Tierra Roja. Pedro Ángel Palou. Ciudad de México: Planeta. 2016. 376 páginas.
La Revolución Mexicana ha terminado y comienza una nueva era para construir desde los escombros y resucitar a la tierra a partir de sus cenizas. Los revolucionarios sobrevivientes han dejado atrás a sus bandoleros y caballos; ahora, vestidos de trajes, manejan hacia la ciudad capital. Parece que todo un mundo está revuelto en las calles de Ciudad de México, donde Trotsky reflexiona sobre la revolución rusa en la casa de los Riveras, Bernard Shaw da charlas en clubes locales y Neruda representa al consulado chileno.
En este mundo cosmopolita, aparentemente renacido, existe un hombre que todavía mira a quienes siguen caminando descalzos, a kilómetros de las ciudades en ascenso. Lázaro Cárdenas es el idealista revolucionario sobreviviente, atrapado entre las callosas guerras políticas de los años cuarenta. La nueva novela de Pedro Ángel Palou, Tierra Roja, da vida a los archivos históricos que rodean la vida del presidente Cárdenas. Los tres capítulos de esta obra —Antes (1932), Ahora (1934-1940) y Después (1961)— representan una fase crucial en la vida de Cárdenas. Al comienzo de su temprana carrera como revolucionario, Cárdenas sube a la jerarquía del sistema del caudillo y pasa a encargarse de la presidencia de la república entre 1934 y 1940, después de lo cual presta sus servicios como Secretario de Defensa.
La presidencia de Cárdenas se ve abrumada por las luchas internas, ya que este nuevo gobierno intenta dejar atrás al sistema de un caudillo en el poder, para aprovecharse de la democracia. Cárdenas se ve obligado a levantarse en contra de su propio mentor, cuando finalmente exilia a Plutarco Elías Calles. Para entonces se queda, incluso, con el ambicioso proyecto de redistribución de las tierras, una reforma socialista que no está libre de la resistencia. Mientras los campesinos siguen pasando hambre, la capital testimonia el derramamiento de sangre durante la Guerra Cristera, donde las calles son abrumadas por manifestantes vinculados con diversos sindicatos.
La escena política internacional se ve sacudida por la guerra civil española y el surgimiento de la Alemania fascista. Cárdenas lucha intentando lograr una justicia social, al recibir a millares de refugiados republicanos provenientes de España, bajo la crítica de miles de personas que salen de México con la finalidad de trabajar en los campos de los Estados Unidos. Tanto su enfoque en las clases más pobres del país, como la nacionalización de los recursos petroleros, provocan una reacción severa de las jefaturas locales, así como de los inversores estadounidenses. Las iniciativas socialistas y los anuncios públicos de Cárdenas permiten estrechar, aún más, las relaciones políticas con el gobierno de Roosevelt.
La novela ofrece una mirada sobre la vida cotidiana de la época, a partir de las historias paralelas entre un reportero del crimen, Eduardo Téllez “El Güero”, y su fuente primaria, el agente estatal encubierto Filiberto García, como un regreso hacia la personalidad salida de la novela policial escrita por Rafael Bernal, El complot mongol. Esta intrigante amistad revela un mundo más allá de los gabinetes políticos, el que se vivía en las calles, los clubes y los barrios locales. Téllez y García investigan los crímenes macabros de esta vida subterránea de la capital. Todo el tiempo, se trata de demostrar que la existencia cotidiana no está libre de los acontecimientos sociopolíticos de la república.
Esta obra arroja una luz sobre el aspecto más íntimo de Cárdenas, el de un político que Salvador Novo llama “el presidente misterio”. Como gobernador, Cárdenas rara vez discute sus movimientos políticos, actos militares, viajes o decisiones. La novela de Palou, por lo tanto, aprovecha la vida interior de las tendencias, ideologías y ambiciones del presidente. La novela recupera los archivos personales del presidente Cárdenas e incorpora sus cartas y escrituras ingeniosas, donde el presidente reflexiona, cuestiona, plantea estrategias y se queja sobre ellas. Finalmente, se abre un profundo diálogo interior que viene a sustituir el silencio y las reservas asociadas con una figura pública.
Tierra Roja no sólo narra la historia de un presidente, sino de un hombre que sacrifica a sus amistades y a la vida familiar con la finalidad de luchar por algo más grande que él. Lázaro —el viajero solitario de lo que pareciera un desplazamiento sin fin hacia la resurrección en su propia tierra— es un padre, no sólo para su país, sino para su pequeño hijo Cuauhtémoc. Tal vez la imagen más tierna de Cárdenas, es la del tata leyendo a su pequeño antes de acostarse. El hombre que escucha cuidadosamente, “a veces sonríe y a menudo llora”.
La novela de Palou ofrece un espacio para reflexionar sobre los temas que enfrentamos hoy: la pobreza, la educación, la justicia social, el imperialismo, la libertad de prensa y explotación petrolera, entre otros. El personaje del Presidente Cárdenas surge como modelo de liderazgo en una era de crisis social. Tierra Roja es una lectura esencial para la discusión contemporánea de la escena política internacional, mientras cuestionamos y reconsideramos el papel de la autoridad y del gobierno.
Radmila Stefkova
University of California, Santa Barbara