Nueva York: Turtle Point Press. 2022. 184 páginas.
The Lisbon Syndrome (en español El síndrome de Lisboa), del escritor venezolano Eduardo Sánchez Rugeles, traducido por Paul Filev, es una novela sobre cataclismos. Lisboa ha desaparecido tras haber sido golpeada por un meteorito, y hay rumores de que esto podría ocasionar un desastre mayor y acabar incluso con todo el planeta. Al mismo tiempo, al otro lado del océano, la estabilidad sociopolítica de Venezuela ha implosionado bajo un régimen autoritario. A una escala más íntima, en Caracas, un profesor de bachillerato atraviesa una ruptura amorosa, un inmigrante portugués recuerda su pasado y su amor en su ya desaparecido país y un grupo de jóvenes estudiantes está absolutamente decidido a luchar contra la dictadura de turno, a tal punto que algunos de ellos se enfrentan a la muerte. Todo parece estar perdido, el apocalipsis parece presentarse en cada una de estas historias. No es casualidad que el sol apenas pueda verse en el cielo, completamente gris por la lluvia de cenizas.
La novela se divide en capítulos, siguiendo los movimientos de una sinfonía: obertura, allegro, scherzo, adagio, réquiem y ofertorio. En cada movimiento o segmento el lector va y viene en la reacción en cadena de lo que sucedió en Lisboa; la agitación política que vive Venezuela; y la historia de Fernando —el profesor—, Moreira —el inmigrante—, y los estudiantes en riesgo. Fernando es un profesor que trabaja en diferentes escuelas de Caracas y en un centro cultural llamado La Sibila, donde dicta clases de teatro y se convierte en guía y modelo a seguir para sus estudiantes, quienes, en peligro por la debacle política y social, participan en los motines de la ciudad, a tal punto que ponen en riesgo su libertad y hasta su vida. Se ven a sí mismos como una generación que sufre el “Síndrome de Lisboa”: sienten que las cosas que aman son finitas, que no hay un mañana, que desaparecerán y que su desaparición será irrelevante para el resto del mundo. Por otro lado, Fernando también siente que su vida ha perdido sentido. Su esposa acaba de dejarlo por otro hombre, y su mente deambula en un pasado suspendido, obsesionado con lo que sucedió, tratando de comprender cuándo y cómo su esposa dejó de amarlo.
Mientras tanto, como es de esperarse, la censura se extiende a todos los niveles y nadie sabe con certeza cuáles serán las consecuencias de la destrucción en Portugal. ¿Europa desaparecerá? ¿Es este en verdad el apocalipsis? La historia de Moreira, el inmigrante portugués que vive en Caracas y que resulta ser él mismo un cuentacuentos que narra su pasado y sus vivencias como extranjero (mientras lamenta la pérdida de su tierra natal por el impacto del meteorito), se convierte en el hilo conductor por el que evoluciona la tragedia. El punto de referencia distante de una Lisboa arrasada va de la mano con los disturbios civiles, la censura, las teorías de conspiración, la escasez de alimentos y la represión política de Venezuela.
Dedicado a los caídos, a los jóvenes venezolanos que murieron defendiendo a su país de la dictadura que aún sigue en el poder, The Lisbon Syndrome utiliza como símbolo muy explícito la noción del apocalipsis. Porque si cada ser humano es un universo, en cada muerte el mundo se ha acabado una y otra vez. El planeta Tierra sigue existiendo y, como descubrimos en la novela, el apocalipsis nunca llega. Pero los universos arrasados por la dictadura venezolana no pueden volver a la vida. The Lisbon Syndrome describe un cataclismo como metáfora de una debacle sociopolítica que aún no termina. Sin embargo, el compromiso de Fernando con sus estudiantes, su devoción por su trabajo y la forma en que hace todo lo posible para protegerlos, transforman la perspectiva sombría: ellos cambian el significado de la historia. Una mirada aparentemente pesimista se convierte en una narración sobre el amor por la libertad y la capacidad de caminar sobre las ruinas para protegerlas, recuperarlas y adueñarse de ellas. Como le dice Moreira a Fernando: “a pesar del saqueo y la decepción, la esencia de las cosas amadas sigue intacta. La esperanza tiene una base firme para usted, aunque parezca que todo está perdido”.