Phoenix: Cardboard House Press, 2023. 100 páginas.
Music notebook (Cuaderno músico) es un collage engañoso. En muchos sentidos, funciona como una bildungsroman, pues muestra la construcción de una artista que se mueve entre el deseo, la maternidad y la muerte. Comienza con un mortinato para centrarse en la fractura entre identidad y símbolo que marca gran parte de la existencia femenina, una ruptura que la perspicaz y delicada traducción de Gabriel Amor no hace más que subrayar.
La poesía de Dreyfus es tan poderosa traducida al inglés como en la versión original en español y es maravilloso ver que sus versos llegan a un nuevo público gracias al increíble trabajo de Cardboard House Press.
Desde el aprendizaje de palabras en “The Word Journey”, ya teñido de desaprobación —“decretaba ya no criar más cólera”— hasta la intención consciente de escribir en “Rosemary and Bougainvillea” —“Tengo 17 años / estoy viva llevo en el bolso unas hojas rayadas nicotina / sé que debo empezar a escribir”— se aprecia una evolución que culmina en la carta dirigida a Parra del Riego, que es un viaje de por sí. Hay un recorrido desde la escritura como algo que irrumpe hasta la escritura como una confesión entretejida con ritmo, una carta dirigida intencionalmente.
En ese sentido, “The Word Journey” da la sensación de ser un uróboros del libro. Lo que empieza como un recordatorio ensoñado de la infancia y la familia se convierte en una invocación de la furia temprana de la voz poética entre las limitaciones de la imagen: el “dialecto hermoso” de una bisabuela que se dirige a su mal genio (“cuando / escribas tan fuerte en la libreta que el dedo medio / quedará dislocado cuando inventes tu propia / semántica violenta”). Esta dinámica de nostalgia, de ensoñación que recurre a la página que da a luz tinta, a “la palabra desnuda / grave herida la palabra”, es un motivo constante a lo largo del libro, el cual se deleita desgarrando las imágenes.
“Desde la piedra de la locura y el malestar heredado, el sentido se derrumba solo para dar a luz más tinta, una voz que canta y continúa.”
La exposición de la artista argentina Luciana Pinchiero Bad Posture reflexiona sobre el cuerpo femenino en interacción con la performance y la mirada: las esculturas clásicas se unen a recortes contemporáneos, en collages que abren el espacio liminal entre subjetividad y objeto. La obra alumbra una interacción extraña entre la mujer y el ojo del espectador. Esa química tensa resuena también en la acumulación, los altibajos de convertirse en una criatura de pleno derecho de Music Notebook. Las posturas de este poemario son siempre retorcidas, siempre insatisfechas, siempre sensuales, y juega con las miradas que experimenta.
Poemas como “Rosemary and Bougainvillea” y “Girls Who Play That Way” dan una sensación constante de desplazamiento, un yo que simultáneamente evade y refleja a otros. El juego entre deseo y placer en “Girls Who…” es un ritmo implacable que late, pero el descubrimiento del propio cuerpo y de la sexualidad que abre la pieza está teñido de miedo y de la dinámica de las miradas que se sienten sobre el cuerpo, “como reconociendo en el espejo / la dimensión creciente hormonal / desaforada incluso del deseo y el / miedo las arrullaba en esas tardes”. Para Picchiero, el contraste de la mirada va sobre las narrativas impuestas a los cuerpos, mientras que, para Dreyfus, es una cuestión de no olvidarse nunca de los espejos y juzgar: “y enojada muy fiera preguntase: / ¿no saben que las niñas que así / juegan se van derechito al infierno?”.
Este elemento de desviación también se construye a través de la familia, de la disfunción y de la forma en que gran parte de Music Notebook es una neblina borrosa que se vuelve desgarradora y cuya sintaxis espinosa aterriza en las manos del lector. Desde la piedra de la locura y el malestar heredado, el sentido se derrumba solo para dar a luz más tinta, una voz que canta y continúa, juguetona y poderosa y elocuente.
Traducción de Manuela Berdún Gistaín