Prins. César Aira. Barcelona. Literatura Random House. 2018. 137 páginas.
En función de quién lleve la cuenta y de lo que hagan sus varios editores, Prins es el 101º libro de César Aira y su 71º novela, y para cuando se publique esta reseña, ya contaremos con algo más de su desafiante prosa. Aclamado por Patti Smith por razones similares a sus elogios a Bolaño, el auténtico maestro argentino habitualmente hace de la imperfección y la opacidad un ingenioso homenaje contrapuntístico a sus ocasionales maestros. Sacrificando lo cómodo, asevera que rompe con el pasado, pero como el avantgarde de Duchamp que él sigue, puede que no sea tan radical como se piensa. También analiza el realismo en la teoría y en la práctica —sin ver contradicciones en preferirlo a la ficción comercial— y asegura que no lee a los contemporáneos más jóvenes.
Prins es una búsqueda de las emociones auténticas, como muchas de las anteriores novelas cortas de Aira. Si lo «autobiográfico» es difícil de confirmar en ellas, como en “Prins”, las recientes Aventura y El gran misterio pueden calificarse como representaciones homeopáticas, un giro perceptible en la mayoría de sus novelas traducidas al inglés. Aun cuando no hay un “ahí” empírico, aparece de repente un “César Aira” bifurcado, deslumbrantemente compulsivo y divertido en sus experimentos novelísticos. Con esto como telón de fondo, Prins y su imprecisa trama revelan un subtexto: el poder sanador de la literatura como tema de preocupación para los literatos de todo el mundo, desde Walser hasta Aira incluyendo a los heterogéneos millenials.
Como los narradores de El gran misterio, el objetivo de Aira no es echar abajo las puertas sino probar diversas llaves al azar, reducir lo desconocido, pero no sin antes analizar lo que quiera que sea «el gran misterio». En ese sentido, “Prins” emana de una leyenda urbana, el arquitecto Arturo Prins, cuyo plan de construir una universidad de estilo gótico en el centro de Buenos Aires un siglo atrás lo decepcionó a él y a todos los que estaban involucrados en él, estética y financieramente. Frustrado por su obra maestra incompleta y su mala suerte, se quitó la vida.
Aira convierte esa historia en la de un escritor de novelas góticas comerciales que, consciente de la puerilidad de su trabajo, deja de escribir. Pasa el tiempo consumiendo opio que le entrega un camello que se empeña en quedarse en su casa de manera indefinida. Mientras tanto, sus escritores fantasma se han organizado en una banda criminal de Buenos Aires que actúa de acuerdo a cuentos góticos estándar que habían escrito (en algunas entrevistas Aire asegura que ha leído todos los relatos góticos). En el seno de esa historia hay pequeñas objeciones y apuntes sobre lo que es la literatura, o qué hacen los escritores y, por supuesto, sobre la vanguardia como método de sabotaje. El humor, algo como Buster Keaton y Monty Python durante un viaje en bus por Buenos Aires junto a una extraña llamada Alicia (siguiendo una ruta real que Aira toma), y la sensualidad no están exentas de esas digresiones, ni tampoco lo está la sensación de que Aira va a algún sitio sin ir a ninguna parte, puesto que después de todo él contribuye a la comercialización de otras convenciones.
Si “es complicado” pudiera resumir la obra de Aira, Prins es una magnífica revaluación de lo que ahora puede ofrecer estéticamente, lo cual se resume en la última frase como crear mundos en los cuales la realidad tiene poco que ver con lo que él ha llamado “realismo onírico” y más con los esfuerzos de un novelista por preservar su genialidad en un mundo que es capaz de saberlo todo.
Will H. Corral
Madrid, España
Traducción de Ana Márques García