Los feminicidios de Juárez son un tema muy atractivo tanto para la literatura como para la prensa internacional por la misma razón por la que son una tragedia: son un crimen sin resolver. A diferencia de otras ciudades fronterizas como Tijuana, donde solo encontramos una obra consagrada entre la producción local, Juárez es protagonista en al menos tres novelas gráficas de autores extranjeros y otras tres sobre la maquila y el período de militarización por autores locales. Luchadoras de la novelista gráfica francesa Peggy Adam es probablemente el relato menos determinista y más matizado. Se centra en el problema del feminicidio, pero dibuja una ciudad donde las personas están siempre en un primer plano. luchadoraspresenta un Juárez como ring de lucha libre en el que las tácticas no pueden ofrecer solo una victoria frente a las estrategias de dominación, sino además plantear plataformas de simulación que cuestionan el límite entre táctica y estrategia. Luchadoras fue uno de los cómics “esenciales” del 2007 según el Gran Jurado del Festival de Angoulême, uno de los reconocimientos más prestigiosos junto con los premios Eisner. La obra principal de Adam es Plus ou moins…un conjunto de cuatro novelas graficas que narran el dia a dia de tres mujeres y una transexual enfrentadas a la mirada que otros imponen sobre su sexualidad y su estilo de vida. El cómic además se deleita en lo cotidiano, en la monotonía, en los extremos entre la deprimente soledad y la dificultad de las relaciones interpersonales. El estilo de Adam es intimista con personajes urbanos que se debaten entre la soledad y los problemas de pareja, el hastío vital y el drama de las relaciones interpersonales, todo ello enmarcado en una reflexión sobre el paso del tiempo, la construcción de género o la inmigración.
Luchadoras comienza cuando la protagonista, Alma, va a Casa Amiga para buscar ayuda contra el maltrato de su marido, Romel. Al salir, éste la apuñala y el cómic retrocede para explicar las circunstancias que han dado lugar a dicha situación. Alma vive de una colonia pobre de Juárez. Tiene una hija, Laura, y trabaja en un bar donde se reúnen los amigos pandilleros de su marido. Su hermana, Estela, vive con ella y trabaja en la maquila. A lo largo del cómic se tienen noticias de chicas desaparecidas, algunos familiares o amigas, cuyos cadáveres aparecen abandonados en el desierto, a veces torturados. Una noche, Alma va a la lucha libre donde coincide con Jean, un turista francés que está de paso. Éste se ofrece a acompañarla a casa, Romel la ve llegar con Jean y, celoso, la golpea duramente. Alma no puede más y pide ayuda a Jean para esconderse. Éste la acoge en su motel y cuando pueden volver a la casa a escondidas para recuperar a la niña de Alma. Un día, Estela la visita para pedirle que vuelva porque Romel ahora le pega a ella. En la conversación se descubre que Estela ha estado acostándose con Romel. Alma entra en cólera, la echa, Estela se cae, y tiene un aborto. Pocos días después, el cómic vuelve al punto de partida, el apuñalamiento. Alma tiene vendajes y se mueve con dificultad, pero ha sobrevivido. Entonces contrata a un asesino a sueldo para que alguien de la banda rival de la de Romel lo asesine. El plan tiene éxito, pero por desgracia, semanas más tarde, su hermana Estela también aparece violada, torturada y muerta como el resto de las chicas desaparecidas de Juárez. Al final, Alma vuelve a su casa con su hija y Jean regresa a Francia.
El tema principal de Luchadoras es el problema de los feminicidios en Ciudad Juárez y presenta dos casos bien diferenciados: el feminicidio por violencia conyugal y lo que Julia Monárrez Fragoso denomina “feminicidio sexual sistémico”, es decir, aquellos casos de mujeres violadas, torturadas y asesinadas, cuyos cuerpos aparecen en zonas desérticas. Mi lectura de Luchadorasrecurre a la diferencia establecida por Michel de Certeau entre táctica y estrategia para sugerir que Juárez se presenta como ring de lucha libre en el que las tácticas pueden no solo ofrecer una victoria frente a las estrategias de dominación sino además plantear plataformas de simulación que cuestionan el límite entre táctica y estrategia. Ante el feminicidio sexual sistémico, el cómic recurre al género neopoliciaco para mostrar y denunciar todo un engranaje que posibilita el asesinato masivo. Juárez se presenta, así como la ciudad de los feminicidios, donde la muerte se pasea a sus anchas, pero también como un lugar donde el “alma” de la gente, la vida y las relaciones sociales están en un primer plano.
