La editorial Archipelago Books está actualmente en el proceso de publicar la totalidad de los libros de Mafalda de Quino traducidos al inglés, comenzando por el primer volumen lanzado en junio de 2025. El hombre detrás de la enorme tarea de llevar a Mafalda al inglés es el conocido traductor literario Frank Wynne. Conversé con Frank sobre sus recuerdos acerca de Mafalda, la resonancia contemporánea de la tira cómica y el impacto que esta podría tener en el mundo de habla inglesa.
Arthur Malcolm Dixon: ¿Cómo conociste por primera vez a Mafalda? ¿Recuerdas la primera vez que la leíste? ¿Eras fan de ella antes de traducirla?
Frank Wynne: Descubrí Mafalda por primera vez en la década de 1980 cuando vivía en París (esto es, leí las tiras primero en francés, mucho antes de aprender español o vivir en Argentina). Desde el principio, fui un gran fan y lo sigo siendo hasta hoy. Ya en ese momento, me sorprendía que no existiera una traducción al inglés, ya que en mi opinión, Mafalda es uno de los tres cómics más importantes jamás publicados, junto con Peanuts y Calvin y Hobbes.
Mis primeros pasos como traductor comenzaron con la traducción de cómics, tanto de humoristas como Édika, así como de novelistas gráficos más serios, como Enki Bilal. Con el tiempo, terminé trabajando como editor en publicaciones de cómics, y en ese momento intenté (brevemente, y sin ningún éxito) publicar algunas tiras de Quino en una revista que yo mismo editaba.
Cuando decidí traducir a tiempo completo, me di cuenta de que no podía permitirme vivir en Europa (y realmente no quería hacerlo), así que pasé la siguiente década viviendo principalmente en América Latina, primero en Costa Rica y luego en Argentina. Cuando viví en Buenos Aires, descubrí la extraordinaria influencia que Quino, a través de Mafalda, había tenido en la política argentina y, más ampliamente, en la política de América Latina en general.
Al leerla de nuevo (esta vez en el español original), me impresionó lo dolorosamente precisa que era su visión del mundo (y sigue siendo), pero también comprendí el momento y el lugar de donde provenía.
A.M.D.: La tira original de Mafalda se publicó de 1964 a 1973 y fue políticamente temeraria para su época. ¿Cómo crees que se traduce Mafalda al mundo de 2025? ¿Cómo crees que les llega la tira a los lectores contemporáneos?
F.W.: Hay cosas que nunca cambian, y la brillante capacidad de Quino para conjurar la curiosidad de la mente de una niña sigue teniendo la misma fuerza que antes. Mafalda siente curiosidad por todo: la política, la tecnología, la ciencia y la lectura, y aunque algunos de sus comentarios puedan parecer extraordinariamente maduros para una niña de su edad, sus preguntas son las de cualquier niño en cualquier época. La Guerra de Vietnam puede haber terminado, el comunismo y la guerra nuclear pueden ya no considerarse las mayores amenazas a la democracia, pero aún hay guerras en curso; en Gaza, Ucrania, el Magreb y otros lugares, todavía existen amenazas a la democracia de parte de regímenes autoritarios, algunos (pero no todos) de los cuales son comunistas, y los niños de seis años todavía les piden a sus padres que les expliquen cosas que los adultos apenas pueden comprender. Mafalda, de alguna manera, es una Casandra de seis años, alguien maldecida con una sabiduría que los demás se niegan a creer.
Otros aspectos de Mafalda han cambiado poco desde los días de Mafalda (quien solo es un poco mayor que yo): su relación con sus amigos, con los padres, con la escuela; todas estas cosas son fácilmente comprensible para los lectores actuales. Y debe recordarse que, aunque los niños han llegado a leer Mafalda, la tira, al igual que Peanuts de Schultz, fue escrita inicialmente y serializada en periódicos para adultos. Lo extraordinario de ambas es que pueden atraer a lectores de cualquier edad, y volver a leerlas ofrece nuevas perspectivas a medida que envejecemos y (quizá) nos volvemos un poco más reflexivos.
