Hablar de literatura infantil colombiana contemporánea resulta apasionante. El panorama es diverso y arriesgado, de una alta calidad literaria y manufactura editorial, principalmente con publicaciones de autorxs locales. Y en gran medida esa riqueza se debe a la apuesta editorial por un género puntual: el libro-álbum. Rastreando el panorama actual, las editoriales independientes apuestan fuertemente por libros ilustrados, cómic, novela gráfica, fanzine y libros-álbum. Formas literarias con las que se han hecho un lugar en el ecosistema editorial, su intrepidez y rebeldía han sido muy bien recibidas por el público lector que es creciente y se ha consolidado en el tiempo a través de un entramado cultural y social; ecosistema de editoriales independientes, promoción de lectura, políticas públicas y plataformas digitales. Todos estos elementos se relacionan e influyen entre sí, por eso son un entramado, son interdependientes y su unión constituye la estructura que soporta el auge actual del libro-álbum en Colombia.
En este artículo solo abordáremos el ecosistema editorial y analizáremos algunos de los libros-álbum publicados en los últimos años. Antes, es necesario volver sobre ciertas definiciones del género. Varios estudios definen el libro-álbum como un producto editorial posmoderno, que surgió gracias a la profesionalización de la industria editorial:
La diversidad de formatos, papeles, técnicas y acabados involucra una serie de decisiones. El libro-álbum es un genuino producto editorial, ya que cada propuesta es el resultado de una cadena de decisiones importantes que disponen una serie de significantes para que un lector pueda construir significados1.
El libro-álbum es uno de los géneros con mayor variedad de formas, dimensiones, papeles, texturas, cortes de papel y técnicas de impresión. El encuentro y, sobre todo, el juego entre estos elementos formales, más el texto y las ilustraciones, forman un libro-álbum. La creación de un libro-álbum es el resultado de una cadena de decisiones editoriales, en las que participan las distintas partes: “[…] algunos lo definimos como un género editorial, producto del trabajo conjunto entre un autor, ilustrador, diseñador y editor, en el que cada uno debe aportar lo mejor de lo suyo para que brille el conjunto, pero sobre todo para darle un espacio al lector”2.
Tumaco,
Bogotá, Rey Naranjo, 2014
Cómbita,
Bogotá, Rey Naranjo, 2019
Cazucá,
Bogotá, Rey Naranjo, 2018
Ambas definiciones finalizan aludiendo a lxs lectorxs, porque son ellxs quienes dotan de sentido, interpretan o simplemente habitan el libro-álbum que ha sido creado a varias manos. El verdadero libro-álbum es arte, una expresión artística que origina una experiencia estética y literaria por medio de un lenguaje propio a través de las palabras, las imágenes y el diseño. Verdadero no por un esencialismo mezquino sino en contraposición a cierta fórmula del libro-álbum que han reproducido las grandes editoriales.
El libro-álbum es inherentemente un género híbrido en donde convergen distintos lenguajes artísticos: literatura, dibujo, pintura, cine, diseño, teatro y música. Es un artefacto narrativo polifónico. Nada es azaroso en un auténtico álbum, todas sus partes tienen un potencial narrativo, el tamaño, la encuadernación, la textura de las páginas, las guardas, la portada y la contraportada. Estas son las decisiones que toma el equipo creativo, aquellas que materializan el objeto artístico. Otros estudios definen el género desde su plasticidad, como soporte material que es intervenido.
El álbum es un soporte de expresión cuya unidad primordial es la doble página, sobre la que se inscriben, de manera interactiva, imágenes y texto, y que siguen una concatenación articulada de página a página. La gran diversidad de sus relaciones deriva de su modo de organizar libremente texto, imagen y soporte3.
La plasticidad del libro-álbum permite la experimentación estética y literaria, es el género de la literatura infantil más elástico y flexible, un terreno propicio para jugar, proponer, ensayar y arriesgar, no solo para lxs creadores. En consecuencia, es un ejercicio de experimentación para sus lectorxs, una ruptura en su forma tradicional de lectura. Esto hace que cada libro-álbum sea una obra de arte con un lenguaje propio que se construye en sí misma, en su transcurrir página a página; que se transforma en el tiempo, en el contexto y con la recepción de lxs lectorxs.
Ecosistema de editoriales independientes
En los últimos diez años han surgido varias editoriales independientes, la tecnología digital, los programas académicos en edición. La juntanza y el paulatino apoyo estatal han permitido cierta democratización de la edición y ha abierto campo a nuevos proyectos editoriales. La consolidación de un ecosistema editorial independiente ha diversificado la producción de libros en el país. Publicaciones de una alta calidad literaria con temáticas propias de nuestra sociedad, historia, cultura y política, creadas por autorxs locales. Además, con tecnificación de la manufactura, el libro como objeto ha adquirido un valor agregado, el soporte también narra y lxs editorxs trabajan por hacer de los detalles materiales una impronta de su sello.
