Las otras. Antología de mujeres artificiales. Ed. y selecc. Teresa López Pellisa. León, España: EOLAS, 2018.
Hay una marcada tendencia a lo raro, lo insólito, lo weird, lo fantástico y la ciencia ficción en buena parte de la producción narrativa hispánica del siglo XXI. En este contexto, Teresa López Pellisa, infatigable y experta investigadora de la ciencia ficción en español, propone una idea originalísima: jugar con la idea de la mujer considerada como “lo otro” de la cultura y extrapolarla a la configuración de una selección de textos con protagonismo de mujeres artificiales: “Las otras son aquellas que no somos nosotras, y en esta antología las otras son mujeres artificiales, creadas a partir del silencio, plástico, dígitos binarios, biotecnología, intervenciones quirúrgicas u otros medios ordinarios y extraordinarios” dice en su introducción (7).
El esfuerzo de la antología es doble: ser lo más pluralista posible en términos generacionales y geográficos y reunir autores que cultivan lo que —a falta de mejor nombre como diría el tío de todos ellos, Julio Cortázar—podríamos llamar lo fantástico. Allí están por España nombres reconocidos como José María Merino y Elia Barceló y miembros de generaciones más recientes como Patricia Esteban Erlés y David Roas; mexicanos asociados al género como Naief Yehya, Alberto Chimal y Guillermo Samperio (que ya no está con nosotros); escritoras argentinas canónicas en este registro como Angélica Gorodischer y Ana María Shua; nombres ubicuos de la ciencia ficción como el chileno Jorge Baradit y el cubano Yoss, entre muchos otros. La doble artificialidad de los personajes de los textos incluidos en esta antología —es decir, su carácter de creaciones ficticias y, dentro de ese marco, su esencia de creación no “viva”— suscita interés. López Pellisa recurre a los mitos de Galatea y Pandora para establecer tradición y desviación en la representación literaria de la mujer artificial. Así, divide la antología en tres tipos de mujeres: virtuales, biotecnológicas y robóticas o muñecas.
En la primera sección hay cinco textos que trabajan con varios motivos de la ciencia ficción: el “uploading” de la conciencia como receta para la inmortalidad, en este caso dentro de un triángulo amoroso (“Nina cambia”, de Chimal) o el cambio de sexo con la novedad de que quien habla es un programa de software (“Querub”, de la española Mar Gómez Glez). Los siguientes cuentos tratan las relaciones eróticas de manera disímil (“Cambio de sentido”, del español Pablo Martín Sánchez, “Irisol”, de la chilena Alicia Feniux, y “Sexbot” del cubano Raúl Aguiar). Si los dos primeros no resultan memorables, el de Aguiar tiene en el estilo escueto una potencia que cruza contexto (cubano) y ciencia ficción, a pesar de que visite el tópico remanido de la prostitución femenina.
La segunda sección contiene once relatos y revela el interés de este tipo de literatura por el cuerpo, sobre todo por el cuerpo femenino. La chilena Meruane visita como es su costumbre la idea del cuerpo ligado a la mutilación y a la enfermedad (“Doble de cuerpo”). Por momentos aparece lo que en un no lector de cf produce fricción en la lectura: la abundancia de términos en el mundo inventado, por ejemplo en “El eterno femenino” del argentino Sergio Gaut Vel Hartman: “murieron en el segundo ataque de pikas de los globus. Las pikas eran esporas…” (93). El espacio de las conspiraciones con el protagonismo de la mujer aparece en “Hijas de Lilith”, extensa y experta narración de Barceló, y el rol de las corporaciones y la tecnología en el texto del costarricense Iván Molina Jiménez (“La oda de Dios”) y de la peruana Claudia Salazar Jiménez (“Cyber-proletaria”). En los inicios de los cuentos del boliviano Paz Soldán (“El día en que a mamá la declararon artificial llovió toda la mañana, 133) y de Yoss (“Ahora que la lluvia ácida borró los rostros ustedes me miran y me dicen que estoy loco”, 141) se nota la pericia cuentística para cultivar el género. “La estrella de la mañana” de Baradit combina de manera interesante el discurso religioso con el contexto de una Santiago de Chile post-apocalíptica. De los tres relatos que completan la sección (“Sed”, del español Ricard Ruiz Garzón; “Mujer por elección”, del chileno Diego Muñoz Valenzuela y “La pregunta de todos los días”, de la española Sofía Rhei), sin dudas el relato más original es el de ésta última, donde una mujer androide, Loola, se encarga de asimilar “la literatura universal” (167) y descubre una extraña colonia de seres “literarios” rebeldes.
En la última sección encontramos diez relatos y nos alejamos un poco de los fórceps de la cf. En los textos de los “patriarcas” (Merino, Gorodischer, Shua) no encontramos ninguna innovación: el lirismo de Shua, el estilo conversacional de Gorodischer, la corrección de Merino. Las corporaciones vuelven a la carga en “Kitzka 2.1”, de Yehya, en “Deirdre”, de la española Lola Robles y en “Hijos perfectos para sistemas imperfectos”, del español Gerard Giux, que tiene como vector de interés el protagonismo de una ginoide que trabaja en una clínica de reproducción asistida. La creación por un hombre de una mujer artificial o esposa perfecta se hace presente en “Sybil” de Samperio y en “Sad End” de Erlés. Y los relatos que cierran el libro —“La trampa y la presa” del español Juan Jacinto Muñoz Rengel y “Casa con muñecas” de Roas— vuelven a visitar tópicos reconocibles como la obsesión por una pareja robótica en el caso del primero y el ser observado en el acto sexual (aquí, siniestramente, por muñecas) en el caso del segundo. En Roas hay siempre una combinación de absurdo y humor negro que es para destacar.
Lo fantástico, lo extraño, la ciencia ficción son discursos literarios desestabilizadores y por eso son muchas veces relegados a la categoría de literatura “popular” o, aun peor, tildados de “escapistas”. Si bien es cierto que en ocasiones libros de este tipo privilegian contenido por sobre estilo —es decir, quieren narrar o explicar y no trabajar el lenguaje o pensar lo literario— la antología reunida y expertamente construida por López Pellisa resulta un buen termómetro para medir nuestro tiempo. #MeToo, el regreso de los fascismos, la debacle climática, la fluidez sexual, el futuro del cuerpo y de la humanidad, el lugar del arte, son temas que conciernen al futuro de todos. ¿Por qué no preguntarnos sobre estas cosas a través de historias como las que nos ofrece este libro?
Pablo Brescia
University of South Florida
Pablo Brescia is professor at the University of South Florida (Tampa), where he teaches courses on 20th and 21st century Latin American literature, culture and film. He is the author of Borges. Cinco especulaciones [Borges: five speculations] (2015) and Modelos y prácticas en el cuento hispanoamericano: Arreola, Borges, Cortázar [Models and practices in the Spanish-American short story: Arreola, Borges, Cortázar] (2011), and the editor of six other academic books on McOndo and the Crack generations, Cortázar, Mexican flash fiction, the Latin American short story sequence, Borges, and Sor Juana Inés de la Cruz. He has published three books of short stories: La derrota de lo real/The Defeat of the Real (USA/Mexico, 2017), Fuera de Lugar/Out of Place (Peru, 2012/Mexico, 2013) and La apariencia de las cosas/The Appearance of Things (México, 1997), and a book of hybrid texts, No hay tiempo para la poesía/No Time for Poetry (Buenos Aires, 2011), under the pen name Harry Bimer.