aborda la realidad panamericana. Muchas personas en este continente no son originalmente de aquí. Su linaje las vincula con otros países de todo el mundo. Creo que el proyecto no sólo de Estados Unidos sino también de muchos países latinoamericanos se trata de un intento de crear algo nuevo con todos los fragmentos de culturas que han sido abandonadas, de alguna manera. El concepto de lo poscolonial en sí nos dice que las antiguas colonias han sido abandonadas, y ahora constituyen el “tercer mundo”. No se trata de un ranking: se trata de un “mundo viejo” y un “mundo nuevo”, el mundo de las colonias. De allí viene este supuesto “tercer mundo”, de allí viene el término. Creo que Stepmotherland es una idea que aborda la manera en que batallamos en este continente con nuestra herencia, nuestro legado, con una historia de despojo, de esclavitud, de genocidio y de colonización que se arraiga en la violencia y la supresión, pero una historia que, de igual manera, dio a luz a todo lo que somos. Esa batalla, esa tensión es algo que yo quería destacar con el título. La tensión atraviesa todo el libro.
AMD: Me parece un título muy adecuado. Me gustaría hablar más sobre la forma en que funciona el lenguaje en el libro, que me resulta muy interesante. Leyendo la colección como traductor pensé qué tan difícil sería traducir muchos de estos poemas, ya que el uso lúdico del lenguaje está tan integrado en los textos. Mi pregunta es, ¿te percibes a ti mismo como un poeta de lengua inglesa? ¿Piensas que se puede definir tu oficio en términos lingüísticos?
DAH: Cuando consideras la historia etimológica de la lengua inglesa, te das cuenta de que es un idioma de imperio y de comercio. Contiene palabras de origen alemán, de origen francés, de origen árabe que han llegado al idioma inglés. Yo pienso en el idioma que hablo como un idioma del nuevo siglo. Es un producto de una formación muy global, y de toda la geopolítica que me ha afectado como sujeto de la democracia capitalista y el “comercio libre”. Yo veo mi lenguaje como el lenguaje de mi experiencia. Muchas partes de esta experiencia están en español, muchas partes están en internet, muchas partes tienen sus raíces en la jerga pidgin. La mayoría de la jerga con la cual crecía en Panamá venía del lenguaje pidgin; importamos palabras del francés, por ejemplo, y las adaptamos a nuestra propia ortografía y pronunciación. Eso siempre me ha fascinado. Es como un código secreto, un código que entiendo porque yo existía en ese contexto, pero un código que también me hace sentir más extranjero cuando converso en inglés en Estados Unidos. Si uso cualquier tipo de jerga que tiene su origen fuera de este país, termino perdiendo la atención de algún miembro del público. Sin embargo, me he dado cuenta de que, en poesía, esto no es una pérdida sino una ganancia. Cuando el público te sigue a lo largo del poema, ellos terminan aprendiendo algo: aprenden un nuevo lenguaje, aprenden una nueva palabra, aprenden el código por sí mismos. He descubierto que la poesía es una manera de enseñar este código. Por lo tanto, mi conocimiento del código no me hace extranjero sino especial.
AMD: Me encanta cómo usas la jerga a lo largo del libro, y que no sucumbes a las divisiones binarias comúnmente aceptadas entre el inglés y el español, o entre diferentes variedades del español. Estás dispuesto a borrar estas divisiones.
DAH: Claro que sí. Es posible hacer más de lo que te dice la gente. Es verdad. Y cualquier obstáculo que ves es una oportunidad desperdiciada de conexión. No se deben perder esas oportunidades.
AMD: Hablando de cómo profundizar en las palabras y enfocarnos en el lenguaje, algunos de los poemas que más me gustan del poemario son los poemas en forma de definición, como “ba•by”. Mencionaste que no sueles leerlo en voz alta. ¿Por qué sucede esto?, ¿qué es lo que te atrae de los poemas en forma de definición?
DAH: Cuando escribía los poemas en forma de definición, estaba leyendo M-A-C-N-O-L-I-A de A. Van Jordan, y también Bird Eating Bird de Kristina Naca, dos poemarios que tienen mucho que ver con el lenguaje. M-A-C-N-O-L-I-A se centra en la primera estudiante afroamericana que ganó el Concurso de Deletreo Nacional de Estados Unidos —creo que en los años cuarenta o cincuenta— y le robaron la victoria, pues se negaron a entregarle el premio. El poemario aborda mucho el deletreo, las maneras en que aprendemos el lenguaje y su poder. Bird Eating Bird de Kristen Naca es sobre el hecho de aprender español. De estos poemarios, aprendí cómo se puede usar el estudio de un idioma para contar una historia. Tenía historias que quería compartir, pero sentía que necesitaban un vocabulario particular, y si podía encontrar ese vocabulario, entonces podría contar las historias. Entonces armé una lista de palabras clave, casi como palabras mágicas que abrían mi capacidad de contar la historia. “Baby” fue una de estas palabras.
AMD: Muchas veces hablamos de la poesía como una cuestión de nombrar las cosas, o de definirlas. Eso es lo que me atrae de estos poemas, que la definición misma sea lo que constituye el poema. Otra cosa que me llamó la atención a lo largo del poemario son los poemas ecfrásticos. ¿Qué es lo que te atrae de la escritura ecfrástica, y particularmente del imaginario religioso que aparece en algunos de tus poemas ecfrásticos?
