Quizás no sea un despropósito afirmar que la literatura latinoamericana nunca ha sido tan poco latinoamericana como en este último tiempo. No se trata de un fenómeno nuevo ni mucho menos. La literatura en general se mueve como un contradictorio animal de mil patas, avanzando y retrocediendo, cuestionándose críticamente a sí misma. Esto habla de una literatura viva. Bastante tiempo nos hemos pasado hablando de literaturas nacionales y textos leídos como documentos políticos, sociales o culturales. Posiblemente en nuestros países esta manera de entender nuestra literatura no importa sino como tema de algún Congreso de literatura o un personaje de Bolaño. Nuestros poetas, novelistas, dramaturgos y ensayistas (y artistas en general) son innegablemente más que eso. Hace mucho tiempo que no necesita hablar de Latinoamérica para ser considerado autores latinoamericanos. No los une un rótulo, sino una geografía, la lengua y quizás cierta manera de relacionarse con el mundo y su misterio.
El 12 de abril recién pasado nos despedimos, con un dossier especial (LALT Issue.5, 2018), del gran escritor mexicano, Sergio Pitol (Premio Cervantes 2005). Parodiador de la sociedad mexicana, traductor y dueño de una escritura admirable. Su pasión por Henry James no lo hizo menos latinoamericano; al contrario, los latinoamericanos leímos a James a través de la prosa española de Pitol y también a muchos otros escritores europeos. Pitol nos probó que los latinoamericanos son muchos y distintos, y que restringió nuestra literatura a su apellido de “latinoamericana” es olvidar que su primer nombre es, simple y llanamente, el de literatura.
Como sea, en estas páginas digitales de Latin American Literature Today (LALT) somos testigos de este movimiento continuo que llamamos (por falta de un mejor término) literatura latinoamericana. Estamos orgullosos de publicar no solo autores y autoras de todo tipo, sino también a una crítica que no se propone más que acercar a los lectores al maravilloso mundo de los libros. Es con este ánimo con el cual nos lanzamos a la aventura de publicar un nuevo número de LALT.
Vamos por partes. ¿Qué hay de nuevo en el número 6 de LALT?
Hasta estas alturas nadie niega claro, no falta el lunático que la crónica latinoamericana es una forma de literatura. Escrita por periodistas y ejercitada también por escritores que viven del periodismo, sus resultados compiten con los mejores textos de ficción, salvo por el hecho de que la crónica es no-ficción. Sin embargo, si tradujéramos el vocablo “crónica” por “non-fiction” correríamos el riesgo de legitimar un equívoco y hacer que este género perdiera su especificidad latinoamericana. La crónica, como bien dijo Juan Villoro, es un ornitorrinco, o sea, una suma barroca de todos los elementos de la ficción para producir un texto fiel a la realidad. Pero un texto literario. Esto lo ha entendido bien el colombiano Alberto Salcedo Ramos cuyas crónicas resumen literatura. Alberto tiene una mirada única, es un fotógrafo de la realidad, cuando estás seguro de que va a fotografiar a la estrella del momento, su disparador captura a un personaje secundario, a alguien que, visto con sus ojos, con su particular mirada, es el verdadero actor principal de la historia. En este número tenemos un dossier con tres magníficas crónicas de este autor colombiano, además de una estupenda entrevista. Nos encanta seguir este espacio con un amigo de la casa. Alberto estuvo en Norman-Oklahoma el año pasado y su visita no hizo sino confirmarnos de que se trata de un escritor que posee una prosa elegante y controlada al servicio de una mirada, la de Alberto, que humaniza todo lo que toca con las palabras. es el verdadero actor principal de la historia. En este número tenemos un dossier con tres magníficas crónicas de este autor colombiano, además de una estupenda entrevista. Nos encanta seguir este espacio con un amigo de la casa. Alberto estuvo en Norman-Oklahoma el año pasado y su visita no hizo sino confirmarnos de que se trata de un escritor que posee una prosa elegante y controlada al servicio de una mirada, la de Alberto, que humaniza todo lo que toca con las palabras. es el verdadero actor principal de la historia. En este número tenemos un dossier con tres magníficas crónicas de este autor colombiano, además de una estupenda entrevista. Nos encanta seguir este espacio con un amigo de la casa. Alberto estuvo en Norman-Oklahoma el año pasado y su visita no hizo sino confirmarnos de que se trata de un escritor que posee una prosa elegante y controlada al servicio de una mirada, la de Alberto, que humaniza todo lo que toca con las palabras.
