Nos presentamos hablando sobre nuestras lecturas, del trabajo de don Miguel León-Portilla, de Carlos Lenkersdorf, de Alfredo López Austin, de Linda Tuhiwai Smith, de Carlos Montemayor, de Jacques Derrida y de Jean-Paul Sartre. En fin, planeamos un día sentarnos con calma para hablar en detalle de los investigadores y filósofos cuyos libros nos han formado. Así conocí al poeta, al filósofo: Hubert Matiúwàa. He aquí cómo compartimos la palabra.
Osiris Gómez: Con cada nuevo lector de tu poesía crece la seducción hacia tu cultura, es una necesidad de conocer el entorno del poeta, así la escritura se torna también en un acto de enseñanza. ¿Qué le ofrenda Xtámbaa a los hablantes de lengua Mè’phàà y qué reflexión nos ofrece a los que estamos conociendo esta cultura?
Hubert Matiúwàa: A través de la palabra se deja testimonio del tiempo en que nos tocó vivir, es una herramienta que siempre debe construir y reflejar el sentimiento de un territorio, entonces, escribir en lengua Mè’phàà es un acto de reivindicación política, para decir que, a pesar de todas las políticas hegemónicas de inclusión y de exterminio, nuestra cultura sigue viva, la escritura es el último aleteo para que una lengua vuele y sobreviva.
A nosotros no se nos enseña a reflexionar desde nuestra lengua y a veces la olvidamos cuando salimos a las ciudades. Estamos en peligro de desaparecer al igual que otras culturas, un pueblo que no construye un pensamiento desde su lengua, es más voluble a un sistema depredador. En cambio, un pueblo con muchas propuestas artísticas tiene más posibilidades de sobrevivir, como el zapoteco, digamos.
El título del libro Xtámbaa, proviene de una ceremonia que los abuelos hacen a los recién nacidos, para saber quién es su animal y así encomendarlos a la tierra para que se cuiden mutuamente. Escogí este título a manera de metáfora, para que la lengua Mè’phàà sea como un hijo al que hay que cuidar de un sistema violento que hegemoniza las diversas formas de saber. Quiero que los niños aprendan a respetar la palabra, para que el esfuerzo, todos los muertos, toda la pobreza, la resistencia de nuestros antepasados valga la pena.
Para nosotros los Mè’phàà, cuando una mujer está embarazada, se dice, jagò èdèe, que literalmente significa, carga el pensamiento y cuando está dando a luz se dice, naꞌni xuajín (está haciendo pueblo), en esta manera de enunciar se entiende que la y el Mè’phàà nace pueblo, los que nacerán son los que traen el pensamiento, por tanto, aprenden la palabra (ajngáa) para ser pueblo (xuajín) y la responsabilidad que esto implica, entonces, la mayoría de los que vivimos en comunidades aún configuramos nuestra identidad a partir de este principio. Como cualquier niño que nace en mi pueblo, cuido la lengua y camino con ella, el libro Xtámbaa comparte lo que somos los Mè’phàà,
OG: A lo largo de Xtámbaa la naturaleza y la fauna tienen una fuerte presencia, digamos que son personaje y voz poética a la vez. Háblanos de la transcendencia de estos dos elementos dentro del pensamiento Mè’phàà y cómo los resignificas en tu poesía.
HM: Todos los Mè’phàà, nacemos con un hermano animal para ayudarnos a caminar en el mundo, de ahí la importancia del cuidado mutuo y la preservación del territorio en donde habitamos. Por ejemplo; el tlacuache es importante para mi pueblo, él puso su fuerza en el pulque y trajo la alegría a mi pueblo, hoy las empresas traen cerveza y la tristeza; también hablo del colibrí desgarrado por los asesinatos, las violaciones de los derechos humanos, las mineras y los partidos políticos. Nuestros animales se indignan con los problemas que nos amenazan, por eso es necesario resignificar los mitos para responder al presente.
OG: Hubert, la Montaña te ha dado una estética donde los animales dialogan con el hombre y con todo lo que le rodea, creciste con saberes únicos y también saliste de tu pueblo para aprender lo otro y rastrear el origen, el movimiento e historia de tu cultura, llevándote incluso a otros países como Nicaragua. Hoy te enfrentas a la violencia, al olvido, al racismo, a la corrupción y a la mala política de la mano de la creación, ya que conoces mejor tus adversarios, ¿cómo piensas mantenerte a la vanguardia, y de qué manera Xtámbaa te ha nutrido para seguir escribiendo?