DAH: Pienso en todos mis amigos que son católicos fallidos, o ex católicos, o católicos en recuperación: toda una variedad. Muchos de nosotros seguimos siendo acechados por la iconografía. Se te graba en la memoria de alguna manera, incluso si ya no eres creyente o si llegas al punto de renunciar a tu fe. Si creciste en esa cultura creo que hay algo muy poderoso en ese imaginario, muy conmovedor. Para mí es algo muy global. Estuve en Bulgaria, viendo iglesias ortodoxas por todos lados, y reconocí mucha iconografía. Me pasó lo mismo en Kenia, y por supuesto en Panamá también. Entonces se trata de una manera de hablar un lenguaje global, trabajando con íconos que son ubicuos en varias culturas, pero siguen siendo únicos. Como persona afrodescendiente, siempre me ha fascinado la cultura de la Virgen Negra. También hay pinturas en las cuales, con el tiempo, el color de la piel de las figuras se ha vuelto negro. Estas figuras a veces son veneradas por la comunidad local. Esto me resulta muy interesante, sobre todo en un país como Bulgaria en donde la población afrodescendiente es tan pequeña, y en donde, por consiguiente, hay mucho racismo. Yo experimenté microagresiones en una pequeña aldea búlgara donde la gente también venera a la Virgen Negra. Eso me resulta intrigante. Me hace pensar en lo que veneramos y por qué. Una gran parte del poemario tiene que ver con la veneración: las maneras en que veneramos a la familia, al estado, al sexo; las maneras en que nos veneramos unos a otros. Pienso que una gran parte de estar enamorado se trata de la devoción, y muchas pinturas y esculturas renacentistas tienen que ver con la devoción también. Esta devoción incluye a los que rezan en la iglesia del arte y la historia del arte. Me sentí tan conmovido cuando vi la Pietà de Miguel Ángel porque uno ve su propia historia en la obra de arte. Cuando contemplé la Pietà, también pude ver mis propias experiencias y las experiencias de mi comunidad en la narrativa representada por la iconografía. Es un sitio de investigación, es otra manera de hacer preguntas a través de la interacción con el arte.
AMD: A través de poemas ecfrásticos como los tuyos, el arte canónico —y no puede ser más canónico que el arte de Miguel Ángel— se vuelve manipulable, casi personalizable. En tu poema sobre la Pietà, es como si pintaras la escultura con colores diferentes, no como algo puro, vacío y blanco sino como algo nuevo. También me recordó a la idea equivocada de que la escultura griega clásica era puramente blanca, cuando realmente nunca fue así. Indagas en la dinámica de poder entre el arte canónico y el arte no-canónico —si es que existe tal división— en tus poemas.
DAH: Al hacerlo, también elevo otras historias. Lo que más me fascina de la Biblia es que la mayoría de la gente no son reyes y reinas; entonces, ¿qué significa contar sus historias de una forma ejemplar, ponerlos en un pedestal, como dicen? ¿Cómo venerarlos? También me interesa la veneración de la figura de la madre, que llega al cristianismo y específicamente al catolicismo a través los cultos dedicados a la veneración de la madre del Mediterráneo, tanto como la Europa Occidental y las tierras que ahora conocemos como Italia. Creciendo en Panamá, el Día de la Madre es el día de más ventas de todo el año. Se compra más para el Día de la Madre que para la Navidad o cualquier otro día festivo, porque Panamá es un país en donde —a veces— se venera a la mujer, y en donde se venera sobre todo la maternidad. Siento que mi relación con mi madre es profundamente cultural. Si escribo sobre ella, escribo sobre mi cultura, y si escribo sobre mi cultura, escribo sobre mi madre. Me emocionan las oportunidades que emergen de estos poemas ecfrásticos.
AMD: Una pregunta final sobre el origen de las inspiraciones detrás de este poemario. Tengo la idea de que son bastante diversas y amplias; aquí hay algunos poemas muy históricos, otros que claramente se inspiran en alguna experiencia personal o en otras obras de arte. ¿Hasta qué punto te percibes a ti mismo como investigador, como una persona que deliberadamente busca preguntas o temas sobre los cuales escribir? ¿Hasta qué punto te llegan orgánicamente estas preguntas o temas a través de lo que observas?
DAH: Creo que se trata de las dos cosas a la vez. Mi proceso de investigación es muy orgánico porque normalmente investigo fuera de cualquier proyecto en particular. Investigo porque soy curioso y quiero saber. Pienso en mí mismo como un aprendiz de toda la vida; soy estudiante del mundo y de la experiencia. Es por eso que me encanta viajar y probar cosas nuevas. Muchos poemas de este libro emergen de preguntas. Las preguntas dan lugar a experiencias, y las experiencias inspiran los poemas. Si yo no alimentara mi curiosidad, si la desestimara, si fuera muy estricto en mi relación con el conocimiento, no tendría ningún alma creativa. La curiosidad que tienen todos los niños está en el corazón del espíritu creativo de cualquier artista. Por lo tanto, no hay que madurar muy rápido. No hay que madurar y punto, realmente. He podido perfeccionar mis destrezas como investigador porque he trabajado con etnógrafos y antropólogos quienes me capacitaron para conducir historia orales, y para preparar estudios históricos y literarios que dieron lugar a obras de teatro etnográficas, basadas en la investigación. Una vez que sepas andar en bicicleta, nunca se te olvida. Una vez que sepas buscar las respuestas de tus preguntas, nunca dejas de buscar más información. Constantemente intento aprender más sobre el mundo, sobre mí mismo, sobre la comunidad, la cultura, la historia. Esa misma investigación es lo que dio lugar a este libro. Y espero seguir investigando. Creo que los poemas vendrán.