Estados Unidos: Louisiana State University Press: 2023. 332 páginas.
Lo que hace tres décadas era un fenómeno improbable en la literatura venezolana, ahora se materializa con la urgencia de la realidad migratoria: una nutrida antología de poetas venezolanos afincados en Chile. Esta misma iniciativa pudiera replicarse en el resto de Iberoamérica. Es decir, la diáspora ha fundado varios núcleos, capitales internacionales que perfilan otro mapa de nuestra actualidad literaria. Si antes atendíamos el debate regional o la “movida cultural” de lo que se realizaba en Caracas, Valencia, Mérida o Maracaibo, por ejemplo, ahora los procesos creativos se extienden a instancias geopolíticas en unas cuantas ciudades del continente americano y algunas ciudades europeas: Lima, Bogotá, Nueva York, Madrid, Buenos Aires o Santiago, sólo por citar algunas. El escritor venezolano hace parte de estas comunidades lingüísticas, bien sea desde su idioma materno, el español, y también con el inglés y portugués. De ahí que exista un corpus nada desestimable que ha hecho posible A Scar Where Goodbyes Are Written. An Anthology of Venezuelan Poets in Chile, una antología bilingüe traducida y curada por David M. Brunson (Virginia, 1994), poeta, editor y traductor norteamericano residente en Chile, y quien menciona lo siguiente en las palabras de agradecimiento: “Compiling and translating this book was a life-changing experience, one that unfolded through five cities, four years, three countries, two major protest movements, and a pandemic”.
Como lo describe Ernesto González Barnert en una entrevista publicada en la web de la Fundación Pablo Neruda, se trata de “Un trabajo recopilatorio, bello, urgente y sólido que recoge la diáspora venezolana y articula una presencia viva y llamativa dentro de nuestra propia tradición que ha venido a enriquecer nuestra lengua y cultura”. Quince poetas provenientes de varias ciudades de Venezuela forman parte de esta antología: Ivana Aponte, Lorena Caballero, Fergie Contreras Salmen, Elizaria Flores, Miguel A. Hernández Zambrano, Gladys Mendía, Miguel Ortiz Rodríguez, Georgina Ramírez, Gerardo Arístides Rivodó, Ciro Romero, Maximiliano Sojo, Eva Tizzani, Julio Tizzani, Fernando Vanegas y Sara Emanuel Viloria. Se podría decir que, a mayor número de autores congregados, más honda, oscura y grave sería la crisis política, social y económica. La migración forzosa, no es ocioso reiterarlo, nada tiene que ver con los equipajes asociados al turismo.
“NACIDOS ENTRE LOS AÑOS 70 Y 90, ESTOS POETAS HAN LLEGADO AL PAÍS AUSTRAL CON UNA ESTIMABLE TRAYECTORIA EN EL ÁMBITO UNIVERSITARIO, LA CREACIÓN POÉTICA, LA GESTIÓN CULTURAL Y LA EDICIÓN”
Si nos acercamos a cada selección podremos apreciar poéticas diferenciadas. Es innegable el tono disidente, inconforme, que registra la catástrofe y los responsables con nombres propios. No obstante, sería limitado dar una lectura exclusivamente política a esta antología. Hay una preocupación por el paisaje vegetal, baldío o imaginado, la infancia y los avatares de la edad juvenil, la extranjería anatómica (“Soy inmigrante en mi cuerpo”, expresa Georgina Ramírez), las consecuencias de la pandemia, el lenguaje contenido y algunas veces escatológico, el cuerpo violentado, así como las evidentes marcas expresivas que dejan las influencias literarias y las marcas textuales y vitales de otras migraciones. A estos elementos que se circunscriben a la herencia poética de la tradición venezolana, con toda justicia se debe mencionar el aporte de los paisajes y autores que estos poetas han conocido y asimilado en Chile. No es extraño, entonces, que se nombren y describan ciudades como Santiago, sus peculiaridades tectónicas y ciertos hábitos y modales del gentilicio chileno: “Santiago se niega / en su reflejo, / en su sísmica pisada”, nos dice Miguel Ortiz Rodríguez, uno de los poetas antologados.
Dejando a un lado su notable trabajo de traducción, compilación y su concreción editorial, se debe destacar la posición privilegiada, en primera línea, de David M. Brunson. El traductor ha tenido contacto directo con las poetas y los poetas de esta antología, ha conversado con ellos, los ha leído como un extranjero más que vive, trabaja, lee y escribe desde Chile. Conoce los testimonios, las realidades humanitarias, las más crudas consecuencias del totalitarismo del siglo XXI. Brunson, más allá de lo que ofrecen los reportajes periodísticos, afronta esta labor editorial con mirada solidaria, ofrece un balance que, como lectores, leemos con la exigencia que amerita. Así nos lo hace saber el traductor en la entrevista antes mencionada: “Mi intención es usar esta antología para amplificar las voces de 15 poetas brillantes que vienen de circunstancias inimaginables y para conectarlos con audiencias nuevas con la esperanza de que se pueda abrir más espacio en los corazones y mentes de las sociedades donde llegan los migrantes”.
Nacidos entre los años 70 y 90, estos poetas han llegado al país austral con una meritoria trayectoria en el ámbito universitario, la creación poética, la gestión cultural y la edición. Cada uno tiene una circunstancia vital y profesional. Algunos tienen muchos años en Chile, afianzaron vínculos familiares y se han acoplado con pocas fisuras a la dinámica cultural y editorial del país de acogida; otros, en cambio, arribaron en años recientes y han procurado hacerse de un espacio propio. Estamos frente a un país portátil, como lo ficcionalizó el autor venezolano Adriano González León. Lo que distingue al escritor, y en este caso particular, a los poetas, es que ellos asumen las cicatrices emocionales como si se tratara de nuevas y más elásticas líneas limítrofes. Por los actuales momentos estos quince poetas se encuentran en Chile, lo que no significa que, a la vuelta de unos meses o pocos años, algunos tengan la necesidad de una nueva migración dentro o fuera del continente. El ciclo de la migración forzosa (cuando se origina en países sin garantías democráticas, tal como sucede en Venezuela, mi país) nunca se cierra del todo. Tampoco es exagerado pensar que la cantidad de poetas venezolanos en Chile seguirá creciendo en tiempos más próximos.
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