And We Were All Alive. Olvido García Valdés. Traducción de Catherine Hammond. Phoenix: Cardboard House Press. 2016. 164 páginas.
En 2007 Olvido García Valdés (1950) recibió el Premio Nacional de Poesía de España por su colección Y todos estábamos vivos. And We Are All Alive es la esperada traducción al inglés de esta obra premiada. La excelente traducción fue realizada por Catherine Hammond y la edición bilingüe está dividida en tres secciones: “Lugares / Places”, “No Para Sí / Not for Self” y “Sombra a sombra / Shadow to Shadow”; además, incluye un texto breve realizado por la traductora y titulado “A Day with Olvido García Valdés” (“Un día con Olvido García Valdés”).
En el discurso poético de la colección destaca el lenguaje provisional de la naturaleza y cómo el lenguaje puede funcionar exento de la predeterminación, evolucionando con el uso y con el significado absoluto, el cual no puede ser capturado y fijado como un espécimen de mariposa. Este discurso fragmentario atrae a los lectores a ralentizar su ritmo, contemplar cada palabra y romper la confiabilidad de lo que se dice. Distintos momentos temporales, espacios, objetos, sujetos y registros lingüísticos chocan entre sí. Los fragmentos se fusionan sin lógica narrativa, y los poemas fluyen hacia la significación, donde elementos dispares y elipses niegan el acceso a verdades definidas. Las memorias se mezclan con las observaciones en el presente; la calidez de los mundos perdidos y el temor de la naturaleza chocan con la sombra fría de la mortalidad. No hay fronteras, sólo la ambigüedad no resuelta de los estados emocionales conflictivos. La mirada penetrante del poeta se sitúa precariamente entre lo real y lo inefable: “Entre lo literal de lo que ve/ y escucha, y otro lugar no evidente/abre su ojo la inquietud” (97).
El asombro de estar vivos y el desconcierto de los moribundos se concentra en la meditada contemplación de los detalles, en la naturaleza, en las prácticas cotidianas y en la memoria. Al fijar la atención visual, y a veces auditiva y táctil, en los pequeños detalles, el poeta se asoma a la mortalidad y ocasionalmente vislumbra el asombro de estar vivo. El lenguaje poético de García Valdés transforma la maravilla de lo real en formas tangibles, colores y sonidos. En el poema, el verso “Vino, posó sus ojos, mil ojos” ilustra el proceso característico de la observación y la posibilidad de un encuentro con los regalos estimulantes de la vida: “varas de azucena florecidas, rosales,” (15).
El oscuro misterio de la desesperanza y la muerte adquiere una expresión inquietante que perdura cerca del silencio, evocadora de la sombra oscura que se encuentra en la poesía de Rosalía de Castro (1837-1885). Al descifrar el misterio de la muerte, o sus estados preliminares: tiempo fugaz, enfermedad, dolor, desgracia y soledad, es imposible incluso nombrar su apariencia. La muerte se presenta como un enigma desorientador, como si hablara otro idioma. Insistente, el poeta explora el enigma impenetrable de la mortalidad, perfeccionando estrategias expresivas para romper el silencio, con una paleta de tonos oscuros, alusiones a los ciclos de la naturaleza, un cuerpo enfermo y el sonido del silencio. El poema “Face to face, almost stopped, two trains” (“Cara a cara, casi detenidos, dos trenes”), captura la tensión no resuelta que se encuentra en And We Were All Alive (Y todos estábamos vivos):
The heat that begins
fear of the tunnel
that swallows us. And the year,
brief spaces, clumps
of springtime inside the machine. (65)
[El calor que comienza
miedo al túnel
que nos traga. Y el año,
espacios breves, grumos
de primavera dentro de la máquina.]
Un arte altamente calificado en los caminos laberínticos de la lengua, exentos de la predeterminación, acomoda una expresión conmovedora de las maravillas de la existencia y del misterio desagradable de la muerte. Se trata de ver las tensiones irresolubles que existen en el lenguaje y en la vida.
Hay una escasez de traducciones al inglés de la poesía contemporánea en español, y por eso este volumen es especialmente notable, pues su mayor valor reside en la sorprendente originalidad de la voz poética de García Valdés. Sus poemas permiten a los lectores explorar las profundas grietas de estar vivos, ofreciendo imágenes inolvidables de temor -una acacia, transformada en una “pianista de la brisa” -y las olas de mortalidad ahora palpables- “quien convive con la muerte/ cráneo hirsuto”.
Sharon Keefe Ugalde
Texas State University
Traducción de Claudia Cavallín