Esta conversación nos lleva hoy hasta Madrid, España para conversar con la escritora argentina/española Clara Obligado, una de las pioneras en talleres de escritura en España y de microficción.
Este es un extracto adaptado de la conversación del podcast Hablemos, escritoras, a cargo de Adriana Pacheco.
Adriana Pacheco: Bienvenida, Clara.
Clara Obligado: Hola, muchas gracias por invitar.
A.P.: Pues te tenemos desde España, ¿verdad? ¿En dónde estás, en dónde vives, Clara?
C.O.: Vivo en Madrid desde hace 42 años me parece, o algo así, llevo aquí desde el 76.
A.P.: Cuéntanos un poco sobre tu historia, ¿cómo llegaste a España? ¿De cuál ciudad en Argentina vienes?
C.O.: Soy de Buenos Aires, pertenezco a una familia de escritores hombres, poetas nacionales, pero en una vía muy diferente a la mía. Soy de una familia muy de derecha, pero soy una persona de izquierdas, entonces en 1976 durante la dictadura militar me tuve que exilar en Madrid. Desde entonces me quedé aquí, con mucho contacto con Buenos Aires, porque voy y vengo, pero bueno, ya tengo hasta un nieto español, o sea, dos generaciones detrás.
A.P.: Esto se ve en tu obra y algo de lo que hablas es este punto en medio, como migrante y como exiliado; que se escribe desde una línea, desde una raya, desde una ruptura. Cuéntanos acerca de esta metáfora de la ruptura que tú has utilizado en muchas de tus obras.
C.O.: Quien conozca el efecto de la distancia sabe que no es de un día para otro, sino que lentamente uno se va dando cuenta que va cambiando. Entonces, poco a poco fui construyendo una obra que considero mestiza también, que no es ni cuento ni novela, que está formalmente situada en la mitad del camino. Y desde allí intento representar lo que significa la pérdida de una tierra, es un camino que por un lado es temático, pero básicamente está representada en la estructura de obras.
A.P.: En España, fundaste en 1978 el primer taller de escritura creativa.
C.O.: También hay que pensar a la España que yo llegué. Llegué al año de la muerte de Franco. Entonces, realmente en España había muy pocas cosas desarrolladas, mientras que Argentina venía de un proceso de modificación juvenil y muy moderno. Entonces a mí me tocó en cierta medida un mal momento por lo personal, pero un buen momento en lo social, o sea, viví una España que fue la España de “la Movida” y ahí yo hice mis aportes junto con mucha gente que vino en esa época.
A.P.: Tú fuiste alumna de Jorge Luis Borges ¿cómo fue esa experiencia?
C.O.: Sí, yo fui alumna de Borges, creo que en 1972/73 cuando Borges dejo la Universidad Pública y entró en la Universidad Católica, que era donde yo estudiaba, pero no lo querían dejar entrar porque era agnóstico. Entones los alumnos hicimos una carta pidiendo que pusieran a Borges de profesor, lo que habla de la cerrazón de la universidad también. Y bueno, Borges daba unas clases muy particulares que consistían en que él hablaba de lo que daba la gana. Había clases que hablaba anglosajón y nosotros no entendíamos nada. Había clases maravillosas, y era un tipo muy curioso, muy bien educado, muy generoso con lo que sabían. Yo siempre digo que lo que yo aprendí con Borges fue a leer en los márgenes.
A.P.: En España se te reconoce como una de las grandes maestras de micro-ficción y de alguna manera la introductora del género. ¿Nos quieres platicar un poco sobre esto?
C.O.: Es una aventura como todas mis aventuras que se inician porque sí. Porque me gustan, no por otra razón. Y ahora se cumplen 20 años justamente de la publicación del Por favor, sea breve, que fue el libro que trajo la micro-ficción a España, donde yo me planteé dos cosas, uno que hubiera un texto de toda América Latina que la micro-ficción fuera un puente, no de manera nacional sino construida por todos los castellanos. Y el segundo reto que me planteé fue que fueran la mitad mujeres y eso, hace 20 años, me causó bastantes problemas. A partir de ahí empecé a trabajar el género que negocia con el silencio, básicamente, con la palabra precisa.
A.P.: Tú escribes y escribes mucho, escribes cuento, escribes novela y alguna vez dijiste que el cuento es una gran pasión, mientras que la novela es un tedioso matrimonio.
C.O.: Sí, pues la novela es un poco como un trabajo de picapedrero, en la novela plantea un poco los planos de la casa y a partir de ahí, toca acabar. Mientras un cuento tiene algo siempre mágico, no es porque el género sea fácil, porque es un género particularmente difícil, pero sí que tiene algo de salto, de malabarismo, de luz, que a la novela creo que como hay que sostenerla cuesta bastante más.
A.P.: ¿Cómo eliges escribir en un género o el otro? ¿Qué temas te convidan a uno o al otro?
C.O.: Creo que yo ahora encontré esta forma de contar que es una mezcla de cuento con novela y así estoy cómoda. Tengo por un lado el desarrollo de personajes, más propio de la novela, y por otro lado, la precisión de cuento. Trabajé esto en los últimos tres libros y con esta idea, consiste en devolverle al cuento lo que la novela dice que es propio, por ejemplo: las tramas complejas y el desarrollo de caracteres más profundo. Incluso tengo un libro de cuentos que es una novela policíaca, o sea que cada cuento tiene una pista. Estoy como buscando en este camino intermedio, a mí la verdad los géneros no me interesan mucho. Para leerlos si, pero no me interesan para escribir, me aburren un poco.
