Heretics [Herejes]. Leonardo Padura. Traducción de Anna Kushner. New York: Farrar, Straus and Giroux. 2017. 528 páginas
Esta brillante e intensa evocación a la historia judía contribuye a pulir la ya extraordinaria reputación del autor de la aclamada novela El hombre que amaba a los perros, sobre el asesino de Trotsky, y de la popular serie Máscaras, Pasado perfecto y Vientos de Cuaresma, donde da vida a Mario Conde (ver WLT, mayo 2013, 12-17). En la búsqueda de un retrato desaparecido de Rembrandt de una joven de paradero desconocido, Conde nos conduce a través de los entresijos de la historia, la religión, la política y la filosofía presentes en la novela. Traza la diáspora judía a través de espacios y generaciones, desde La Habana de 1939 hasta la actualidad, así como remontándose a la Polonia y los Países Bajos del siglo XVII.
Estructurada en cuatro partes —“El libro de Daniel”, “El libro de Elías”, “El libro de Judith” y “Génesis”—, cuestiona el concepto de herejía en diferentes contextos. Por un lado, Leonardo Padura explora la fe perdida en la utopía comunista engendrada por Castro y la revolución cubana. Por otro, retrata la repulsa al judaísmo por parte de un hombre que en 1939 ha de ver, junto a su familia y a otros novecientos judíos más, al Saint Louis navegar de vuelta a Europa desde el puerto de La Habana. Todos sus tripulantes perecieron en el Holocausto. Padura ve las masacres perpetradas en Polonia y los Países Bajos en el siglo XVII como sus precedentes históricos. Mientras que los preceptos judíos contra la idolatría condenan al pintor Elias Ambrosius, discípulo de Rembrandt, al exilio y la incomunicación, Sabbatai Zeví vaga por Oriente Medio con fervientes y crecientes apoyos por sus reivindicaciones mesiánicas.
Herejes, la evocación de la Cuba contemporánea de Padura, con sus intrincadas redes de amistades, amantes y familias, atiende a las consecuencias de veinte años de adversidad y de pugna por la supervivencia. Conde deja al descubierto tribus urbanas de jóvenes desafectos de La Habana —góticos, frikis y emos— cuya filosofía consiste en romper con la “mierda de vida que llevan y han llevado”. Como uno de los personajes de “El libro de Judith” describe: “No vamos a rendir tributo a nadie, ni hombre ni dios”. Los peligros que supone el fanatismo, ya sea en nombre de creencias políticas o religiosas, sobrepasan los límites de la libertad. El truco está en saber usarla sabiamente una vez la has conseguido.
Elizabeth Fifer
Lehigh University
Traducción de Ana Marques