Si te vieras con mis ojos. Carlos Franz. Madrid: Alfaguara, 2016. 368 páginas.
El escritor chileno Carlos Franz ha sido reconocido por novelas como El lugar donde estuvo el Paraíso (1996), El desierto (2005) y Almuerzo de vampiros (2008). Su última publicación titulada Si te vieras con mis ojos, recibió el codiciado Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa a comienzos del 2016. Aunque se trata de una escritura ambiciosa y larga, no sólo es una novela en la que el erotismo y la pasión abundan entre los personajes que realmente existieron, sino además es una obra que seduce al lector debido a su fino orden, su rico estilo narrativo y su elegante lenguaje.
El magnífico tour de force de Franz está situado entre los mejores de la tradición romántica, proporcionando una avalancha de ilustraciones imaginativas y seductoras. Los protagonistas de la novela son figuras históricas reales y reconocidas, ubicadas en Chile durante la primera mitad del Siglo XIX: Por un lado, se trata de la historia del famoso dibujante alemán Johan Moritz Rugendas (1802-1858), conocido por sus largos viajes en América Latina con la finalidad de pintar sus paisajes humanos y físicos, al tiempo que documentaba el nacimiento de ciertas naciones que acababan de alcanzar la independencia de España; por otro lado, se describe al renombrado científico británico Charles Darwin (1809-1882) conocido como naturalista y, en especial, por sus diversas contribuciones a la ciencia de la evolución, cuyos largos viajes alrededor del mundo, en un barco conocido como el Beagle, fueron documentados en su volumen Sobre el Origen de las Especies (1859), un estudio que desafió los conceptos anteriores de la transmutación de las especies al proponer la teoría científica de la selección natural. En la novela de Franz, se narra la coincidencia entre Rugendas y Darwin durante sus visitas a Chile, en la década de 1830, y haciendo uso de lo que puede ser considerado como algo audaz de la licencia poética, hábilmente se crea una gran amistad entre estos dos hombres. En la obra, todo está bien entre ambos hasta que descubren que tienen ojos para la misma mujer, la joven y bella Carmen Arriagada.
A sus 27 años, y conocida oficialmente por su apellido como esposa, Carmen Lisperguer está casada con un oficial del ejército alemán. Ella no es solamente una aristócrata chilena de nacimiento, sino también una madame Bovary de múltiples rasgos. Hija de un terrateniente rico y poderoso, quien luchó en las guerras chilenas de la independencia, Carmen, lejos de ser tímida y sometida, como las normas sociales exigen a las mujeres de su tiempo, posee una personalidad atrevida y elocuente, disfruta de la lectura y del aprendizaje, además domina el inglés y el francés. Desde su pensamiento puede dirigirse a comerciantes de diversas nacionalidades, como también lo hace con personas de su propia clase social. Además, nunca va a la iglesia, es caprichosa y audaz, al considerar aquello que es requerido desde diversas circunstancias. El día en que el barco de Rugendas llega a Valparaíso, principal puerto de Chile, Carmen comienza a estar en los muelles. Desde el primer momento en que Rugendas la ve, ella se convierte en su musa del fuego.
Así comienza un romance apasionado, prohibido y secreto, en el que Rugendas no se detendrá ante nada para seducir a Carmen, quien es una mujer dominante y difícil. Finalmente, el amor y la pasión se unen en la perfección para Rugendas, quien experimenta junto a Carmen una explosión de creatividad y sensibilidad que nunca había sentido antes, a pesar de sus diversos viajes y su cantidad de mujeres amantes en el pasado. Al mismo tiempo, el gran amigo de Rugendas, Darwin, quien tiene veinticinco años y demuestra una gran pasión por la observación científica, se siente atraído por Carmen, a pesar de su personalidad puritana. Pronto un triángulo amoroso surge entre los tres personajes, pues Carmen, disfrutando de la atención de ambos hombres, no duda en seducir al joven Darwin, aunque esto signifique romper el corazón del artista. Como resultado, el arte se enfrenta a la ciencia, mientras que la pasión demuestra ser una poderosa fuerza contra la razón. De hecho, por un lado hay un amor romántico concebido entre Rugendas y Carmen, por el otro, este amor puede ser visto como una experiencia más racional bajo el ojo científico de Darwin. Ambas perspectivas son poderosamente recreadas ya que coinciden con el personaje de Carmen, quien disfruta de ambos romances y de ambos amantes, mientras se demuestra el cambio necesario para consolidar una vida al revés.
Si te vieras con mis ojos no es sólo una novela repleta de erotismo y pasión; es también una obra que seduce al lector con su intenso y versátil estilo narrativo. El narrador es el mismo Rugendas, quien relata desde el pasado, como si hubiese escrito un diario varios años después. Sin embargo, el texto del pintor también incluye exuberantes intervenciones de Carmen, quien hizo comentarios marginales sobre su tórrida y turbulenta relación. Curiosamente, hay una sensación de languidez que emerge de la lectura de esta novela, la cual es ideal para experimentar plenamente todos nuestros sentidos. Cada lugar recordado, o cada situación evocada, nos remite hacia una experiencia sensorial, como si estuviéramos viendo una pintura con muchos detalles y contrastes. Dada la naturaleza altamente poética de la prosa de Franz, tal vez para un lector más impaciente, la narración podría parecer a veces lenta y carente de acción. Pero la intención de Franz se destaca claramente: se trata de una novela que sobresale por el uso cuidadoso del lenguaje y, en última instancia, de una delicia para los lectores sensibles.
Si te vieras con mis ojos es una novela humana y compleja que obliga al lector a confrontar tanto a los placeres como a los demonios del amor. También se trata de otro ejemplo del gran talento de Carlos Franz como narrador, un buen escritor latinoamericano cuyas obras de ficción merecen una atención más crítica.
César Ferreira
University of Wisconsin–Milwaukee