Alma, luchadora libre
El cómic es un recorrido por las diferentes tácticas que Alma, la protagonista, utiliza para enfrentar el problema de feminicidio. La historia comienza in media respara establecer el conflicto principal, cuando Romel apuñala a Alma. Es muy significativo que esto comience inmediatamente después de que ésta salga de Casa Amiga, la organización de ayuda a las mujeres maltratadas de Juárez, ya que el “fracaso” de dicha asociación en proteger a Alma ilustra la difícil labor que realizan este tipo de asociaciones , que el cómic no infravalora pero que no deja de ser una gota en un océano luchando como David frente a Goliat contra la maquinaria de feminicidios. Una vez se sitúa este panorama de inseguridad y de vulnerabilidad institucional, el cómic es un recorrido por las diferentes tácticas que Alma realiza para estabilizar viva.
Ella recurre a muchas tácticas de las cuales resaltamos dos por su impacto en los acontecimientos posteriores. La primera es refugiarse en casa de Jean tras la paliza de su marido. No recurre a la policía, a un abogado oa Casa Amiga en primer lugar, sino que huye y confía en otra persona. Esta acción pone de manifiesto la ausencia de una estructura que pueda proteger la integridad física no solo de una víctima de violencia doméstica sino de los ciudadanos y ciudadanas en general. La segunda táctica es contratar a un asesino a sueldo procedente del mundo pandilleril. Es una solución polémica por su efectividad porque es la única que salva la vida de Alma con la urgencia necesaria. El cómic no propone este tipo de criminalidad como una forma de justicia y mientras la eficacia en el caso de Alma resulta en su supervivencia muestra también cómo el mismo asesino está implicado en la tortura y asesinato de su hermana. La solución de Alma es contradictoria porque pone de manifiesto la perfecta y eficaz articulación del entramado criminal de Juárez. ¿Está alma recurriendo a una táctica o a una estrategia? Su decisión construye una simulación que reflexiona acerca de la utilización de tácticas y estrategias y de la posible o no transformación de la una en la otra. Dado que la policía, las asociaciones, las instituciones y el sistema judicial son inútiles ¿cuáles son las formas establecidas de poder? A la manera de la novela neopoliciaca, La solución de Alma es contradictoria porque pone de manifiesto la perfecta y eficaz articulación del entramado criminal de Juárez. Luchadoras revela, critica y denuncia la inutilidad de los cuerpos del Estado mexicano. Al mismo tiempo, es un homenaje a la incansable lucha de sus habitantes, a la respuesta local ya la resistencia de las víctimas.
Esta lucha se representa metafóricamente en forma de “lucha libre”, un espectáculo que se caracteriza por la subversión de las normas, por el uso de tácticas, no de estrategias, para ganar. El espectáculo de lucha libre de “Bestia salvaje” contra “Diablo” es el evento catalizador de numerosas líneas argumentales y un espacio simbólico del conflicto principal. Por una parte, es el punto de encuentro de Jean y Alma y en el cruce de miradas se adivina una atracción mutua que choca con la realidad marital de Alma. Después del espectáculo, Jean insiste en acompañar a Alma por su seguridad, pero ésta le amenaza con un cuchillo, reproduciendo una incipiente “lucha libre” fuera del recinto. Se aclara el malentendido y Alma explica su desconfianza como producto de los feminicidios. Se escenifica asi el conflicto de la ciudad, de las mujeres muertas y de sus asesinos.
La paliza recuerda a la pelea que acaban de ver entre “Bestia salvaje” y “El diablo” y parece que esa noche, Alma decide enfrentarse a la bestia escapando de casa y buscando una manera de “vencer” a su marido. La noche de lucha libre es el punto de inflexión que marca un antes y un después en la vida de Alma. De manera más general, si las normas de la lucha libre se hicieron para romperse, el cómic parece describir Juárez como un gran cuadrilátero donde todas las partes enfrentadas luchan simultáneamente y donde la protagonista, como los luchadores, actúa a través de tácticas, ya sea ir armada por la calle o contratar asesinos. Por último, se produce el choque definitivo que transforma la segunda mitad del cómic —Romel ve a Jean acompañando a Alma a casa y automáticamente asume una infidelidad.
