Sobre la mesa
en la sala de espera
un ejemplar de la revista Vogue
la modelo ha dejado
de sonreírme,
me fulmina con la mirada.
A pesar de las décadas
de cremas para la cara,
protectores solares,
las patas de gallos
rodean mis ojos,
pequeñas manchas marrones
aparecen en mis mejillas.
A pesar de décadas
de publicidad
no soy joven.
No soy blanca.
Consuelo
Ahora eres Connie,
como cortarle
el pelo
demasiado corto,
más fácil de pronunciar,
dice su profesor
de kindergarten.
le tomará años
a Connie
para que su nombre
vuelva a crecer,
para que se mire
en el espejo
y ame
lo que ve.
Para la abuela María (quien cruzó la frontera en 1910, a la edad de 5 años, con su padre, Teodoro Flores)
Juárez, El Paso.
La frontera
no te
tragó
o se clavó
en tus tobillos,
como colmillos.
Un tren te llevó
a través del umbral
como a una nueva novia.
Sin un velo
hecho de alambres de púas.
La luz del sol, brillante.
La canción
del silbato del tren.
Joven, moreno,
inocente,
al comienzo
de la revolución,
la historia te hizo
una señal con la mano
para que cruzaras.
Traducción de Marcelo Rioseco