The Houseguest and Other Stories. Amparo Dávila. Traducción de Audrey Harris y Matthew Gleeson. New York. New Directions. 2018. 122 páginas.
A los noventa y un años, la venerada escritora mexicana Amparo Dávila ha tenido una larga e ilustre vida en las letras. Nacida en Zacatecas, en 1928, viajó a la capital de su país en 1966, donde trabajó por un tiempo como secretaria de Alfonso Reyes, quien la animó a publicar. En los 50 y 60 pocas mujeres mexicanas eran reconocidas por su talento literario: Rosario Castellanos y Elena Garro fueron las excepciones. Muchas de las historias de Dávila tienen protagonistas femeninas, afectadas por la locura debido a su incapacidad para escapar de situaciones sociales opresivas. En “The Houseguest” (“El Huésped”), historia a la cual debe su título la colección, un marido cruelmente controlador de su esposa lleva a un extraño a su hogar, para vivir con ellos. El hombre acosa y aterroriza a la esposa, sus hijos e incluso a la criada. La solución dramática al problema es típica del estilo narrativo de la autora.
Dávila comenzó como poeta, pero su fama se debe, fundamentalmente, a su narrativa. Su primera colección, Tiempo destrozado, fue publicada por el Fondo de Cultura Económica en 1959. En 1977 ganó el prestigioso premio Xavier Villaurrutia. Últimamente, ha resurgido un interés por su obra, coincidente con el hecho de que The Houseguest les brinda sus historias a los lectores en inglés, por primera vez.
Este es un libro que estará con ustedes. Para los lectores de los cuentos de Dávila, resulta difícil, tal vez imposible, olvidarlos. Varios comienzan en la tradición del escritor uruguayo Mario Benedetti, la de cuentos convencionales sobre gente común: funcionarios, una esposa infelizmente casada, un hombre leal a la memoria de su hermano recientemente fallecido. Su narrativa va creando un estado de ánimo particular mientras pareciera irse desarrollando sin mayores sorpresas. De pronto, súbitamente, un mundo inquietante es revelado. Me tentaría hablar de realismo mágico, tan extendido en toda América Latina, o referirme a Kafka o Poe. Sin embargo, la voz de Dávila es enteramente propia. Así lo reconoció por Julio Cortázar, el maestro del cuento, quien catalogó los suyos como extraordinarios.
The Houseguest comienza con “Moisés y Gaspar”. Publicado originalmente en español, en el primer libro de Dávila, Tiempo destrozado. Sabemos que los nombres de los personajes corresponden a animales, probablemente perros, pero el autor nunca nos lo dice directamente. Moisés y Gaspar expresan sus pareceres al rechazar la comida, al pasar la mopa, al llorar e incluso de modo violento al lanzar muebles alrededor en el apartamento donde se encuentran encerrados durante el día. Pero ellos también colocan de vuelta en su lugar los muebles y utensilios del hogar, antes de que los guardias vuelvan a la casa luego del trabajo. Este detalle es expresado en la misma prosa objetiva que la utilizada para los detalles previos. Para cuando termina el cuento ya hemos entrado en confianza con los personajes, la trama y con un final suficientemente extraño como para erosionar nuestro sentido del balance.
Dávila perdió sus tres hermanos por enfermedades mientras todavía era joven. Se refugió en la biblioteca de su padre y vivió entre libros. Su infancia estuvo marcada por el miedo, miedo que es palpable en toda su escritura. La demencia, el peligro y la muerte aparecen como personajes vivos en sus historias. La violencia, solapada o explosiva, se encuentra en ellas. Es sorprendente que una obra tan importante haya tenido tan pocas traducciones hasta hoy en día; sólo un cuento ocasional en una antología o revista. Audrey Harris y Matthew Gleeson han realizado un trabajo extraordinario, traduciendo a la perfección no sólo su voz sino su misterio desconcertante.
La editorial New Directions nos ha brindado un hermoso volumen que compendia su obra y nos deja queriendo más. Únicamente lamento que la editorial haya decidido no incluir ninguna introducción, nota de traducción o algún texto complementario. Tal vez su idea haya sido que los textos hablen por sí mismos. Y en efecto, lo hacen. Pero ya que este es el primer libro de Dávila en inglés, hubiera agradecido alguna información sobre la vida de Dávila y su trabajo, algún intento de situarla en el tiempo y en el espacio.
Margaret Randall
Albuquerque, New Mexico
Traducción de Arturo Gutiérrez Plaza