Estela, el feminicidio sexual sistémico
No todos los personajes se lanzan al ring. El cómic ofrece varios tipos de mujeres y personajes contradictorios. Por una parte, Alma es una femme fatalede novela negra, una mujer empoderada que parece brindar una esperanza o al menos legitimar una salida a una situación difícil. Su hermana Estela, por el contrario, es dulce, comprensiva y romántica pero muy temerosa. En apariencia, es inocente y apoya a su hermana en lo posible pero pronto sabemos que mantiene un idilio con Romel y está embarazada. Al confrontarse, las hermanas se oponen así dos tipos de femineidad y ninguna de ellas está exenta de imperfecciones: una fuerte, que encuentra una solución para sí misma, pero agresión y la otra más pacífica, pero indefensa. Asimismo, se muestra una normalización de la violencia que no impide que Estela considere una relación con Romel a pesar de presenciar las palizas a su hermana.
Además, Estela es un elemento narrativo que nos abre la puerta al mundo de la maquila. En ella se apunta a un entramado de trata de blancas en el que los conductores de autobuses, el supervisor, y agentes externos a la maquila se coordinan para el secuestro de obreras. Estela termina siendo víctima de esta trata y sus restos aparecen en un descampado al final del cómic. No hay testigos, ni se sabe quiénes son los interesados en la tortura de esta chica. ¿Qué tácticas se pueden emplear frente a las estrategias del crimen organizado, frente a una maquinaria tan bien engrasada? Al lector queda respondido a esa pregunta.
Mientras tanto, Laura, la hija de Alma, observa y trata de aprender. Aprende que ella siempre está en un segundo plano, que los que la rodean, están de paso y son prescindibles, como Jean (Fig. 1) que se marcha al poco de iniciar el romance con Alma. Esta indiferencia se expresa metafóricamente en forma de gato muerto (Fig.2). En la escena, Laura se lo encuentra destripado en el patio de su casa y se pone a jugar con él, metiéndole las tripas para que viva. Tampoco le importa mucho porque tienen nueve vidas, así que cuando su madre la llama para comer, ella se libra del cadáver tirándolo por la valla. De forma muy concisa e impactante, el gato opera como metáfora de la indiferencia ante los feminicidios, de la indiferencia hacia el sufrimiento de las comunidades más vulnerables, y de la indiferencia que ella, Laura, está recibiendo en el seno familiar y que reproduce sobre el animal. El gato destripado con el que juega y después tira por la zanja para irse a comer, es ella misma, olvidada por casi todos, excepto por su madre. De manera intradiegética, el gato es también una metáfora para Alma, que como un gato de nueve vidas “resucita” varias veces: resucita una y otra vez tras las palizas de su marido, sobrevive a la puñalada mortal que haberla matado, y parecía resucitar una vez más cuando Jean la abandona y se queda sola con su hija para comenzar una nueva vida. Tal vez Laura también aprende que siempre se puede empezar una nueva vida como los gatos. el gato es también una metáfora para Alma, que como un gato de nueve vidas “resucita” varias veces: resucita una y otra vez tras las palizas de su marido, sobrevive a la puñalada mortal que parecía haberla matado, y resucita una vez más cuando Jean la abandona y se queda sola con su hija para comenzar una nueva vida.
El “alma” de Juárez
En Luchadoras , Juárez es una presencia constante pero apenas esbozada. La autora comenta que una ciudad “está hecha por las personas que viven en ella. Entonces, me enfoqué en la gente y no tanto en el escenario, solo lo suficiente para que puedas reconocer que estás en México”. Los personajes son lo que siempre destaca sobre la página porque para Adam, Juárez es su gente, lo que viven, lo que expresan, lo que disfrutan y lo que temen.
Se puede establecer una conexión entre el personaje principal y el lugar –Alma es el “alma” de Juárez, que resucita una y otra vez como un gato de nueve vidas al igual que la ciudad se recompone sin cesar de la violencia, del feminicidio sexual sistémico y de la injusticia. Así, el cuerpo de Alma apuñalado, golpeado y maltratado, pero fuerte y con la muerte tatuada en el brazo ejerce como metáfora de la biopolítica que opera de manera excepcional en Juárez donde la violencia de Estado, a través de la impunidad de sus agresores, golpea a todos y cada uno de sus ciudadanos con cada victima. La antítesis de Alma es el asesino sin nombre (Fig.3). Adam lo dibuja encapuchado y de negro, como una muerte contemporánea al que solo le falta la guadaña. Él se mueve con libertad por toda la ciudad, no conoce límites, está omnipresente, y como la muerte misma, no hace distinciones. La muerte ronda Juárez en forma de joven encapuchado.
