Buenos Aires: Alfaguara. 2023. 252 páginas.
En esta novela no se puede confiar en nadie. No es un reproche, así son las buenas ficciones. La narradora, una suerte de voz en off, va insertando nuevos datos, mejor dicho, nuevas versiones de una misma historia que cambia sutilmente. Más que una muñeca rusa que se replica a sí misma en diferentes tamaños, la narración hace pensar en imágenes superpuestas que añaden detalles y colores a veces difíciles de advertir.
Lo cierto es que uno se entrega a esta inestabilidad del relato y observa con cierto desconcierto y, quizás, algo de envidia, cómo una persona llena de talentos extraordinarios es amada o, más bien, venerada, a pesar de su completa falta de consideración y sus lamentables costumbres. Se trata de Valdi Bonetti, un ser extravagante cuyo carisma e inteligencia intuitiva le permiten vivir en libertad total.
La meteórica carrera de Valdi en el campo profesional y artístico sucede en una Venezuela próspera y glamorosa, una tierra de oportunidades. ¿Acaso alguien podía imaginar la proximidad de los tiempos oscuros? Nadie, tampoco Valdi, aunque esa oscuridad potente terminará por cubrir al país y al protagonista.
“VALDI AVANZA, AUNQUE SERÍA MÁS APROPIADO DECIR QUE SE PRECIPITA, HACIA OTROS GIROS INESPERADOS CUYOS DETALLES LA NARRADORA RECONSTRUYE, O INVENTA, A LO LARGO DE LOS AÑOS Y DESDE OTRO PAÍS”
El lector conoce a las dos mujeres que amaron a Valdi (aunque se insinúa que hubo más). Una de ellas confiesa: “Valdi era el Sol y yo acepté ser un pequeñísimo planeta que orbitaba en torno a él”. Esa intensidad exigía todo y todo lo excluía, incluso la maternidad, lo cual llevaba en sí la semilla de la separación. Y aunque el otro amor incluyó la maternidad, también eso condujo hacia el final. Ya todos sabemos cuán complejos somos los humanos, tan llenos de contradicciones y ambigüedades, y siempre tan cerca del fracaso, en especial cuando se trata de amar.
Valdi, cada vez más aislado, recupera por azar una vieja vocación y se convierte en un exitoso actor a tiempo completo, interpretando a Napoleón en sus últimos años. Experimenta de esta manera la soledad y la derrota del héroe. Pareciera un destino inevitable unirse al fin al otro, fundirse, disolverse.
Valdi avanza, aunque sería más apropiado decir que se precipita, hacia otros giros inesperados cuyos detalles la narradora reconstruye, o inventa, a lo largo de los años y desde otro país, porque también ella, como tantos otros, se ha ido de Venezuela.
Más de una vez, las desdichadas amantes de Valdi, alguna vez felices, se preguntan: ¿cómo se hace para dejar de amar a una persona? Estos amores desesperados, lejos de ser raros, son terreno fértil para el arte. Pero sin duda en este libro, el dolor lúcido por la pérdida del amor es también el dolor por la pérdida de un país.
Mori Ponsowy, además de traductora, ha escrito varios libros de poesía y narrativa. Nació en Argentina, creció en Venezuela y, ya adulta, regresó a su país de origen. Su libro Okasan. Diario de viaje de una madre ha recibido excelentes críticas, se ha reeditado varias veces y ha sido llevado al teatro con gran éxito. Es un libro de difícil clasificación, aunque el concepto de autoficción, tan actual y frecuentado, puede aplicársle con comodidad. La misma cuidada escritura, delicadeza de sentimientos y honestidad emocional que ha contribuido a su éxito puede advertirse también en La nueva vida de Valdi Bonetti.
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