Días hábiles. Óscar Daniel Campo. Colombia: Marcanegra Ediciones. 2021.
La literatura, dice Roberto Bolaño, “se parece mucho a las peleas de los samuráis, pero un samurái no pelea contra otro samurái; pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tiene el valor sabiendo previamente que va a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura”. Y eso es quizá lo que ocurre con los personajes de Días hábiles, la primera novela del escritor barranqueño Óscar Daniel Campo (1985).
Los hombres y mujeres que llegan a esta historia cargan una derrota en su espalda. Los personajes de esta novela son los habitantes de un edificio de apartamentos en mal estado, ubicado en el centro de una Bogotá que vive sumergida en apagones eléctricos. Los vecinos de este edificio viven el día con un desasosiego interminable, en donde el futuro no existe y la esperanza se ve lejana, como el tiempo en el que el servicio de energía eléctrica era permanente. En esta novela, todos los personajes cuentan los días, que se hacen tan largos y pesados como los de un trámite burocrático.
La novela, que está dividida en cinco capítulos (“Las partes”, “Régimen simplificado”, “Vencimiento de términos”, “Letra menuda” y “Otrosí”), inicia con la aparición del Autor, un profesor de literatura que se gana la vida como docente de cátedra de una universidad de mediano prestigio. Se acaba de divorciar y además lleva a cuestas el duelo de sus hijas muertas, pero gracias al “impulso” de sus propios padres, el Autor ha decidido, por fin, irse a vivir solo y rehacer su vida. A medida que reconstruimos su pasado, lo acompañamos a labrar un futuro incierto, un nuevo camino que no parece motivarlo. En medio de ese andar cansino, nos encontramos a los vecinos del Autor y nos adentramos en su intimidad. Conocemos a Julián, un estudiante que intenta rebelarse contra el sistema, aunque realiza la lucha solamente en su cabeza; a Miriam, la casera anciana y solitaria que se ocupa de narrarnos la historia de la casa que es la historia de su propia vida. Igualmente asistimos a las funciones de un grupo de teatro que ya no tiene con qué sostenerse, liderado por Ramiro, quien se gana la vida como guía turístico y que además acaba de dejar embarazada a su novia. Está también la historia de Claudia, una colega-amante del Autor, en el proceso de separarse de su marido maltratador.
Orhan Pamuk asegura que cuando un lector se enfrenta a una novela debe elegir si quiere acompañar a los personajes en la aventura que van a enfrentar. Muchas veces termina siguiendo al personaje que más le produce empatía y, mientras lee, se amarra a los hilos invisibles producidos por la literatura y opta por elegir a uno, que se encarga de llevarlo hasta el final. En el universo narrativo que ha creado Campo, es complejo amarrarse a una sola vida, porque, a medida que avanzamos, nos hacemos amigos del borracho que vomita en la escalera y, junto con el Autor, lo ayudamos a llegar hasta su cama y le quitamos los zapatos. En Días hábiles inevitablemente terminamos acompañando a cada uno de los personajes de esta historia, una comunidad de abandonados, a que resuelvan su pasado. Toda vida es un proceso de demolición, decía Fitzgerald, y las vidas de estos personajes son, al decir de Ricardo Piglia, “como un plato rajado, nunca se sabe del todo en qué momento se empezó a debilitar”, y todos ellos van como detectives buscando el origen de esa ruptura.
Además de esta novela, que fue merecedora del premio Anny Bonny 2020, después de que el jurado compuesto por Toni Díaz Grau, Raquel Carrasco y José Bocanegra la destacara “por su capacidad de mirar con crudeza su propio interior”, Campo ha publicado el libro de cuentos Los aplausos (Premio Ciudad de Bogotá 2013), así como también ha participado en diversas investigaciones y publicaciones sobre derechos humanos. Cabe resaltar que Óscar Campo cursó la Maestría en Escrituras Creativas del Universidad Nacional en Bogotá y hace parte de una generación de escritores colombianos que se han formado dentro de programas académicos que permiten, de alguna manera, acortar ciertas búsquedas para encontrar nuevas formas de narrar. Es precisamente allí donde nació la idea de hacer esta novela, y en donde maestros como Tomás González, Marta Orrantía y Julio Paredes le indicaron el camino para construir la voz del Autor. Pero ese solo fue el inicio, pues escribe Campo en los agradecimientos de esta edición, que el manuscrito pasó por muchas manos que le ayudaron a configurar este universo, con lo cual se demuestra que, si bien uno escribe solo, los libros y las buenas historias terminan haciéndose entre muchos.
Días hábiles es una novela cargada de humor negro y una desesperanza que se refleja no solo en los personajes sino en la ciudad que habitan, un lugar sucio, oscuro, que produce miedo, pero en el que al tiempo, sus habitantes encuentran caminos inesperados en medio de los apagones producidos por falta de electricidad; la ciudad, entonces, se erige como otros de los personajes, y a medida que avanza la historia y recorremos su calles, nos vamos enterando de su deterioro, que se hace más evidente con el transcurso de los días.
Óscar Campo realiza una apuesta arriesgada, explora diferentes tonos, ritmos, especies de voces que hacen que la narración fluya. Además de la polifonía, en esta historia se entrecruzan diversas formas de contar: hay una obra de teatro, un diario, monólogos, introspecciones. Esta novela es un rompecabezas bien armado, que permite descubrir una Bogotá más discontinua de lo que ya es, más agresiva, pero que en el fondo siempre suele guardar algo de humanidad que alcanza para todos, un pasamano del cual agarrarse.
“El novelista vuelve a llenar la cifra con el destino particular, el sufrimiento particular, la victoria o la derrota particulares de un solo hombre”, dice Juan Gabriel Vásquez en Viaje con un mapa en blanco: “los lectores lo entendemos ya no con una comprensión fría y distante, sino a través de la singular manera de comprender la realidad que tiene la novela: relativa, intuitiva, desprovista de verdades absolutas pero provista de una absoluta humanidad: la manera de la empatía”. Es aquí en donde Días hábiles posee una fuerza que emerge desde el fondo de los más oscuros sentimientos y es imposible que uno termine por reconocerse en cada personaje, en cada calle de la ciudad; lo que logra el autor de esta novela es humanizar ese universo, hacerlo cercano al lector para invitarlo, sin preámbulos, a la pelea de samuráis que propone Bolaño como metáfora de la literatura, en la que sabemos que inevitablemente vamos a perder.
Gustavo Bueno Rojas