Por las astas
Como quien baila en una ciénaga
y no teme hundirse
hay quien dibuja un abismo
y no teme caerse
como sentir la vida una costura
en el cuerpo de la muerte
punto a punto saltarán los hilos
con el tiempo vendrá el diluvio
así esto, mientras tanto
pienso en alguien
una imagen persistente de la sangre
para asirme al día
como un toro a sus pasos
con un cuchillo y ojos cerrados
atravesando a cara sucia
la resolana voraz
de la noche de los poderosos
que comen a espaldas nuestras
el trigo aun no cosechado.
Semilla
Miren en el viento
la dirección en que flotan
las hojas
que llevan sus nombres
sin estar atentos
la ráfaga sacude, tormenta
entonces cometer la falta:
herida abierta en la frente
corazón
sangre que mira
descubre el designio
secreto del remolino
Un huracán, un aguacero
un temblor
tiempo que se ve a sí mismo
devorando el camino
hacha que afila los árboles
Madera lengua del mundo.
Higo y pan duro
La higuera de la calle San Blas
se eleva majestuosa
hasta otra ciudad
en sus raíces
crece crudo aloe vera
—robo un par—
la casa está en venta
las persianas cerradas
me parece justo delinquir
por algo que ayude
a cicatrizar
las marcas atrincheradas
que no se van
y resisten
a la subyugación química
de los fármacos
La piel reacciona
ante lo que no quiero ver
a veces los ojos
son un viejo cine
clausurado
La respuesta está en mí
Soy mi propia medicina
el vademécum reside
en lo profundo del corazón.