Las editoriales independientes han apostado por el arte, por la edición concienzuda y crítica, la manufactura lenta y cuidadosa de los libros-álbum. Se juegan por una libertad creativa y experimental que escapa a la ruleta rusa de los best-seller. Las editoriales independientes han encontrado en el libro-álbum una libertad editorial excepcional. Las principales son: Albaricoque Libros, Ama Lita Books, Babel, Cataplum, Click+Clack, El Salmón Editores, GatoMalo, La Jaula, La Madriguera del Conejo, Lazo, Luabooks, Milserifas, Monigote, Rey Naranjo, SM (editorial que lamentablemente en el 2022 cerró sus puertas en Colombia), Siete Gatos y Tragaluz.
Algunas editoriales se han perfeccionado más que otras; cada caso es particular, así como no hay fórmulas para los libros-álbum, tampoco las hay para las editoriales que los publican. Cada una tiene su identidad en cuanto a forma, contenido y espíritu, es decir, son coherentes con los libros que editan –una coherencia incluso política–. Han trazado líneas editoriales que son reconocibles para sus lectorxs y construyen todo un horizonte literario. También han cruzado fronteras entre géneros literarios, países y edades. Saltar la engañosa y mercantil frontera de la edad en el mundo editorial ha sido algo significativo. El libro-álbum ha alcanzado lectorxs de diversas edades y se ha librado de la idea de que es un género exclusivamente infantil. Más allá de la edad sugerida en una contraportada, los auténticos libros-álbum son arte:
lo relevante no es definir teóricamente la edad, sino señalar que es el lenguaje de los álbumes, la conjunción de imágenes y palabras, lo que moviliza emociones profundas que cimbran estructuras arcaicas en el interior de las personas. La evolución del género tiende a extenderlo a la población adulta4.
El poder de la infancia en los libros-álbum
Hoy nos encontramos ante una primacía del realismo en la literatura infantil. Lxs autorxs se inquietan por abordar temas propios al contexto histórico y social en el que se encuentran lxs lectorxs y estas problemáticas se representan de manera artística y crítica. Algunos de los temas principales en Colombia son el conflicto armado5, el maltrato y abandono infantil, la violencia intrafamiliar, el duelo, la discriminación, las rupturas de estereotipos de género, la ecología y el medioambiente, entre otros. El lenguaje del libro-álbum contempla la diversidad de las experiencias de la niñez fuera de los estereotipos. Esto ha significado una ruptura con la idealización de la infancia como un estado de inocencia y pureza, y la dependencia de un adulto para ayudar, proteger y educar. El libro-álbum ha sido clave en darle voz a los niños y niñas en la narración –no simplemente en los diálogos–. Los relatos son narrados desde su yo interior, en un ejercicio crítico y reflexivo del contexto que los rodea, de las problemáticas que les afectan directamente y a las que no son indiferentes, como muchas veces quieren creer los adultos. Lxs autorxs narran con sensibilidad otras infancias, más libres y rebeldes, con personajes infantiles poderosos, complejos, profundos y ambiguos. Protagonistas con el poder para destruir, pero también para crear e imaginar; con la fuerza para enfrentar el dolor y con la vulnerabilidad para sentirlo, con el coraje para cuestionar el mundo adulto y, sobre todo, con el poder de narrar.
El poder de la imaginación infantil se ha representado infinidad de veces en la literatura infantil. Este es un recurso inagotable de la narrativa para la resolución de conflictos, sin embargo, en el libro-álbum su abordaje es distinto. Me atrevo a decir que menos instrumental. La imaginación tiene cabida en el libro-álbum como un poder de la infancia que no necesita ser explicado ni justifica la historia, un estado permanente del ser niño y niña, una configuración y comprensión del mundo a la misma vez. En el libro-álbum Cristina juega (2021) la imaginación y el juego son el centro de la historia, el giro de tuerca en las ilustraciones nos hace cuestionar la narración de la protagonista, el juego cambia y la historia debe entenderse desde otra perspectiva que involucra activamente a lxs lectorxs. Así como en la infancia está el poder de imaginar y crear, por supuesto existe el poder de destruir, de arrasar con lo existente. Es inquietante un libro-álbum como El incendio (2008), una historia de transformación donde los protagonistas abandonan la infancia, la consumen con el fuego. El libro empieza y termina con un bosque en llamas, páginas completamente naranjas, el cerro en donde creció el grupo de amigos entre tardes de juegos y travesuras. Una tarde siguen el rastro de otros niños pero no los descubren. Sin saberlo, esa es la última tarde de su infancia.
