Leiden, Países Bajos. Editorial Brill. 2022. 345 páginas.
¿Es posible pensar en la “invención” de un canon? ¿De dónde surge, qué lo motiva? ¿Qué o quiénes hacen posible la aparición o visibilización de un canon? Un canon, he llegado a pensar, no puede inventarse: no es posible imaginar el crecimiento de unas ramas robustas sin la presencia de unas raíces fuertes y sospechosamente ocultas. El canon moderno depende, antes que nada, de la existencia de un corpus, de “una habitación propia”: allí están las obras modélicas y sus autoras. No hay que inventar nada sino redescubrirlas, reinterpretarlas como obras solistas y como parte de un gran coro. Estas obras existen, pero se mantienen (o las han mantenido) ocultas. El canon literario no es un ente hermético o inalterable. Aunque mayoritariamente haya sido considerado masculino, con el avance de los tiempos y los esfuerzos críticos de mujeres poetas e investigadoras, nuevas escritoras pueden considerarse, legítimamente, como “clásicos modernos”.
El canon podría tratarse de delicados filamentos que, al unirse, van formando las afinidades literarias: un mosaico que antes no veíamos (“redes de relación poética”). En estos casos es fundamental la voluntad de la crítica contemporánea (la que teje estos vínculos), su empeño en contrastar contextos y épocas, voces y matices. También se requiere un ejercicio revisionista (“revisión de lo heredado”), ampliar miradas y cuestionar con equilibrio y con instrumentos metodológicos y reivindicativos. Ese parece ser el empeño de Esther Sánchez-Pardo, catedrática de Literaturas en Inglés de la Universidad Complutense de Madrid, quien reafirma la presencia de un canon poético femenino a través de once investigaciones que se reúnen en Poéticas comparadas de mujeres: Las poetas y la transformación del discurso poético en los siglos 20 y 21.
Poéticas comparadas de mujeres (2022) es un volumen curado y meticulosamente prologado por esta investigadora española. Ofrece una hoja de ruta tan exhaustiva y documentada como los once estudios que se reúnen: casi 40 páginas de “Introducción” que bien pudieran publicarse de manera independiente, y que se subdivide en aspectos tan relevantes para ese campo: el ámbito de las poéticas comparadas, la pregunta en torno a la definición de poesía comparada y poéticas comparadas escritas por mujeres, los dilemas y la violencia de la comparación, la metodología para las poesías y poéticas de mujeres comparadas, en qué contribuye este tipo de estudios de la poesía de mujeres en un contexto transnacional o global, entre otros aspectos de interés metodológico.
Poéticas comparadas de mujeres lo publica la editorial neerlandesa Brill, en su colección Foro Hispánico, una colección académica de “monografías centradas en el estudio de las culturas españolas e hispanoamericanas dentro del contexto del mundo globalizado”. Esta publicación es un notable y decisivo aporte al estudio crítico de la poesía de los últimos dos siglos, la literatura comparada, la crítica y la teoría feminista y los Women’s Studies; e invita a los lectores, docentes e investigadores a conocer de primera mano los límites de las áreas antes citadas en la historia literaria y crítica. También propone, como menciona Sánchez-Pardo, abogar activamente por el estudio de la poesía comparada y de las poéticas comparadas escritas por mujeres: “Con este volumen pretendemos corregir el curso sesgado que aqueja a la Historia y la Critica Literaria, aún después de la gran expansión que la teoría y crítica feminista ha conocido desde los años 60 a nuestros días”. Y es precisamente allí donde radica la necesaria urgencia de este tipo de trabajos: la relectura crítica y sistemática de las poetas que, en su momento, tuvieron muy pocos espacios de divulgación y promoción (o en el peor de los casos, siendo una práctica normalizada en épocas no tan lejanas, la ausencia total de estos espacios).
El volumen incluye trabajos de once especialistas y catedráticos de universidades con epicentro en Londres, Madrid, Barcelona, Toronto y Florida; a saber: Niall Binns, Emilia Conejo, Olga Muñoz Carrasco, Ramón Muñiz Sarmiento, Renée M. Silverman, Leonor María Martínez Serrano, Javier Martín Párraga, Sara Torres, Isabel Alonso Breto, Maria Grau, Stephanie McKenzie y de la propia compiladora Esther Sánchez-Pardo. Las investigadoras e investigadores que hacen parte de este tomo, estudian cómo las escritoras han leído a sus antecesoras y a sus contemporáneas, es decir, cómo las poetas que se han seleccionado aquí, han leído a otras poetas y nutren su oficio con este tipo de legado poético.
Los enfoques críticos se actualizan, cambian de piel para no perder vigencia y no seguir sumando injustas omisiones.
Esta compilación tiene un interés mayoritariamente panamericano, debido a que ha considerado como objeto de estudio comparativo las obras de poetas de habla inglesa y habla castellana de buena parte de nuestro continente, incluyendo el Caribe anglófono, España y la India: Lorine Niedecker (Estados Unidos), Emily Dickinson (Estados Unidos), Sharon Olds (Estados Unidos), Jan Zwicky (Canadá), Margaret Atwood (Canadá), Marlene Nourbese Philip (Trinidad y Tobago), Jean Arasanayagam (India), Loretta Collins Klobah (Puerto Rico), Jennifer Rahim (Trinidad y Tobago), Tanya Shirley (Jamaica), Pamela Mordecai (Jamaica); así como las autoras hispanoamericanas, ya referentes de nuestras letras: Olga Orozco (Argentina), Blanca Varela (Perú), María Mercedes Carranza (Colombia), Marosa di Giorgio (Uruguay), Malú Urriola (Chile), Gabriela Mistral (Chile), Concha Méndez (España), Clara Janés (España), Juana Castro (España), Ida Vitale (Uruguay), Cristina Peri Rossi (Uruguay) y Laia López Manrique (España).
Poéticas comparadas de mujeres es un proyecto de inclusión literaria. Es decir, en este libro circula una gran variedad de mujeres poetas que dialogan a través de múltiples niveles comparativos en todos los capítulos; crea y refuerza vínculos temáticos y estilísticos entre obras poéticas y los instrumentos teóricos empleados. De gran valor para entrever y debatir la relación que existe entre las poetas que desarrollaron, y aún desarrollan, sus obras poéticas en los siglos XX y XXI, esta obra presenta una novedosa e innovadora metodología. Las obras de creación, así como los propios instrumentos analíticos empleados por los estudios literarios, están siempre en constante renovación. Cada época tiene sus propios lectores y críticos que vuelven la vista atrás para no perder el asombro y fortalecer nuevas genealogías. Los enfoques críticos se actualizan, cambian de piel para no perder vigencia y no seguir sumando injustas omisiones.
Reitero la importancia de este tipo de publicaciones en la poesía que leemos actualmente, y en el lugar de las poetas en todos los contextos del ámbito literario y de difusión: no sólo en las universidades y los catálogos editoriales, sino también en las bibliotecas públicas, en librerías comerciales e independientes y ferias del libro y festivales de poesía. Por eso me quedo firmemente con lo que dice una de las autoras, Isabel Alonso Breto, quien establece que “la poesía se encarga de transmitir formas de memoria excluidas del discurso de la historia”. Y al hablar de discursos de la historia literaria de los siglos 20 y lo que va de 21 (grupos generacionales, el “canon” o como queramos nombrarlo), estaríamos aludiendo a quienes leyeron a medias o no leyeron a muchas poetas en sus respectivos momentos históricos.