La Paz: Editorial El Cuervo, 2024. 272 páginas.
El cuerpo, inmediato pero inaccesible, conocido y a la vez monstruoso, es central en la obra de Maximiliano Barrientos (Santa Cruz, 1979). Realiza lo que podríamos denominar una indagación profunda sobre el propio cuerpo en su más reciente libro de cuentos, El horizonte del grito (El Cuervo, 2024), entrando de lleno en el horror de la mano de una narrativa weird. ¿Cuáles son los límites del cuerpo?, ¿expandirlo o fusionarlo con otros elementos podría lograr un acceso más inmediato al significado?, ¿cómo superar esa frontera, y qué podría suceder al hacerlo? El horizonte del grito nos muestra un tipo diferente de ficción, que trasciende los tópicos del horror y los lleva por un camino diferente. Trata sobre la disolución del sujeto y el mundo y la obtención de un significado primordial al romper las barreras de la carne. Una mezcla de filosofía y terror en un imaginario fantástico que supera a cualquier exponente de estos géneros marginales en nuestro continente. Se podría incluso decir que este libro cimenta un nuevo tipo de narrativa: ¿horror metafísico, quizá?
Su anterior obra, la novela Miles de ojos (Caja Negra Editora, 2022), en la que un culto en Santa Cruz pretende utilizar un automóvil deportivo como instrumento ritual para liberar a una misteriosa entidad capaz de transfigurar el mundo, continúa presente en este nuevo libro y se expande con algunos cuentos como “El horizonte del grito”, “Colores monstruosos” y “Ofrenda”. Son historias que venían cocinándose incluso antes de la publicación de esa novela, la cual fue finalista del Premio Finestres de Narrativa en 2022.
“Escribí tres antes de Miles de ojos: ‘El pozo’, ‘El Horizonte del grito’ y ‘Ofrenda’. El resto en los años posteriores. Vengo trabajándolos desde el 2020”, afirma el autor.
Son historias que no dejan indiferente al lector, que lo golpean, ya que la sensación de terror sobrepasa la mera extrañeza para mostrar algo que no solo transforma la realidad, sino que opera en un estado cercano a la profecía, augurando una dimensión a la que quizá vayamos a llegar: un futuro monstruoso que está al otro lado del miedo y el sacrificio. Hay joyas en las que es difícil dejar de pensar, como “La tercera transformación”, en donde dos amigos de la infancia deciden explorar la mansión de un viejo nazi (presuntamente muerto) y descubren un tipo de vida que ha mutado y se ha expandido más allá de los límites naturales. En “Colores monstruosos” un hombre debe viajar a un pueblo apartado a identificar el cadáver de su hermano, desaparecido años atrás. Luego de reconocerlo, alguien roba su cuerpo de la morgue y le empieza a enviar cintas de VHS en donde lo mutilan. Al contemplar esas imágenes, empieza un viaje sin retorno a una condición diferente y quizá nunca antes imaginada. “La canción del espectro”, en donde un avión desparece en la selva cerca de Santa Cruz, da por muertos a sus doscientos treinta pasajeros. Cuando un año después cazadores y biólogos comienzan a dar reportes de avistamientos de niños en la selva, una productora de documentales envía a un equipo a investigar, pero lo que descubren trae consecuencias nefastas para todos. Dice el autor:
Ese es un cuento en el que quería repensar la tradición marxista desde el presente. Y especialmente desde ese abordaje derridiano que lo ve como un espectro, como algo que acecha siempre. Que se resiste a desaparecer. Marx se hace necesario ahora más que nunca porque su crítica sigue siendo la más atinada del capitalismo. ¿Cómo podemos pensar un cambio cualitativo? Ese cuento trabaja esa ansiedad, quise pensar la idea de la revolución como esa interrupción súbita, que siempre está abierta, pero la quise pensar a través de imágenes alegóricas, como la del accidente de avión, y como todas las escenas que propician el body horror.
Y está el relato que da título a esta colección, en donde unos adolescentes fanáticos del black metal y llenos de rabia planean quemar una iglesia como signo de rebeldía, pero descubren un culto diferente en el interior del recinto cuando van a llevar a cabo su fechoría. Esta música, que ayuda a liberar esos portales de la percepción y de la carne, sigue sonando de fondo, cada vez más fuerte, mientras se avanza por esta colección de cuentos. Bandas como Mayhem, Samael con su Ceremony of The Opositors y Darkthrone con Transilvanian Hunger.
“El horizonte del grito representa un paso más en esa exploración de la mutación del espacio, de escenarios mentales que sobrepasan la frontera del sueño.”
Barrientos también explora temas más allá del horror corporal y la metafísica, algunos relatos cuestionan la política y las dictaduras latinoamericanas. Es el caso de “El pozo”, en el cual un alcalde con una enfermedad mental incapacitante trata de mantener oculta su condición al público con la ayuda de su séquito, pero su comportamiento es cada vez más errático y perturbador. El personaje es un espejo de Percy Fernández Añez, el cual fue alcalde de su natal Santa Cruz de la Sierra durante seis gestiones.
“Si todo libro de ficción refleja ciertas contradicciones sociales de ciertos períodos históricos, creo que los géneros no realistas lo hacen de una manera especial. ¿Qué nos puede decir lo weird de la violencia del capitalismo? Es algo que viene inquietándome desde hace algún tiempo”, afirma Barrientos.
El Horizonte del grito representa un paso más en esa exploración de la mutación del espacio, de escenarios mentales que sobrepasan la frontera del sueño y modifican la realidad, y del cuerpo expandiéndose para entrar a formar parte de una entidad mayor. Se trata de un universo que el boliviano planea seguir utilizando.
Son pocas las obras con las que se puede comparar este libro y, aparte de las influencias de J. G. Ballard, Thomas Ligotti y Jeff VanderMeer, son escasos los autores que actualmente escriben de manera tan contundente y extrema y que se pueden hermanar con Barrientos.
¿Qué es lo más importante que debe lograr un cuento? Así responde el autor: “Debería hacerte repensar el concepto que tienes de la literatura. Si un libro no hace eso, hacerte dudar de todo lo que creías que era la literatura, entonces ese libro fracasa”.
El horizonte del grito hace repensar de forma profunda muchísimos conceptos aparte del literario. Es un viaje sin retorno.