Los niños perdidos: Un ensayo en cuarenta preguntas. Valeria Luiselli. Minneapolis: Coffee House Press. 2017. 126 páginas.
Trate de hacerle la siguiente pregunta a un niño de siete años de edad: “¿Alguna vez tuviste problemas con bandas de crimen organizado en tu país de origen?” ¿Comenzaría por explicarle la diferencia entre una banda musical y una banda criminal, o la definición de país de origen? Es en esa imposibilidad de la traducción donde comienza la nueva historia de Valeria Luiselli: Los niños perdidos. Un ensayo en cuarenta preguntas.
Más de 120.000 niños no acompañados, de México y Centroamérica, fueron detenidos en la frontera entre los Estados Unidos y México entre abril de 2014 y agosto de 2015, lo que se conoció como la crisis inmigratoria estadounidense de 2014. Una crisis que rápidamente trascendió la frontera física del país y se diseminó por las fronteras legales en los tribunales de inmigración en Nueva York, California y Texas. Los niños perdidos es un ensayo altamente reflexivo, guiado por las cuarenta preguntas que conforman el cuestionario legal elaborado por los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos; las mismas cuarenta preguntas que Valeria Luiselli encontró tan difíciles de traducir para muchos niños centroamericanos refugiados, de quienes fue intérprete legal. Las cuarenta respuestas que determinan si obtienen un estatus legal o son deportados de nuevo a los terrores de los que se encuentran huyendo.
Las cuatro secciones principales del ensayo frontera, corte, hogar, comunidad describen las etapas que componen el viaje de los niños al refugio. Estos segmentos trazan paralelos entre las historias de miles de niños: escapando de la violencia de pandillas y las amenazas de muerte, contratando a un coyote, montando el tren apodado “La Bestia” a través de México, enfrentando la probabilidad de ser secuestrados, violados o asesinados, con la esperanza de cruzar la frontera y reunirse con algún miembro de la familia. Sin embargo, este es sólo el comienzo del viaje. Luiselli nos guía a través del laberinto del sistema legal americano que rápidamente se convierte en un muro mucho más alto para cruzar. La historia de Manu López, uno de los adolescentes refugiados, finalmente nos lleva al último estadio: Comunidad. Manu atraviesa la frontera física, la intangible frontera en la corte y encuentra un hogar, sólo para descubrir que Hempstead, NY no es diferente a Tegucigalpa, Honduras. Descubrimos una comunidad colmada de violencia de pandillas, intimidación escolar, una comunidad que no está preparada para proteger a un niño. Entonces, ¿qué tan diferente es Nueva York de Centroamérica?
Luiselli no duda en mirar hacia adentro y cuestionar su propia realidad. La primera pregunta del Cuestionario “¿Por qué viniste a los Estados Unidos?” se convierte rápidamente en: “¿Por qué vine a los EE.UU.?” La respuesta es una historia personal que desnuda completamente su intimidad. El narrador ya no está protegido por su rol en tanto escritor o intérprete legal. Nos quedamos con la inmigrante, con la madre incapaz de terminar de contarle la historia a su hija, dime cómo termina, mamá.
Pero quizás la pregunta más dura que Luiselli afronta en su libro es la más sencilla y, sin embargo, la más humana: “Si se encontraran solos, cruzando fronteras y países, ¿sobrevivirían mis propios hijos?” Es una pregunta que lleva a cuestionarse ¿en qué punto un niño deja de ser niño y se convierte en un inmigrante, en un morador ilegal, en un criminal? Es una pregunta que va más allá del lenguaje jurídico y ofrece un atisbo de humanidad y compasión.
La oportuna publicación del libro al comienzo de la administración del presidente Donald Trump plantea aún más preguntas sobre los temas de seguridad nacional, el sistema legal de inmigración, el control de armas y la segregación en la comunidad. De repente, no se trata solamente de los niños centroamericanos en la frontera, sino también de los musulmanes en los aeropuertos, las comunidades negras en las calles e incluso los inmigrantes con estatus legal dentro de sus propias comunidades. El viaje de Manu López no es sólo una coincidencia sentimental, sino una consecuencia directa de la sucia política exterior, tanto de los Estados Unidos como de México. Y esta vez la escritora no hace ningún intento por ocultar su voz detrás de la ficción de una novela. Este ensayo, además de su valor estético, se constituye en una declaración política audaz y una escritura al servicio del activismo social. Luiselli se atreve a preguntarse si escribir es suficiente y, de no ser así, qué hay por hacer.
Ciertamente, Los niños perdidos ofrece muchas respuestas, pero plantea aún más preguntas. Esta vez, el cuestionario se dirige a nosotros en como sociedad. Un cuestionario que presiona para ser contestado. El libro de Valeria Luiselli es un llamado urgente para que todos decidamos finalmente cómo termina esta historia.
Radmila Stefkova
Universidad de California, Santa Bárbara
Traducción de Guillermo Romero