Argentina, Mar del Plata: CEPES Ediciones, 2022. 103 páginas.
Hay un poema muy breve de Emily Dickinson que dice: “a word is dead / when it is said / some say / I say it just / begins to live / that day” (dicen algunos / que una palabra muere / cuando es dicha / yo en cambio opino / que comienza a vivir / justo ese día1). Entrar en ese espacio donde el poema –con sus palabras, significaciones y conceptos– habilita la posibilidad de la vida, del comienzo, de un abrirse paso entre lo otro, que ahí está pavoneándose pero que de algún modo ahoga u oprime, es lo que nos ocurre cuando ingresamos en la lectura de Entre los juncos y la baja tarde, seguido de La mudanza (CEPES, 2022), de Fabián O. Iriarte.
Fabián O. Iriarte nació en Laprida, provincia de Buenos Aires, en 1963. Es escritor, poeta y docente. Es doctor en Humanidades por la Universidad de Texas. Recibió los premios Alfonsina (2004), Osvaldo Soriano (2006), Casa Museo Olga Orozco (2013), Lobo de Mar (2015) y Baltasara Editora (2017). Entre sus últimos libros de poesía se cuentan Litmus test (2013), El punto suspensivo (2014), Las causas del desconcierto (2016), Sópola temprar (2017), Al comienzo era sólo un murmullo (2017), Pocas probabilidades de lluvia (2021) e Ileso no saldrás (2022).
Como guiándonos por una especie de “escalada poética”, que va desde lo general hacia lo individual, desde lo despreocupado y meramente descriptivo hacia lo inquietante e incluso, muchas veces, intempestivo, el yo que habla en estos poemas nos va advirtiendo sobre ese proceso metamórfico que va a atravesarlo durante todo el recorrido: “paso subterráneo por lugares / cambio de fases a menudo”.
No parece arbitrario, entonces, que el autor haya elegido un período bastante amplio de tiempo para transitar ese camino que busca conducirnos, poco a poco, en dirección a lo allí proyectado: 2010-2021 para Entre los juncos… | 1994-1999 para La mudanza2.
Y, por supuesto, tampoco resulta para nada azaroso que parte del título del libro sea uno de los versos más recordados de Federico García Lorca, aquel del poema “De otro modo3”: “llegan mis cosas esenciales / son estribillos de estribillos / entre los juncos y la baja tarde / ¡qué raro que me llame Federico!”.
En relación a esto, y de acuerdo con lo que señala Enzo Cárcano4 en la contratapa, resulta idóneo decir que, en efecto, algunos poemas de este libro proponen un diálogo formal y continuado con la tradición, reflexionando sobre lo estrictamente poético y citando de manera explícita versos o fragmentos de Emily Dickinson, Néstor Perlongher, Pedro Lemebel, José Cibrián, Gertrude Stein o el ya nombrado Federico.
“EL CONJUNTO DE ESTOS POEMAS COHABITA CON OTROS VASTOS RECURSOS DE LOS QUE EL AUTOR HACE USO: LA INTRODUCCIÓN DE LO ACADÉMICO, LA CONVIVENCIA ENTRE LO POPULAR Y LO CLÁSICO”
Se introduce, no obstante, dentro de ciertos textos, una inquietud temática que parece asomar en función de un pronunciamiento más cercano a lo militante, al discurso de la resistencia, donde se exploran territorios que tienen que ver con aquello que injusta o arbitrariamente ha sido condenado por los cánones sociales –como lo es, específicamente, el deseo homosexual. Así, la voz silenciada de lxs reprimidxs y lxs perseguidxs se hace oír desde los cimientos mismos del viejo Stonewall: “Escuché una lluvia de pesadas monedas cayendo sobre los canas. Rivolta omosessuale! (…). El orden fue restaurado. Trece fueron arrestadas y arrestados”.
Siguiendo esta línea, si tomamos los poemas numerados del I al V, del apartado “La máquina de fruta”, nos encontramos con que mencionan algunos datos tomados del libro Men in the Shadows5, que el periodista canadiense John Sawatsky recopilara sobre la Royal Canadian Mounted Police (RCMP) y sus particulares y siniestros métodos de “espionaje”. Nos cuenta ese yo que habla que “era una cámara suspendida de una polea / el sujeto debía sentarse en una silla / similar a la de los consultorios de los dentistas”, “su propósito era detectarlos entre los empleados del gobierno canadiense, para echarlos de sus puestos”, “en teoría, la fotografía de un desnudo masculino causaría que las pupilas de un homosexual se expandieran”. La condición fáctica de estos fragmentos pone a lx lectorx en un estado de alerta, de predisposición, para luego ser exhortadx, en otro poema de más adelante, a tomar cartas en el asunto: “Todo se puede cuestionar. Todo se puede cuestionar. Our asshole is revolutionary. Es la historia pasada y es la historia que hacemos. Que escribimos. Que seremos”.
Desde luego, el conjunto de estos poemas cohabita con otros vastos recursos de los que el autor hace uso: la introducción de lo académico, la convivencia entre lo popular y lo clásico, la utilización del primer verso como continuación del título o, incluso, el empleo de versos que corresponden a un poema ajeno y que vienen a cumplir la función de título: “el escándalo temblaba / rayado como una cebra”.
Es cierto que podríamos anotar, analizar o desglosar una cantidad casi infinita de cuestiones acerca de la poesía de Fabián O. Iriarte, acerca de este libro en particular, de sus convergencias, sus múltiples registros o sus maneras de operar dentro de cada texto (está claro que no basta con apenas una tímida reseña). Nos excede, sin embargo, esa amplitud abrasiva de la primera lectura, que nos pone frente a frente con una escritura atenta, cultivada y exquisita que, además de cautivar, proclama y documenta. Y, retomando también lo apuntado más arriba, es justo decir a estas alturas que las palabras están muy lejos de “morir” cuando son dichas. Las palabras, por el contrario, viven o, mejor aún, dan vida cada vez que las pronunciamos, escribimos, interpretamos o reproducimos. Las palabras, citando al autor que aquí nos convoca, “se disponen en ejército las palabras no / pueden contra su fuerza las palabras necesitan de la luz”.
Notas
1 Traducción de Rubén Martín para Emily Dickinson. Poemas a la muerte. Madrid: Bartleby Editores, 2010.
2 1ra ed.: Balcarce: Gogol Ediciones, 2009.
3 El poema apareció por primera vez en Canciones (Málaga: Litoral, 1927).
4 Poeta, docente e investigador argentino. Doctor en Ciencias Humanas y Sociales (Universidad de Buenos Aires), doctor en Letras (Universidad del Salvador, Buenos Aires), y máster en Lengua Española y Literaturas Hispánicas (Universitat de Barcelona, España).
5 John Sawatsky. Men in the Shadows. Toronto: Doubleday, 1980.
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