Córdoba, Argentina: Eduvim, 2022.
Iluminado artificio, la edición de Eugenia Straccali dedicada a la trayectoria de Mercedes Roffé, inspira la contemplación y la pausa. Se nos presenta la ocasión de considerar la obra de la poeta argentina, de tomar nota de sus propuestas poéticas, de pensar detenidamente en la ética de su trabajo. También es un momento para pensar pasado y futuro, de entender el fluir del tiempo en poesía, así como el fluir temporal de nuestras lecturas a través de los años. Esta recopilación de artículos escritos en los últimos treinta años nos instala en los múltiples tiempos y espacios en los que se ha venido desarrollando la obra de Mercedes Roffé.
Empecemos por el momento con el concepto del volumen de ensayos, o sea la compilación. Esta clase de libro construye una especie de aura mágica, el momento en que se juntan las varias miradas críticas sobre la obra de una sola persona. Puede ser un momento de consagración, desde luego, pero veo también la construcción de una comunidad crítica en torno a un tema compartido: ¿cómo hablar de la poesía?, ¿cómo hablar de los cruces entre imagen visual, palabra y sonido?, ¿cómo hablar de la cotidianidad desde la óptica de una persona —el ejemplo de Roffé– entrenada en música clásica, en letras, en el medioevo, en el arte visual? Y por fin, ¿cómo hablar de la larga trayectoria de una poeta que ha pasado por las crisis históricas de nuestros tiempos, desde la dictadura militar en Argentina a la caída de las torres en Nueva York? ¿Cómo retener este movimiento, el desliz de la experiencia vital? Aquí, creo, está el núcleo del proyecto del libro de ensayos en tanto intento de reconciliar una serie de prácticas escriturales producidas en distintos momentos, y las intensidades de una poeta que se niega a reducirse a un solo camino. Eugenia Straccali lo llama una “cartografía crítica”, un mapa de las coordenadas poéticas que trazan la poética de Mercedes Roffé.
En general, la colección de ensayos abre caminos de entendimiento, detiene los lenguajes en fuga, produce nuevas rutas de lectura, posiblemente nuevas verdades. En el caso de Iluminado artificio, se compaginan la vida y la muerte, el norte y el sur, la voz de los críticos que residen fuera de su país con los que residen en Buenos Aires—o en Santiago de Chile o en Madrid y Valencia, o en Francia o Venezuela, o (en mi caso) en el norte de California. Roffé ha tenido resonancias fuertes y en cada país, en cada sensibilidad, emergen distintos acercamientos a su obra que van desde los espléndidos comentarios de sus traductores (entre ellos, Anna Deeny Morales), sus lectores académicos (como yo) hasta los poetas mismos, colegas de Mercedes Roffé. Y aquí debo decir que me parece urgente y bello el hecho de haber incluido a los escritores recién fallecidos Mirta Rosenberg, Sergio Chejfec y Osvaldo Pardo, y el poeta uruguayo Alfredo Fressia. Tenerlos con nosotros en este diálogo sobre la poesía y el camino de la palabra es un recordatorio hermoso. Vida y muerte que caminan tomadas de la mano, siempre entrañables. Es Mirta Rosenberg quien habla aquí de la desconfianza en los saberes descripta por Roffé; “la perfección de la duda” escribe con respecto a Cámara baja. Osvaldo Pardo, respecto del mismo libro, habla de la manera de exorcizar una ausencia y también del período de gran espera que está detrás de la voz que habla. O Sergio Chefjec, quien habla de las zonas del poema donde “la palabra enmudece o se hace invisible”. Y Alfredo Fressia, hablando de Las linternas flotantes, busca la versión platónica de los saberes: Occidente y Oriente juntos para ver en la imagen del agua el fluir del tiempo y la eternidad.
Las flechas de la crítica apuntan a distintos temas: pocos ensayos se repiten. Si por un lado ubican a Mercedes Roffé dentro de las coordenadas de la poesía de los años 80 escrita por mujeres en Argentina, otros subrayan su cosmopolitismo, su manera de apelar a sus fuentes orientales, su poesía ekfrástica, que apela a los pintores prerrafaelitas del siglo XIX tardío, o el encuentro de su poesía con la música de Arvo Part. Roffé, clasicista; Roffé, vanguardista; Roffé la gran teórica de la poesía, de la música y de las artes visuales. El volumen editado abarca estas múltiples verdades y llama la atención sobre el proceso de nombrar y eludir a la vez que tensionan el poema entre el silencio y la voz, entre la luz y la sombra, entre la materialidad de los objetos y los cuerpos y lo que se esfuma en el aire. Todo apunta a lo fugaz, como señala Eugenia Straccali.
En Iluminado artificio, entramos en un abanico de lecturas que nos recuerdan que la poesía respira, que la poesía se mueve al compás del ritmo y la sorpresa, entre un lenguaje y otro. Registra distintos mundos, distintas voces; busca decir el nescio quid, y admite su propio fracaso. El tema del lenguaje poético que falla y que, tensionado entre la verdad y la mentira, entre la duda y la certidumbre, se quiebra a propósito y fractura todo decir. Adalber Salas Hernández observa el repetido desmontar de la solidez del poema hasta que perdemos toda seguridad respecto de la palabra misma. “Pulsos, vibraciones y temblores” dice Lilliana Collado en otro ensayo, para “almacenar el son y el somos de un sueño” en la poesía de Mercedes Roffé, mientras los agudos comentarios de German Prósperi y Jordi Doce señalan el tropo de la hendidura o el fragmento como forma básica de esta poesía. “Sin puntos de origen”, explica Prósperi; “movimiento y fluidez”, observa Doce. Un mundo poético de tiempos cruzados, de aparatos ópticos y sónicos que recomponen el paisaje y el tiempo, que a la vez proponen revisar el lenguaje del poema y las materias de su decir. Tomando otra ruta de análisis, Raúl Zurita abre su ensayo observando que “la obra de Mercedes Roffé constituye uno de los más remarcables ejemplos de la lucha que el poema continúa librando por restituirle a las palabras los significados que le fueron despojados… Ilumina su presente y las circunstancias en las cuales ella surge y, al mismo tiempo, emprende el retorno a ese pasado inmemorial donde las cosas y la voz que nombra a las cosas cancelan sus fronteras”.
En otros ensayos, el enfoque cae sobre las artes y la voluntad ekfrástica de Roffé, la interrelación de su palabra escrita con la pintura y la música. El poema, como dice Ethel Barja, para “ingresar en la pintura” o, como señala Kelly Martínez-Grandal, la fotografía para organizar y dar forma a las cosmogonías de los poemas. Sí, una poética que supera los límites y apunta a los espacios donde renacen imagen, cuerpo y voz. El libro Iluminado artificio abarca la gran multiplicidad de su escritura y contemplación, y ubica a Mercedes Roffé como una figura clave en la poesía de nuestro tiempo.