A.M.D.: Mafalda ya ha vuelto enormemente popular fuera de Argentina y en otros idiomas distintos al español. ¿Cómo crees que será recibida en el mundo anglófono? ¿Qué significa para ti dar vida en inglés a un personaje tan icónico?
F.W.: Me entusiasmó que me pidieran llevar a Mafalda al inglés. Es una tira que ha significado tanto para mí durante tanto tiempo que, en cierto sentido, he estado traduciéndola en mi cabeza durante un cuarto de siglo. Ahora, puedo compartir eso con otras personas.
Creo que el mundo anglófono está listo para Mafalda. No estoy seguro de que Estados Unidos en tiempos de Nixon se hubiera sentido cómodo con ella, y, en cierto sentido, puedo entender que los editores y periódicos contemporáneos podrían haber elegido no publicar una tira así porque —al contrario de Peanuts, que está prácticamente desprovisto de política— Mafalda aborda de manera directa las ideas de democracia, libertad, poder e igualdad, y lo hace con todo el asombro (y decepción) de una niña idealista.
A.M.D.: ¿Qué desafíos implica traducir la tira cómica como género? ¿Cómo afectó a tu traducción el aspecto visual de la obra?
F.W.: Traducir tiras cómicas presenta muchos desafíos. Lo primero y lo más importante, estoy limitado por los globos de los diálogos que dibujó Quino: no hay espacio para explicar cosas que no necesitan explicación en el original. Segundo, y de manera importante, a diferencia de una novela gráfica, donde una sola historia puede contarse a lo largo de cincuenta o setenta páginas, las tiras se publicaban diaria o semanalmente en segmentos de tres o cuatro viñetas: cada una de estas debe funcionar por sí sola, sin esperar que el lector haya visto las tiras anteriores. La broma (o revelación) tiene que funcionar en esas condiciones, no puede posponerse para la siguiente tira (aunque ahora se recopilen en un libro).
El humor y los juegos de palabras son de las cosas más difíciles de traducir: los juegos de palabras no se traducen, hay que reinventarlos, pero otras formas de humor, desde el sarcasmo hasta la ironía, necesitan adaptarse a un nuevo idioma. La rica veta humorística de Quino presentó innumerables desafíos, pero la traducción, por su propia naturaleza, se perfecciona en las dificultades. Lo crucial, sentí, era mantener las voces de los personajes de la tira.
Toda traducción se trata de la voz, ya sea de un personaje o de un narrador. Pulir y moldear las diferentes voces de Mafalda, Felipe, Susanita, Manolito, etc., era vital para que la tira funcionara. Como un escritor que relee un borrador de su novela o un actor que interpreta un personaje, un traductor debe preguntarse: “¿Diría mi personaje esto?” Porque, al llegar al borrador final, los personajes son tanto de Quino como míos…
A.M.D.: Mafalda es una niña que no teme hacer preguntas y que habla con seguridad sobre las cosas que le importan. ¿Qué opinas de la representación de la infancia que hay en Mafalda? ¿Qué podríamos aprender de ella?
F.W.: La representación de la infancia en Mafalda es a la vez completamente creíble y profundamente ingenua. Es difícil imaginar a una niña de seis años tan reflexiva, curiosa y con principios como Mafalda, aunque tengo una ahijada de ocho años que se le parece bastante. El mundo de Quino es un mundo de asombro y curiosidad, atravesado por destellos de lucidez que, aunque sean precoces, se sienten genuinos. No es sorprendente que, al preguntarle qué habría sido Mafalda de grande, Quino respondiera con frecuencia que habría sido una de las “desaparecidas” en la Guerra Sucia de 1976-1993. Debemos recordar que Mafalda (como tira cómica y como personaje) no existió en un vacío político, sino en un contexto específico de la historia argentina, marcado por golpes de estado, corrupción y autoritarismo. Un mundo no muy diferente del que muchos de nosotros, en distintos países, vivimos hoy. Si Mafalda puede enseñarnos algo, es que la esperanza, los principios y un cuestionamiento riguroso de nuestra sociedad y nuestro mundo, son el único camino posible hacia adelante.
Traducción de Marcelo Rioseco