HM: Xtámbaa, es base fundamental para entender la filosofía Mè’phàà, comprende tres dimensiones:
a) Ser: estar en el mundo en la misma condición que todos los seres.
b) Ser otro: tener un hermano animal quien es uno mismo.
c) Ser territorio: asumir que no estamos solos y que nosotros somos responsables de los “otros”, en el lugar donde construimos nuestra territorialidad.
Para mantenernos a la vanguardia, es necesario mapear una epistemología desde la lengua que coadyuve en la superación de la colonización y alienación de los pensamientos para tener una herramienta epistémica que permita interpelar las problemáticas actuales que amenazan la identidad y autonomía del pueblo, abriendo el diálogo multidireccional y crítico, frente a la crisis civilizatoria.
OG: Como primer poeta de tu pueblo no sólo comienzas a liderar el cuidado del idioma, sino que también abanderas una literatura que pasa de la oralidad al texto. Ahora eres un referente para futuros escritores, hermanos tuyos de cultura, por lo tanto, ¿qué quieres que se aprenda de tus pasos?, ¿a qué les exhortas?
HM: Dicen los abuelos: por uno vienen los otros. Mi apuesta es siempre para los niños, que se atrevan a escribir todos los géneros literarios, que se aventuren en la filosofía o la historia; el mismo pueblo los juzgará, quisiera que no olviden que somos la piel de la cultura, tenemos que dignificar nuestra tierra.
Un día durante una ceremonia, un amigo le comentó a un señor sobre mi libro, y de repente, otro hombre que estaba allí se puso de pie y dijo: “Agradezco que la Montaña nos ha escuchado, agradezco a los abuelos que caminaron por horas para darle el sustento a sus familias, agradezco a todos los abuelos que hayan ido a llorar a los cerros para que sus hijos aprendieran, agradezco que cada padre dio todo para que sus hijos estudiaran, agradezco a los abuelos que murieron para que hoy nosotros podamos estar aquí. El logro de Hubert significa que todo ha valido la pena”. Yo quiero un día dar ese mismo mensaje, quiero que aprendan que nada de lo que hacemos con el corazón es en vano.
OG: Los escritores en lenguas mexicanas van más allá de las letras, muchos están abriéndose paso en la política, la radio, el periodismo, la televisión, el activismo y la música, por ejemplo. ¿Cómo entiendes esta versatilidad del escritor y su alcance social?
HM: En mi pueblo hay una figura que es el palabrero, es aquel que tiene la posibilidad de poner y compartir la palabra, siempre y cuando el otro, el que escucha, la haga suya.
Los Mè´phàà decimos, Murigú Ajngáa ló’ / “poner la palabra”, la palabra se pone en la mesa para que todos aporten y ella vaya creciendo, es como una comida para compartir, entonces, yo escribo para compartir y contar lo que ocurre en mi pueblo. Pienso que esto puede generar que otros hermanos se animen a contar su palabra de las más diversas maneras que existen en el campo de las artes.
Hay una historia que me contaron los abuelos. Hace mucho tiempo los Mè’phàà no conocían la alegría, el tlacuache al darse cuenta de esa situación, fue y robó el pulque a su hermana la “señora del cerro” para dárselo a los Mè’phàà, por esa razón el pulque es baboso, por la baba y la fuerza que puso el tlacuache en él, los Mè’phàà lo bebieron y se emborracharon, al poco rato empezaron a alegrarse, pero más tarde empezaron a pelear, el tlacuache al darse cuenta se puso triste, porque en vez de traer la alegría trajo la tristeza, fue cuando el gusano oreja de olla, le dijo, allá, en la otra loma, había hombres que saben hacer reír. El tlacuache los fue a buscar, tardo varios días hasta regresar con esos hombres y estos trajeron la palabra que cuenta, la que unió el corazón de los Mè’phàà, esa palabra fue nombrada sagrada, de modo que yo entiendo así a las artes, la palabra o literatura, tiene la finalidad de unir y un escritor debe desarrollar ese don, mi pueblo tendrá escritores que sabrán unir los corazones.