La tempestad que te desnuda. Christian Reynoso. Peisa, 2019. 178 páginas.
La tempestad que te desnuda, la reciente novela de Christian Reynoso, ha pasado por muchos temporales. He sido testigo de cómo el escritor se ha batido cual gran surfista contra las olas bravas de la trama. A fines de 2016, el escritor viajó a Bruselas, a París, y a la isla de Cerdeña, para perderse tanto en el entramado de la fábula que a veces parece vivirla realmente; y también para volver a encontrarse ya como capitán de su propio navío. Todas estas metáforas marítimas provienen del poeta Rimbaud, pues Reynoso, atravesó períodos de vagabundeo intelectual, bajo el influjo de la malditez de los creadores del siglo XIX, el siglo por excelencia de la creación en sí.
¿Hacia dónde nos lleva la corriente en La tempestad que te desnuda? La novela gira en torno al drama de Silvana Oblitas, una bailarina joven y sus experiencias amorosas, que no puede ni quiere renunciar a su entrega y fascinación por la música y el baile, pasión que “vencerá” a cualquier desgracia o vicisitud.
Reynoso ha creado este personaje femenino e ingresa con la solvencia de un narrador omnisciente en su fuero interno para desentrañar sus angustias y debilidades, así como sus fortalezas ante la crisis que atraviesa, período crítico en el que su profesora Almudena Dreyer y sus amigas se convertirán en un importante soporte para que Silvana no desfallezca y lo abandone todo.
Una de las grandes virtudes de Reynoso como narrador es su talento para la introspección en sus personajes y para describir su entorno relacionándolo con el estado anímico de los mismos: así, una calle, un local, un objeto no son lo que parecen, sino parte de la realidad íntima de aquellos, ya que sus creaturas mutan, cambian de un estado a otro de manera capital, principio básico en una novela contemporánea: la evolución o involución del personaje principal.
Silvana Oblitas es a Reynoso, como Madame Bovary a Flaubert, es hija y alter ego del autor. Pero Silvana no es la señora de clase media rural como Emma Bovary. Silvana hoy y ahora representa a las mujeres de todas las clases sociales que sufren acoso, que son víctimas de maltrato, de violación, del más duro machismo, e incluso del hipócrita neomachismo; producto del retroceso de una sociedad que arremete contra minorías étnicas, migrantes que escapan de la guerra, de la hambruna, del crimen organizado, contra las mujeres en todos los territorios, que luchan contra la minorización y el feminicidio a través de movimientos como Ni una menos. El mismo que se hace mención en la novela.
La violencia brutal proviene del personaje masculino, pareja de Silvana, en momentos en que se prepara el musical Ciudad Paraíso, “un musical conceptual en torno a la felicidad y la búsqueda de la identidad” (p. 22), pero es precisamente todo lo contrario de lo que sucederá en la vida de los protagonistas. Silvana es víctima de los celos, del acoso y de la violencia física y sexual de Mariano Santander, músico y conocido de la época estudiantil. Felizmente, una tropa de amigas y la misma profesora Almudena intentarán a toda costa salvar a Silvana del abismo.
La arquitectura de La tempestad que te desnuda está cimentada sobre continuas rupturas temporales y espaciales. Un artefacto contemporáneo, como el celular, sirve para yuxtaponer los tiempos. Cuando Mariano, después de agredir a Silvana se lleva el teléfono de la muchacha, los lectores ya no necesitamos las típicas justificaciones del narrador omnisciente en épocas pasadas, pues ahora Mariano revisa la pantalla e imagina las escenas vividas por Silvana después de haber abusado física y psicológicamente de ella. Debido a ello la muchacha trata de escapar de sí misma, ya que llega a sentirse perdida, sin identidad. En esta huida encontrará y vivirá en un balneario una experiencia nueva e intensa con otro muchacho, fundamento para no aceptar su sumisión y menos la sensación de haberse traicionado a sí misma.
Pero Silvana, al igual que Mariano, guardan un secreto que se revela casi en el desenlace; es algo que el narrador guarda bajo la manga y que agrega más ingredientes al drama personal de cada uno. Algunos dirán que ello explica el comportamiento de ambos de manera que los personajes son el producto del entorno y las experiencias vividas. En cualquier caso, es un tema vigente y alimenta una disputa moral o ética, y más bien el autor, en vez de explicar o justificar el comportamiento de los personajes, instala los elementos que descomponen nuestra sociedad consumista y discriminadora.
En cuanto a Silvana, el secreto familiar es el enigma del padre ausente, desaparecido durante la guerra interna entre Sendero Luminoso y el Estado peruano. El tema del padre ausente, es un indicador de la teoría de algunos psicólogos para quienes la falta de la figura paterna proveedora induce a algunas mujeres jóvenes a buscarlo en su pareja y a depender de ella. La búsqueda del padre es para la protagonista un asunto crucial relacionado con la identidad, ya que, en la guerra murieron senderistas, simpatizantes del partido, pero también personas sin un ideario político, uno de ellos pudo ser el padre de Silvana. En la gran marcha Ni una menos, Silvana le cuenta a Yuyu lo que su madre finalmente le revela acerca de lo qué pasó con su padre.
Todo este marco narrativo se contextualiza con el comienzo de La tempestad que te desnuda, donde se traza el tema del aborto. La novela empieza con Silvana en una camilla en un consultorio esperando el momento en que se someterá a la interrupción de un embarazo no deseado. Así, la reflexión sobre el aborto está planteada desde sus aristas más controversiales. Se desarrolla al final de la obra cuando la profesora de baile, Almudena, acude a donde su expareja, Giraldo, y juntos se embarcan en un debate sobre el aborto y el impacto de este en el cuerpo y la psiquis de una mujer como Silvana. Reynoso plantea el dilema cuya raíz es más filosófica que física. Las situaciones que rodean la práctica de la interrupción del embarazo son múltiples y todas ellas se justifican en cada caso individual. En una entrevista reciente, Reynoso afirma que no sabe si su obra de ficción debe aterrizar en algo concreto, y deja más bien para el lector la probable respuesta, respuestas que son muchas, tantas como experiencias individuales y factores internos y externos, culturales, socioeconómicos, etcétera, que giran en torno de un embarazo no deseado o no planificado. La solución ―dice Reynoso― escapa a él como autor; lo importante, añade, es haber contado una historia que nos interpela como sociedad.
El desenlace nos devuelve la figura de Mariano, quien también guarda un secreto relacionado con la violencia doméstica, experiencias vividas en la infancia que se han mantenido sumergidas, casi olvidadas en el subconsciente, pero que afloran después, cuando huye de su propia violencia, de su perversidad narcisista y lo hacen pensar en sí mismo como un miserable. “Comprendió que no tenía con quién hablar. De que estaba solo, muy solo en el mundo, como un evadido, sin un lugar, perdido en la distancia, como un verdadero mal nacido” (p. 170), escribe Reynoso al final. Es con este desenlace, en el que vemos a Mariano envuelto en su propia miseria y soledad que la confrontación de fuerzas en la novela se resuelve y el lector y la lectora apuestan, ganan o pierden, según de qué lado estén.
Carmen Ollé
Lima, Perú