Lo malo, lo fallido en una obra de arte se
puede precisar, en general, con gran exactitud,
mientras que nunca podremos ser del todo justos
con lo bueno, sobre todo, con lo perfecto.
Marcel Reich-Ranicki
Es imposible no coincidir con las estadísticas actuales. Los críticos literarios son pocos, y los mejores hay que buscarlos bajo las piedras. La crítica literaria, incluso en su forma más reducida —la reseña literaria—, ha ido desapareciendo paulatinamente junto con los suplementos culturales, las gacetas literarias y las revistas de libros. La discusión en redes sociales, al contrario de lo que se esperaba, ha empobrecido el debate, con polémicas y simplificaciones que rehúyen lo esencial: hablar de literatura, esto es, hablar de los libros publicados como lo que son: libros. El panorama de la cultura literaria en América Latina no promete ser muy alentador. Afortunadamente, toda época tiene excepciones. La nuestra, me parece a mí, la encarna el crítico mexicano Christopher Domínguez Michael.
El dossier de portada está dedicado a su trabajo de más de 40 años de escritura ininterrumpida. Domínguez Michael no solo es un crítico literario; además, ha sido biógrafo y ha jugado un papel central en la construcción de una historiografía de la literatura mexicana. Su trabajo ha sido un ejercicio de extraordinaria libertad y, por lo mismo, no exento de polémicas. Ambas cosas son señales positivas cuando se trabaja en serio. Domínguez Michael es el primer crítico literario en aparecer en portada en LALT. Con ello queremos dar una señal: la crítica nos importa y mucho. Por eso nos alegra haber agrupado en este dossier sobre Domínguez Michael no solo los ensayos de José Balza y Nicolás Bernales, una carta del crítico venezolano Guillermo Sucre y una conversación entre nuestro autor y otro crítico literario de vasta trayectoria, Will Corral, sino además dos ensayos de Domínguez Michael que acaban de ser publicados en su último libro, El crítico sin estatua (Sauvage Atelier, 2025). Esperamos que este dossier sea una invitación a leer a uno de los críticos más importantes en lengua española en la actualidad.
El segundo dossier está dedicado a diarios y dietarios (este último término no es mío, sino de Vila-Matas; siempre hay que aclararlo) escritos por autores chilenos. La tradición de diarios literarios en Chile no es muy extensa, pero, para mi sorpresa, las cosas han cambiado en los últimos años. Algunos poetas, novelistas y ensayistas se han acercado a un tipo de literatura en la que muchas veces es más importante dar cuenta de lo leído que de lo vivido. En este dossier publicamos tres ensayos. El primero es sobre el mítico diario del poeta chileno Gonzalo Millán, Veneno de escorpión azul (recientemente editado en España por La Esporádica en 2025). Otro autor en el dossier es el narrador Francisco Díaz Klaassen, quien en 2023 publicó un libro en esta misma dirección titulado Mínimas (Alfaguara). El último autor es Álvaro Campos, quien, con dos libros —Diarios (Laurel, 2022) y Negocio familiar (Tusquets, 2025)—, ha generado en el siempre belicoso mundo literario chileno mucho ruido y muchas nueces también. Son libros escritos por lectores voraces, arbitrarios, si se quiere, en cuyas páginas encontramos abundantes citas; o sea, libros que registran la pasión desmedida por la literatura. Gonzalo Millán es, en este contexto, una excepción: Veneno de escorpión azul no es un dietario, sino un diario de muerte o, mejor dicho, un diario de vida y muerte. Su reedición nos convence de la perdurabilidad de la obra de Millán.
