A Working Woman [La Trabajadora]. Elvira Navarro. Traducción de Christina MacSweeney. San Francisco: Two Lines Press. 2017. 256 páginas.
La última novela de Elvira Navarro se fundamenta, en gran medida, en dos preguntas: ¿cómo sabemos que nos están diciendo la verdad? y ¿cómo influye esta falta de certeza en la forma en que interpretamos la información que nos llega? En esta obra breve, y aparentemente lenta, se desglosa nuestra comprensión de la realidad y su confiabilidad, desafiando las suposiciones vinculadas con la certidumbre, mientras se examina la naturaleza de la amistad y la vida en los espacios urbanos.
Elena es una joven y educada profesional, vinculada con el área de publicaciones, quien se encuentra luchando financieramente después de ser degradada como empleada contratada al nivel de trabajadora independiente. Lidiando para llegar al fin de mes, acepta a una compañera de habitación llamada Susana, quien acaba de regresar a Madrid después de vivir muchos años en el extranjero. Las dos mujeres asumen un comienzo difícil, con las peculiaridades y el comportamiento elusivo de Susana, el cual acentúa la sensación del aislamiento de Elena. Eventualmente, ambas alcanzan un nivel de intimidad por la naturaleza de su cercanía, un calor doméstico creciente que se yuxtapone contra las frecuentes observaciones de Elena acerca de la ciudad cambiante a su alrededor. Al vivir al margen de la clase media baja, Elena nota las dificultades económicas que arrasan la ciudad y cambian la forma en que habitan las personas.
Si bien la historia parece sencilla, hay más de lo que aparenta. La novela comienza con una breve anécdota que Susana le cuenta a Elena, acerca de un período de mala salud mental y los intensos encuentros sexuales que buscó durante ese tiempo. Susana toma posición como una narradora poco confiable, con Elena interponiéndose para hablar directamente con el lector acerca de sus dudas y compartir sus digresiones personales. La dinámica, que repercute en la mayor parte de la narrativa de Elena en la novela, es clara: Elena es digna de confianza, mientras que Susana podría estar exagerando o engañando. Un giro posterior en la obra desafía la perspectiva desde la cual el lector se ha acercado a la narración, convirtiendo una historia simple en una meditación más profunda sobre la manera en que confiamos en quienes nos cuentan las historias.
Escrita con una voz única que evoca la alienación que Elena adolece profundamente, la novela de Navarro es una obra compleja, pero no abrumadora, donde se representan con certeza y profundidad las relaciones entre las personas, y las conexiones que ellas sienten con sus ciudades y su trabajo. Enlazándolo todo junto, con sutil efectividad, las preguntas más grandes que plantea el libro son agradablemente discordantes. Al tomarla como un todo, la novela es realmente apasionante.
Bridey Heing
Washington, DC
Traducción de Claudia Cavallín