Sin lengua, deslenguado. Gustavo Pérez Firmat. Madrid: Cátedra. 2017. 292 páginas.
La condición del escritor bilingüe, caracterizada por Gustavo Pérez-Firmat como la de alguien que se mueve entre dos identidades lingüísticas y culturales contrapuestas, asoma constantemente en esta antología poética. Podríamos resumir este estado con uno de los títulos de sus libros fundamentales: Life on the Hyphen o, Vidas en vilo, en su traducción. Nacido en Cuba (1949), pero exiliado con su familia en los Estados Unidos cuando aún era un niño, Pérez-Firmat expresa esta dualidad en su poesía con una fruición por el español y el inglés que alterna o mezcla en incursiones al Spanglish con ingenio y humor, pero también con nostalgia y un no siempre solapado desgarramiento. Los poemas, además, están presentados en versión bilingüe (algunos fueron inicialmente escritos en español, otros en inglés). Es una poesía que se mueve en la inestabilidad lingüística y existencial de quien ha echado raíces en un país ajeno, pero anhela una patria a la cual es imposible regresar y cuya lengua materna ahora domina menos que su segunda lengua.
Fundar una escritura desde estas coordenadas opuestas supone desplegar una permanente contradicción y Pérez-Firmat es consciente a cada instante de este dilema. “Soy un ajiaco de contradicciones”, dice en Bilingual Blues (uno de sus libros de poesía), sirviéndose del plato cubano como símbolo de una hibridez cultural receptiva de influencias diversas, festiva incluso, pero sazonando este sabor tropical con el “blues” angloamericano que define la otra parte de su identidad, la del hablante de un inglés en el que está escrito la mayoría de sus libros, con el pudor de quien se siente inseguro en el español que necesita también para expresar su cubanidad.
Sin renegar totalmente de esta marca de melancolía, tampoco renuncia al desengaño que conlleva todo discurso de heroísmo, sacrificio o nacionalismo, y el exilio es inseparable de este discurso, como lo advierte en “Vivir sin historia”: “Mas ya cansa tanta tragedia: […] Tanto exilio, tanto padecer”. El tono de cansancio no excluye cierta determinación al final: “Atención bayameses: […]. Traigo un secreto que confiaros: / Vivir sin historia es vivir”. El contrapunto irónico se dirige a “La bayamesa”, el himno nacional de Cuba, el cual declara: “Morir por la patria es vivir”. Pérez-Firmat aspira a deslastrar el exilio de toda culpa y nacionalismo fanático.
Pérez Firmat casi siempre matiza el contexto cubano de su poesía con el humor o el desplante irónico que es también melancólico. Su texto (¿poema?) en prosa “Nilingüe” es representativo de esta estrategia. El título refiere al “argot miamense” que, en contraste con el sujeto “bilingüe”, habla del sujeto “nilingüe”, el que no domina ni uno ni otro idioma, es decir, cierto tipo de cubano (y aun de muchos “latinos”) en los Estados Unidos. El ejemplo que se evoca viene de la cultura popular: Ricky Ricardo. Este personaje de la serie de televisión I love Lucy tenía un “inglés macarrónico” que competía con su “defectuoso español”. Pero lo mismo le sucedía al actor que lo representaba: Desi Arnaz. Con el tiempo su deficiencia en ambas lenguas fue empeorando, lo que no le impidió ser elegido “rey” del Open House Eight, festival hispano celebrado en Miami cada primavera. La ironía se dispara en varios niveles: somos lo que no somos, somos una parodia de lo que somos, somos reconocidos a pesar de los equívocos y malentendidos que acumulamos. No olvidemos que Gustavo Pérez-Firmat es actualmente profesor en Columbia University de la Cátedra “David Feinson Professor in the Humanities”. Y escalar tan elevadas posiciones en la academia no suele ir de la mano de humildad o de autoironía. Se entiende entonces que cite en “Nilingüe” a T.W. Adorno, aquel otro exiliado en New York: “Sólo aquél que no se siente cómodo con un idioma es capaz de utilizarlo como instrumento”. El bilingüismo es una condición incómoda, insegura, pero por lo mismo más atenta a las posibilidades de las lenguas. Es por eso que la actitud de Pérez-Firmat ante el Spanglish es el de un escéptico. “Gagueo en mis dos idiomas”, dice el hablante de otro de sus textos en prosa, admitiendo la tentación de mezclar ambos idiomas para enlazar momentos divertidos y delirantes, pero “pensar en mezclar a partes iguales” es desacertado, pues “acaba matando la poesía”. Alguno podría objetar que no se puede generalizar, pero al leer la poesía de Pérez-Firmat se comprueba que, al menos en su caso, la confluencia entre el español y el inglés tiene sus limitaciones estéticas.
Desengañada de los héroes y utopías de la historia, la poesía de Pérez-Firmat es un alegato contra una literatura escrita en una lengua perfecta, sin contradicciones ni errores insalvables. En medio de las ilusiones optimistas del multiculturalismo global, es útil recordar que somos herederos de Babel. Venimos de aquel mito del exilio que dispersó a los seres humanos de una lengua universal y nos condenó a la búsqueda de fragmentos dispersos de una totalidad reconciliada e imposible de alcanzar.
Víctor Carreño
University of Oklahoma