Historia oficial del amor. Ricardo Silva Romero. Bogotá: Alfaguara. 2016. 540 páginas.
El título de la nueva novela de Ricardo Silva Romero, Historia oficial del amor, captura y cautiva la imaginación de quien lo lee y se pregunta cómo se puede historizar el amor; y de ser posible, por qué ésta y no otra es la “historia oficial” que nos presenta el autor. De la lectura de sus primeras páginas ya podemos ir haciéndonos una idea de qué historia y qué amor es al que alude Silva Romero. En los primeros capítulos del libro nos hace sentir el peso de la ansiedad causada por la llegada de una nueva integrante en la familia —puesto que el autor, que es a su vez el narrador, el cual se convertirá en padre—, las alegrías y angustias que generan este momento de inflexión en su vida son las que desatan el hilo de la narración.
En un momento inicial de la novela el narrador afirma: “soy Ricardo y soy Silva y soy Romero” en una especie de homenaje a su propia historia familiar, al reconocimiento de ese pasado con la intención de entender cómo sus padres, e incluso abuelos, lograron apuntalar una historia de amor sin fallar en su papel de salvaguardas del futuro dentro de la caótica sociedad colombiana.
Uno de los ejes más interesantes del trabajo de Silva Romero es la manera en que trabaja el amor desde una perspectiva amplia, adentrándose no sólo en la oficialidad de la historia, sino también en el amor individual y en el amor familiar. Así pues, en la formación de esa nueva familia que se va a fortalecer con la llegada de una bebé, el autor deshilvana la historia de su familia como una interrogante que indaga sobre su equipaje emocional, el material con que participará de esa nueva sociedad-familia.
En este punto de la narración, ésta se desdobla hacia el pasado, atravesando días que han marcado de una u otra manera la historia de las familias Silva y Romero. Así, a medida que se va desenmarañando ese tejido familiar, la novela también va tocando, de manera íntima y sutil, la historia de la política y la historia política de Colombia a lo largo del siglo XX. Ambas familias, aunque especialmente la de los Romero, han estado asociadas con el devenir político colombiano del siglo XX, permitiendo a la novela comentar no sólo una serie de episodios personales, relatos, anécdotas, viajes y funerales de esta familia, sino también consiguiendo tejer de manera subjetiva momentos relevantes de la historia de la República.
La particularidad de Historia oficial del amor radica en su manera de presentar y vincular una doble historia, la de la oficialidad pública y la del amor íntimo familiar, y denota una de las características más interesantes de la novela, la generosidad en su vulnerabilidad. Ricardo Silva Romero abre generosamente las puertas de su historia personal ofreciéndonos a los lectores la posibilidad de reflexionar, gracias a la experiencia de su lectura, sobre nuestra propia historia familiar y pensar la manera en que como individuos y familias hemos sobrevivido a la turbulenta vida política de nuestro país, en ese motor que nos hace seguir en nuestras cotidianidades muy a pesar de la violencia, las elecciones y reelecciones, de los asesinatos de Low Murtra, Pizarro, Galán, de las asonadas y del Bogotazo.
De igual manera, es interesante observar que, junto el desenvolvimiento retrospectivo de la novela, éste se ve aparejado por la constante referencia y uso de médiums, espiritistas, lecturas de Tarot y de toda suerte de cartas, lo que devela otra de las características del texto: su afán y ansiedad por el futuro, en un texto que se escribe indagando y repensando el pasado. He aquí una de sus mayores paradojas; puesto que si bien Historia oficial del amor narra el presente desde el pasado y vuelve a él constantemente, también esta obra funciona como una lectura del futuro desde la incertidumbre y ansiedad del presente, personificada en la niña que está por nacer.
Cabe señalar que los protagonistas de esta historia, la familia Silva Romero, ofrecen una nueva visión de lo político, puesto que su heroísmo no radica en grandes o temerarias acciones, sino en la decencia y la honestidad, dos valores ratificados constantemente por la sociedad colombiana pero que no se ven reflejados en los protagonistas de sus propias historias. Así, al entrelazar la historia oficial colombiana con una historia más íntima, que también hace parte de esa oficialidad, se consigue cuestionar el papel de lo político de la intimidad no sólo por los evidentes nexos de esta familia con la clase y la historia política del país, sino porque hace énfasis en la toma de decisiones cotidianas como ejemplos constantes del hombre y la mujer en la sociedad y en la posibilidad de pensar la implicación democrática más allá del estricto acto de la participación electoral, sino desde las rutinas y desde los actos que nos definen a diario.
Aún más importante, la novela continuamente reflexiona sobre el lugar de la literatura en nuestro mundo y en la posibilidad de que sea un ejercicio político, no necesariamente desde la beligerancia del discurso y el señalamiento partidista, sino desde la reflexión, desde la escritura como posibilidad de pensar alternativas a la historia “oficial”.
Historia oficial del amor es sin lugar a dudas el libro más complejo y audaz que ha escrito hasta ahora Ricardo Silva Romero ya que con una prosa clara y sin adornadas galimatías su autor nos conduce por la historia de una Bogotá, de una Colombia, pero sobre todo de una familia que logra, desde y a partir del amor, conocer y enfrentar los avatares políticos de una sociedad tumultuosa.
Oscar F. Amaya