El retorno de Etsa e Iwia
El cielo constelado de poemas cantó sin palabras
Nunkui madre,
se quitó el silencio y
la luna,
con ecos de noche,
plantó semillas y flores en la boca de Iwia.
Los Shuar eran sociedades y comunidades interétnicas entre las constelaciones, convivían con los animales y juntos respetaban la vida en la tierra en bien de la naturaleza. Sin embargo, surgió el antropófago Iwia, y trajo consigo al miedo, e inició la lucha interior que habita en nosotros.
Etsa, (el sol) era un hombre guerrero con poderes sobrehumanos y, al ver que los Shuar eran exterminados por Iwia (antropófago de la selva) salió en su defensa y lo hizo con apoyo de: Yápankam, Kuyu, Tatasham, Aunts, Sechakuim, ellos llevaban mensajes de alerta a Etsa de las acciones de Iwia; los mismos que eran personas según la cosmogonía shuar. Los animalitos: Jaanch’ o Tsere, Sumpa y Tiship. Eran guardianes del camino por donde pasaría Iwia y le distraían para evitar que siga avanzando hacia el objetivo. Los sabios curanderos llamados Uwishint’ tenían relación espiritual con: Ampush, Pinchu, Yakakua, Tsukanká, Jaguares, boas, lagos, ríos y otros elementos de la tierra y del cielo. A través de las visiones de los sueños apoyaron a Etsa con palabras de poder.
Al pasar los ciclos, Iwia también fue observando las desigualdades que se derivan de varios ejercicios del poder y se fortaleció así. Su arma más fuerte en estos tiempos, pero invisible, es la avidez, promovido por el pensamiento capitalista, un enemigo que se pone más fuerte a través de la falta de solidaridad. El mecanismo del dinero por sobre los seres humanos, la desigualdad y el desequilibrio. Retornar al nuevo tiempo es una oportunidad de regresar al mundo que siempre soñamos donde animales y humanos conviven en la misma tierra, donde ríos cristalinos bañan generosos a las piedras milenarias y nadie esté por encima del otro.
Iwia es transformado mediante la solidaridad, armonía y paciencia que posee Etsa, para que podamos vencer el miedo y guardar las reflexiones de este tiempo. En la lucha de los médicos por salvar vidas, en la ayuda comunitaria de los policías, en el acogimiento al migrante, el cese del fuego en las fronteras, el amoroso cuidado de la familia durante toda crisis.
Tres poemas
El retorno
De vuelta a casa,
todos me daban la bienvenida.
Las montañas mostraron la belleza de su carita verde
las chacras repletos de sembríos
con olores de chiaungu
que aún permanece ocultos por temor a su exterminio
fuimos guiados por la voz de los sabios ancestros
todo era abundancia a mi alrededor
los árboles me sostuvieron con sus largos bejucos
trinaron los pájaros
y un colibrí anunció que las personas que partieron se encuentran bien
Los hijos de Arutam
Hablamos desde nuestros corazones.
A través del abuelo tabaco, natem, maikiua y de nuestros ancestros,
hemos adquirido el poder en las cascadas sagradas.
Tenemos la sabiduría y el poder de descifrar sueños.
Somos hermanos del sol y de la luna.
Cazadores invisibles y pescadores en aguas dulces.
Las hijas de Nunkui
somos mujer tierra, mujer barro y mujer nuwe fértil del nuevo tiempo.
Arutma uchirinji
Ii enentaijai chichaji.
Yaunchuya ii apachri tsaank, natem nuyá maikiua.
kakarman amasuiti tunanam.
Ii naatka enentai nuyá karamma kakarmari nekataish takakeaji.
Mesetnum awakmawitji etsa nuyá nantu yachí asar.
Wainchamu eamniutji nuyá namakash entsaya yumin achiniaitji.
Nunkui nawantri asar
Nunka puju nuwaitji,
yamaram kintia naatka nuwejai najanamu nuwaitji.