A.P.: Tú has trabajado mucho en talleres de escritura creativa, tienes un bellísimo Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado y ha durado muchísimos años. ¿Cuándo fundaste este taller y cuál es la filosofía atrás de él?
C.O.: Yo tengo la suerte de estar fuera de la academia, es un regalo; si estás en la academia, tú lo comprenderás. Ya no tengo ninguna burocracia, ningún programa previo, ningún problema sumado a mi propio entusiasmo literario. El primer taller lo di con mi hija cuando era un bebé, ahora tengo uno con ella.
A.P.: Bueno, pues vayamos a algunos de tus libros. Hay una novela, La hija de Marx, esa fue publicada por Lumen en 1996. Con ella ganaste el Premio Femenino Lumen, precisamente en ese año. Ese es tu primer premio, esta es, por decirlo así, tu primera novela.
C.O.: Es mi primera novela y además la escribí porque estaba dando un curso sobre literatura erótica y de pronto me di cuenta que estaba escribiendo sobre los exiliados rusos y qué pasó con las mujeres después de la revolución rusa. Estaba también escribiendo de alguna manera sobre mi propia generación, lo qué pasó con las mujeres que vivimos los movimientos políticos de América Latina durante esos años. Es una novela que mezcla mucho, como todas mis novelas, y que va desde la época de Marx hasta justo antes de la Primera Guerra Mundial. Es una novela que mezcla el humor con el horror en dosis iguales.
A.P.: Maravilloso, Platiquemos un libro previo, El libro de los viajes equivocados que me gustó muchísimo el título. Ese también está publicado por Páginas de Espuma, pero en el 2011. Es un libro conmovedor porque además me puso a repensar y reflexionar sobre lo que es el sentido del destierro y algo que tú llamas la memoria herida. Y dices en él, “no se olvida un olor como no se olvida un tacto, no se olvida tampoco la última visión de las cosas y esa memoria herida protagoniza durante años, los sueños del emigrante.” Hace poco hablábamos con Rosa Montero sobre la fragilidad de la memoria, incluso su inexistencia, y algo que pensé es esta memoria sensorial definitivamente existiendo, o como realmente a veces no existe porque estamos rehaciendo nuestra memoria. ¿Qué es la memoria para ti?
C.O.: Para mí el tema de la memoria es un tema central, lo que pasa es que lo estoy tomando desde un lado distinto que Rosa Montero. Yo pienso mucho en la memoria como un compromiso social. Pienso en la memoria como una manera de no repetir las cosas, en él nunca más argentino. Entonces yo creo que la memoria es lo que construye la justicia también, que sin memoria no puede haber justicia. Entonces eso está en El libro de los viajes equivocados con bastante fuerza. Por otro lado, está también cuando uno pierde algo a nivel individual y cómo esa memoria es dinámica, quizá el único sentimiento, lo único que podemos controlar es el pasado y lo cambiamos todos los días, nos inventamos historias, y eso nos ayuda a vivir.
A.P.: ¿Y cuál es tu relación con la lectura?
C.O.: Bueno, yo soy una adicta, leo muchísimo y además si me gusta un autor, leo su obra completa; no solo su obra completa, sino todo lo que recomienda; no solo todo lo que recomienda, sino todas sus influencias; no solo todas esas influencias, sino todo lo que tiene alrededor. No solo eso, sino que doy taller todo el día, mis alumnos me detectan. Por ejemplo, Alice Munro, que fue una de mis últimas. No puedo parar hasta que entienda lo que hace. Cuando entiendo lo que hace, lo dejo.
A.P.: Quisiera platicar ahora sobre La biblioteca de agua, de tus obras recientes, está publicado también por Páginas de Espuma en el 2019. Aquí estás haciendo ya la explicación de todo el experimento narrativo que inicia con El libro de los viajes equivocados, y después sigue con La muerte juega los dados y termina con este libro como una especie de trilogía. La idea de la saga me interesa. ¿Qué es lo que dirías despierta y debe de despertar la perplejidad literaria en el momento de que el lector se acerca a un libro?
C.O.: A mí si un libro en algún punto no me sobresalta, no me interesa. Con sobresalto, no quiero decir Stephen King asustándome, pero si no hay un adjetivo puesto en algún lugar o algo que dice que no me lo habían dicho o algún juego que me sorprende, no termina de interesarme a mí lo que ya está escrito de alguna forma; no me interesa. Entonces cuando escribo hago lo mismo, yo siempre comento que yo escribo para cambiar la literatura. ¿Entonces este libro va a cambiar la literatura? Luego no es verdad, porque uno no cambia la literatura, es un pensamiento muy ingenuo. Pero sí que emprender una obra con ese entusiasmo, entonces lo que quieres demostrar es que el orden de los factores altera el producto. La idea de que una ciudad se recorre desde el pasado y desde el presente hacia arriba y hacia abajo.
A.P.: Qué maravilla, pues invito a todos que se acerquen a la obra de Clara Obligado. Muchísimas gracias, Clara por tomarte el tiempo de conversar con nosotros el día de hoy.
C.O.: Muchas gracias a ti, Adriana, por interesarte en mi obra.
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en la página de Hablemos, escritoras.