Bienvenido a esta casa
su casa,
aquí se respira el frío hiel
de ese aliento ausente.
Bienvenido a esta casa
de enojos y lágrimas,
bien pueda siéntese
donde sus pasos se agoten
donde su piel se seque.
la casa ha cambiado un poco
—usted perdone—
pero he evitado pintarla
para que las grietas del tiempo
le regalen un poco de ese matiz familiar.
Es la misma casa, no se asuste
esa misma, que construimos hace tiempo
esperando estar lo suficientemente solos
para habitar en ella.