El cómic crea una cartografía del feminicidio en Juárez. Prácticamente ninguno de los lugares representados (el bar, la casa de Alma, los alrededores de Casa Amiga, la maquila…) está libre de algún tipo de violencia machista, aunque con verosimilitud y matices. Se trazan paralelismos en pequeños detalles que crean un tressage interesante , es decir, una relación entre viñetas en diferentes páginas que “trenzan” la narración a modo de leitmotifs. Por ejemplo, en las Fig. 4 y 5, las viñetas activan una conexión entre el comienzo y el final del “secuestro” de Estela. La “horizontalidad” del autobús, del que solo ve la mitad, “termina” tres páginas después en la camioneta que recoge a Estela para secuestrarla. Junto al autobús, el chico sin nombre y junto a la camioneta, Estela. El paralelismo demuestra gráficamente una conexión directa entre la rutina del trabajo diario y la muerte, entre la red de trata de personas de la maquila y la desaparición de Estela. Las viñetas alargadas también imprimen un ritmo calmado a la naturalidad con la que la víctima confía en aquellas personas que casualmente pasan por allí y parecen ofrecerse a devolverla a su casa. Lo sosegado de la descripción subraya la cotidianeidad de los asesinatos, pero también una vida que no se detiene por la tragedia.
El desierto, un margen natural, se convierte en uno de los centros de ese mapa de feminicidios. A lo largo de la obra, aparece a pinceladas, cuando se encuentra algún cadáver, excepto en los famosos asesinatos del Cerro del Cristo Negro (Fig. 6), una de las metáforas visuales del cómic más imponente. En una sola viñeta que toma dos terceras partes de la página se expresa la impunidad con que se cometen los feminicidios, con la figura de Cristo dominando la ciudad, pero dando la espalda, completamente indiferente a los cuerpos que tiene a sus pies. En la siguiente página (Fig. 7), al lado del Cristo, las viñetas “recortan” los cuerpos desmembrados, tapan los rostros y reifican los cadáveres insistiendo en su objetivación como resultado de la violencia. El dibujo en blanco y negro permite fusionar el color rojo de la sangre con el negro y por una parte parece diseñar una montaña de sangre derramada desde el Cristo. Por otra, eltressage de la página facilita una conexión entre la sangre de los cadáveres y la salsa de los tamales de Jean (Fig. 8) unas páginas más adelante, en una interesante metáfora de las mujeres devoradas por la “máquina de feminicidios”, como cuerpos producidos en cadena, como fast food que se devora y se deshecha con la misma facilidad.
El cómic muestra la dura tensión entre el “alma” de Juárez, con personajes llenos de vida y la violencia estructural que también se imbrica en su rutina. El desierto deja de ser un lugar marginal para ocupar un lugar privilegiado en el imaginario social, haciendo presente la muerte en el día a día como las lechuzas y buitres que recorren el cómic.
coda
luchadoraspresenta el problema de los feminicidios en Ciudad Juárez a través de dos casos diferentes, el del maltrato y el del “feminicidio sexual sistémico”. La resolución del conflicto conyugal cuestiona la naturaleza marginal del crimen organizado, que se presenta más como una estrategia del poder que como una táctica. Esta caracteristica se subraya en su conexion con la desaparicion y tortura de trabajadoras de la maquila como Estela. La impunidad y la indiferencia sirven para grabar la maquina de feminicidios que por otra parte opera de forma inmaculada por toda la ciudad. El desierto toma la ciudad y llena de cadáveres el imaginario colectivo, que sobrevuelan los pasos de los habitantes como los pájaros del cómic. En dichas condiciones, pareciera que la ciudad se encuentra en un estado permanente de excepción. Sin embargo, Peggy Adam matiza el discurso determinista con una descripción que privilegia la vida de sus habitantes, que les da voz en una cotidianeidad sin estridencias. El cómic rechaza su victimización y se erige como homenaje a las “luchadoras” que, como gatos de nueve vidas, resucitan una y otra vez a pesar de los obstáculos.
Esther Claudio
Universidad de California, Los Ángeles