Otro amigo de Latin American Literature Todayes el escritor mexicano Alberto Chimal. Alberto nos visita como curador de un dossier dedicado exclusivamente a la ficción especulativa latinoamericana. Estamos felices de continuar apostando por una literatura cuya historia al parecer, secreta hasta ahora ha estado emergiendo con fuerza inusual en los últimos años. La división entre realidad e imaginación ha sido, en mayor o menor medida, siempre una fractura en nuestras sociedades. En América Latina, donde el realismo ha tenido una importancia descomunal, no ha sido la excepción. No sería exagerado afirmar que aún hoy se desconfía todavía de la imaginación: se le acusa de escapista, de no comprometerse con la realidad, de ser apolítica (como si la política solo se diera en tiempo presente). La crítica abunda en lugares comunes y este no es el lugar para debatir esas opiniones, baste decir que la ficción especulativa latinoamericana y, en realidad, todos sus derivados y antecesores ya ocuparon un lugar de importancia en nuestra literatura. En este dossier, Alberto ha compilado una selección de cuentos de Yoss, Liliana Colanzi, Javier González Cárdenas, Edmundo Paz Soldán, Gabriela Damian, Martín Felipe Castagnet, además de un artículo sobre la ciencia ficción ecuatoriana de Iván Rodrigo Mendizábal. Quisiéramos recomendar la lectura de este dossier partiendo por el principio, esto es, por la introducción escrita por el mismo Chimal. Quién mejor que Alberto para resumir lo que aquí publicamos: “En los textos que aquí se presentan pueden verse varias formas posibles de recomponer los postulados de la narrativa especulativa y apropiarlos a otros contextos, y otras necesidades, que no están reconocidas ni representadas por la producción que nos llega de fuera. Que no la sustituyen, sino que la complementan”.
Si la literatura es una casa como alguna vez la imaginó Roberto Bolaño, es una casa llena de sorpresas. Hace no pocos años, muchas literaturas que hoy han comenzado a encontrar cierta centralidad en el panorama literario latinoamericano eran desconocidas para el público general. La explicación era sencilla: habían marginadas, puestas en la orilla de la calle para que por la acera principal caminara la “gran literatura”. Después de la sacudida posmodernista el prejuicio contra la cultura popular recibió un golpe mortal. La cultura letrada terminó por aceptar aunque haya sido a regañadientes otras expresiones literarias, admitió que la literatura podía ser mucho más impura, heterogénea y diversa, reconoció los márgenes con miedo y cuando quiso darse cuenta de lo que había pasado fue demasiado tarde: en la sala de la casa ya estaban instalados todo tipo de extraños invitados. Unos vieron de lejos; otros, eran los vecinos a los cuales nunca nos habíamos atrevido a mirarles las caras. Hoy nos hemos acostumbrado a dormir con la puerta abierta. Este es el caso de la narrativa gráfica latinoamericana. Las hemos leído por décadas sin pensar en ellas como una expresión literaria. Nos reímos con sus historias, nos retrataban, servían para criticar nuestras sociedades o impugnar a los gobiernos y sus políticos corruptos. Su historia es tan larga como el siglo XX (y quizás más). Hoy es material de estudio académico. Largo ha sido el viaje de esta singular forma de narrativa para ir desde el papel periódico a la novela impresa a colores. De esto y otras cosas habla este dossier el primero en LALT compilado por nuestra amiga y colaboradora permanente, Lale Stefkova, quien ha reunido tres excelentes ensayos sobre la narrativa gráfica en Argentina (Jorge Claudio Morhain), México (Esther Claudio), Colombia (Iván Pérez Zayas), además de dos entrevistas, una con el escritor mexicano Bernardo Fernández Bef, y la otra, con los brasileños Fabio Moon y Gabriel Bá. Todos los que han colaborado en este dossier abren así un espacio inédito enLatin American Literature Today y estamos felices por ello.
La literatura indígena sigue apareciendo en nuestras páginas sin fallar en ningún número. Esta vez gracias a la generosa colaboración de Silvia Cristina Leirana Alcocer quien, desde México, nos envía un completísimo dossier de literatura maya yucateca (o “maya peninsular” como nos aclara la misma Silvia Cristina en su nota introductoria). En esta selección encontraremos trabajos de Gerardo Can Pat, Briceida Cuevas Cob, Ana Patricia Martínez Huchim, Marisol Ceh Moo, Feliciano Sánchez Chan, Miguel Ángel May May e Isaac Esau Carrillo Can. Silvia Cristina nos recuerda el criterio de selección para este dossier: “he elegido poetas de calidad cuyos trabajos pocas veces aparecen en antologías”. Por lo mismo, nos sentimos orgullosos de que la plataforma digital de LALT pueda servir para mostrar y difundir esta inédita antología.
Tampoco nos olvidamos de la literatura venezolana. Ni de Venezuela. Néstor Mendoza ha compilado una muestra de poesía contemporánea venezolana. Mucho sabemos del desastre humanitario en Venezuela, pero poco de su literatura y artistas. Esperamos que este trabajo de Néstor Mendoza ayude a difundir un poco más la poesía del país que nos regaló a todos los hispanoamericanos ese espíritu singular que fue Andrés Bello. Muchas otras colaboraciones, cuentos, poemas, entrevistas quedan sin mencionar en esta apretada síntesis que imperfectamente resume nuestro sexto número de Latin American Literature Today. Siéntanse nuestros lectores y lectoras en casa, invitados entonces a revisar la Tabla de Contenidos de este número para seguir descubriendo esa literatura latinoamericana cuya realidad, diversidad y complejidad excede todo tipo de clasificaciones y apuradas explicaciones académicas. Nuestra literatura, como todas las literaturas del mundo, es una aventura espiritual cuyo misterio es también una incógnita para nosotros mismos.
Marcelo Rioseco