Puerto Rico: Editorial Pulpo. 2024. 46 páginas.
Editorial Pulpo presenta a los lectores Expiatorio, el primer libro de minificción de Geraudí González Olivares. Nacida en Venezuela y actual residente en Colombia, su autora nos ofrece un intrincado universo literario −mínimo, íntimo y migrante− que conecta al lector con múltiples realidades. En ocasiones muy introspectiva, la mirada de sus voces narrativas −cual ojo microscópico, siempre punzante y detallado− visita y explora tanto sentimientos complejos (la pérdida, la infertilidad, el duelo, la carencia y el vacío) como otras crudas realidades sociales (la migración, el suicidio, el filicidio materno y los atropellos del patriarcado, entre otros).
Con el pulso certero de cirujana y con un poderoso punch de boxeadora, Geraudí tiene la capacidad de pasearnos por su universo interno permitiéndonos transitar por texturas y cuerpos de otras autoras, a la vez que reescribe y dialoga con textos de distintas tradiciones (literarias, religiosas, populares).
La cita que abre el libro, escrita por la misma Geraudí, deja muy claro desde dónde parte su escritura en términos teóricos: son textos de carácter proteico. Sin duda, son textos capaces de asumir formas lingüísticas y literarias de otros discursos y géneros, de presentarnos una manera de observar el mundo muy suya, pero a la vez desde una mirada en movimiento, una mirada otra… extranjera.
En el primer microrrelato, “Posmoderno”, se da la primera ruptura y así se nos presenta también la primera reescritura de un personaje literario femenino muy reconocido. Desde la brevedad, pero sobre todo desde la intertextualidad, le seguirán 40 minificciones decididas a quebrantar distintos esquemas. Minificciones decididas a romper las expectativas y los roles −patriarcales y machistas− que históricamente han caído en los cuerpos de las mujeres. De manera inteligente, la voz narrativa usa textos y discursos que siempre han resaltado la fidelidad, la pureza y la castidad femeninas, por ejemplo, para presentar y enaltecer valores alternos, valores necesarios, muy humanos, como el placer y la libertad. Y así van apareciendo en el libro diálogos y comentarios sobre otros personajes, no tan solo literarios (como Penélope, Dulcinea o Caperucita) sino también familiares (a la autora) e históricos que le permitirán al lector navegar por espacios tangibles e intangibles, reales o ficticios. Véase, por ejemplo, el regreso al origen amerindio venezolano desde un personaje femenino, como en “La búsqueda”, o el rescate y la reescritura de otras narrativas, como el caso de una heroína de la independencia colombiana en “Nota de prensa en tiempos de independencia”.
“La lectura de estas minificciones es un acto de expiación. Es una lectura necesaria que repara faltas, delitos y culpas mal cargadas”
Las voces narrativas de Expiatorio se desarrollan con destreza para guiar al lector en su tránsito por espacios geográficos relevantes a la propia biografía de la autora (Valencia, Bogotá, el Valle del Cauca). Sin embargo, muchos de estos viajes también le permiten al lector darles nuevos significados a espacios que tradicionalmente han tenido una carga y un peso específicos para las mujeres o han representado algún tipo de violencia hacia ella (como el taxi, el cuadrilátero de boxeo, la casa, el comedor y la calle, entre otros). Además, la manera en que se trabajan espacios y motivos como el mar, los puentes, los ríos, la selva o el nido incita a reflexiones profundas y nos lleva a generar interpretaciones variadas en cuanto a temas relevantes, pasados y actuales.
Los microrrelatos finales, llamados insomnes, son narrados desde el encierro por la emergencia del covid. Estos textos proveen un cierre magistral al proceso expiatorio que ha experimentado el lector. En ellos, la voz narrativa resalta los recuerdos, presenta episodios de la niñez, busca fantasmas del pasado, regresando a la figura masculina del padre. Volver a ella es reconciliarse. También es viajar a la semilla, al origen de la relación de la autora con la literatura y su propia escritura. En fin, Expiatorio es un libro en el cual abundan comentarios metaliterarios acertados y muy bien trabajados.
Geraudí se nos presenta como una escritora experimentada en el manejo de la intertextualidad, tan característico del género mínimo. Estamos ante una autora que domina y cuida cada detalle. Lo demuestra en el juego de espejos, en la selección y en los nombres de sus personajes y títulos, en las dedicatorias, en el coqueteo con otros géneros literarios (como el texto instructivo). Lo demuestra también en el manejo de las metáforas y las paradojas (especialmente en los textos dedicados al encierro debido a la cuarentena). Otros microrrelatos, como “Nido poético”, proyectan el juego y la fuerza poética de la escritura de Geraudí.
Al final de la lectura −es decir, en el devenir de ella− están también el guiño, el homenaje, la cita directa siempre desde el “aleteo” y “la fiesta sagrada”, desde el “debate” y las “encrucijadas”, desde las contexturas y el afecto que proyecta la autora hacia la vida creativa de otras escritoras contemporáneas. Expiatorio es una reflexión sobre cómo habitar el espacio literario y abrazar profundamente la escritura… el proceso de crear en femenino.
La lectura de estas minificciones es un acto de expiación. Es una lectura necesaria que repara faltas, delitos y culpas mal cargadas. Es una lectura que libera. Definitivamente, quedan absueltos el lector de Expiatorio y su autora, Geraudí González Olivares.