También están lxs protagonistas que se enfrentan a adversidades, contextos hostiles y violentos que los perjudican; a pesar de ello tienen el poder para seguir adelante, hacer frente a la vida con coraje o cambiar la situación. Más allá de un “final feliz” –que realmente no es lo que suele suceder en los libro-álbum–, la narración tiene un aire esperanzador, que le da dignidad a sus personajes. Óscar Pantoja ha escrito una serie de relatos sobre niños y niñas que viven en regiones vulnerables del país en donde experimentan dificultades de primer orden en la vida cotidiana. El protagonista de Tumaco (2014) sueña con tener unos guayos para jugar fútbol, su papá trabaja arduamente como pescador para poder conseguirlos. En Cómbita (2019) una niña campesina sueña con montar bicicleta; lo intenta una y otra vez pero siempre se cae, hasta que un día debe enfrentar su temor para ayudar a su padre. Cazucá (2020) narra la historia de una niña que vive en un barrio muy pobre donde no hay agua, así que debe caminar largas distancias para trasladar agua en galones, pero regresar a casa cargando el agua no es nada fácil e incluso la derrama. Una particularidad de estos libros es que ninguno tiene textos, son libros-álbum silentes, que se narran de manera gráfica. Las ilustraciones de composición plana y minimalista con colores vibrantes conectan con el mundo de la infancia, unas secuencias de viñetas que como el cómic de manera acumulativa narran la historia. Otro libro-álbum silente es Antonia va al río (2019), la historia de una niña que pierde a su perrita Antonia cuando viaja con su familia del campo a la ciudad. Han salido desplazados de su hogar cargando sus pocas pertenencias y pidiendo ayuda en el camino, en ese irse de casa y aventurarse a una nueva vida se dejan atrás muchas cosas valiosas.
En la infancia habita el poder de la observación, el poder del asombro con las simples cosas; contemplar por horas el recorrido de las hormigas, ver caer las gotas de lluvia entre los charcos, escarbar bajo la tierra en busca de animales… y luego cuestionarse el porqué de todas esas cosas e intentar contarlo, narrar la experiencia vital. ¡Ugh! Un relato del pleistoceno (2022) cuenta el origen de las historias. Una tribu de cavernícolas emprende viaje en busca de refugio para invernar. En el camino se encuentran con amenazas que atentan contra su vida y poco a poco la tribu va menguando. La protagonista es una pequeña que observa cuidadosamente su alrededor, los animales, huellas en el camino, el río, la nieve que cae; siempre está atenta leyendo el mundo. Cuando finalmente llegan a la cueva, ella hace marcas indelebles en la piedra, narra lo que vivieron. Aquellas pinturas rupestres en la cueva fueron el origen de las historias. Las ilustraciones de grafito a blanco y negro son imponentes, nos enfrenta a la inmensidad del mundo hostil del pleistoceno. La tribu se ve a penas diminuta, tan frágil y vulnerable, pero poderosa a la vez.
Otras editoriales como Monigote, Lazo Libros, Click+Clack y Ama Lita Books, tienen un enfoque ecológico y patrimonial que aboga por la protección de nuestro territorio y cultura. El libro-álbum Río de colores (2020) narra la historia de una familia de osos de anteojos que ha sido retirada de su hogar natural, el páramo, y se ha desplazado a la ciudad. La historia nos habla de un problema político y ambiental de fondo, sobre la migración de las especies naturales. Lo hace de una forma literaria que provoca intriga y risas en los lectores más jóvenes. El vuelo de las jorobadas (2020) es un libro informativo sobre el viaje que hacen todos los años las ballenas jorobadas desde la Antártida hasta al Pacífico colombiano. Ambos libros son un viaje por el territorio colombiano para conocer su riqueza y protegerla. El trabajo de ilustración es extraordinario, lxs artistas tienen un estilo muy propio que potencia la narración y la llena de capas de significado.
Es hoy el libro-álbum la expresión dominante en la literatura infantil colombiana, un campo fértil de creación y experimentación, un “documento social y cultural, histórico y, antes que nada, una experiencia para los niños”6 y todxs sus lectorxs de diferentes edades. ¿Es entonces la época dorada del libro-álbum en Colombia? No es fácil responder la pregunta. Lo cierto es que vivimos un auge del libro-álbum que se ha construido con la fuerza y sensibilidad creativa de lxs autorxs, la rebeldía de lxs editorxs independientes, el pulso de lxs promotorxs, bibliotecarixs, docentes y librerxs que comparten la literatura infantil en todo el territorio, y con el fervor de los niños, niñas y lectorxs que hemos encontrado en libro-álbum un lugar para habitar el mundo.