En la sección de entrevistas presentamos varias novedades. María Eugenia Meza conversa con el narrador chileno Jaime Collyer a propósito de la publicación de su última novela, Agua que no has de beber (Lom Ediciones, 2024). La obra aborda un tema de preocupación planetaria: el derretimiento de los glaciares. Imposible pasarlo por alto. Coincido con Óscar Barrientos cuando describe la obra de Collyer (1955) como “personalísima, sobria, conmovedora y también elocuente a lo largo de una destacada trayectoria como cuentista, novelista y ensayista”. Un escritor que permanece. Por su parte, Adriana Pacheco se va esta vez a Perú para entrevistar a una dramaturga (otra de las publicaciones inéditas en este número). Hacía tiempo que el teatro no aparecía en LALT. Se trata de Mariana de Althaus, quien no solo es dramaturga, sino también directora de teatro. Sus obras escritas y dirigidas superan las quince, y nos alegra que esta vez esté en LALT gracias a Adriana y Hablemos, escritoras. Finalmente, Natalia Consuegra entrevista al escritor colombiano Héctor Abad Faciolince para hablar de su nuevo libro: Ahora y en la hora (Alfaguara, 2025). El título ya lo dice todo. Su experiencia en Ucrania le cambió la vida: estuvo a punto de morir cuando un misil ruso con 600 kilos de explosivos cayó en la misma zona donde estaba cenando. Su guía, la escritora ucraniana Victoria Amélina, falleció horas después de la explosión. Es un libro difícil: Faciolince se interna allí en una zona compleja del ser humano, ese territorio donde la violencia de la guerra es muerte y destrucción sin cesar.
Así como la crítica literaria y la dramaturgia cuentan con un ensayo en este número, también lo tienen los editores. Todos extrañamos a esos editores literarios que eran editores a carta cabal. Uno de ellos es Jacobo Siruela, hoy al frente del sello español Atalanta, pero fundador en los años ochenta de una de las editoriales más icónicas de España: Ediciones Siruela. Recordamos su trabajo no solo por la calidad literaria de los títulos publicados —solo un gran editor puede sostener una gran colección—, sino también por la cantidad de obras de imaginación que conocemos gracias a su labor en ambas editoriales. Valga este recordatorio en una tradición como la española —y ni hablar de la latinoamericana— tan aferrada al realismo. Atalanta es una editorial que publica poco, pero que nunca falla.
En traducción, publicamos dos entrevistas. La primera es una conversación entre la traductora estadounidense Michelle Mirabella y la escritora chilena Catalina Infante. Mirabella acaba de publicar una traducción al inglés de La grieta (Emecé, 2023): The Cracks We Bear (World Editions, 2025). Cinco años de trabajo y colaboración entre la autora y su traductora quedan registrados en esta entrevista preparada especialmente para LALT. La otra entrevista pertenece a un ya conocido colaborador de la revista, Eduardo Suárez, quien en esta ocasión conversa con la traductora mexicana Selma Ancira, “una de las más destacadas voces en la literatura traducida del ruso y del griego moderno”. No solo eso, a Ancira le debemos también las traducciones de Marina Tsvietáieva, una de las más grandes poetas del siglo XX. Su contribución es incontestable, y los numerosos reconocimientos que ha recibido así lo confirman. En esta conversación, Ancira se adentra en los secretos de su oficio y comparte su experiencia acercando a los lectores a escritores de la talla de Tolstói o Kazantzakis. Son traductoras como ella quienes mantienen viva esa literatura que, por su peso y trascendencia, muchos no dudan en llamar universal.
Por supuesto, LALT trae muchas otras sorpresas: literatura indígena, brasileña, adelantos de traducciones, cuentos y poesía. Cada número está cuidadosamente diseñado para invitar a los lectores de hoy a descubrir algo de nuestra literatura. Leer sigue siendo esa experiencia vicaria en la que los lectores viven, aunque sea por un momento, la experiencia, la subjetividad y la trascendencia (si es que la hay) de otros: una experiencia única e insustituible. Hoy, frente a la crisis de la lectura, la irrupción de la inteligencia artificial y el retroceso de las humanidades, leer se ha vuelto una tarea titánica, dificilísima, boicoteada por la cantidad de distracciones que nos rodean. Leer no es solo abrir un libro: es cultivar un gusto —esa capacidad estética tan menospreciada en el mundo académico—, dialogar con el pasado, el presente y el futuro y, sobre todo, hablar con nosotros mismos. Por eso parece más necesario que nunca la existencia de una crítica libre, arriesgada y cosmopolita. Ojalá que la obra de críticos como Christopher Domínguez Michael inspire a los escritores más jóvenes a tomar la posta y continuar en esta larga senda que antes se llamaba, sin necesidad de ninguna excusa, tradición literaria.
