Randall, Margaret, editora y traductora. Only the Road / Solo el camino: Eight Decades of Cuban Poetry. Edición y traducción de Margaret Randall. Durham: Duke University Press. 2016.
Los muchos senderos de la poesía cubana: Una reseña de Only the Road / Solo el camino de Margaret Randall
La poesía cubana es tanto una categoría como un repositorio cultural, a la vez que su propio tropo. Compilar una antología de las varias y diversas voces cubanas que han tallado sus versos en el imaginario sociocultural de las últimas ocho décadas es una tarea monumental. Es un proyecto que requiere un hondo y a la vez abarcador conocimiento de procesos históricos, políticos y culturales, como también de la poética general de la evolutiva gama de experiencias de lo cubano. Como traductora y editora, en su antología bilingüe Only the Road/Solo el camino: Eight Decades of Cuban Poetry (Duke University Press, 2016), Margaret Randall comprensivamente se lanza ala empresa, cuyo resultado es una sólida red de acercamientos poéticos a Cuba. Estos acercamientos deleitan al público lector y generan curiosidad en cuánto a cuáles son los entrecruces que yacen bajo conceptos o experiencias como: nación, revolución, migración, exilio, y lo que estos términos han venido a significar.
Como traductora y poeta, Randall examina cuidadosamente los retos de su proyecto en la introducción al libro. De entrada, establece la meta: el fino balance de respetar ambos, la forma y el contenido, en el proceso de traducción. Consciente de que su inclusiva tarea exige la incorporación de diferentes generaciones de poetas y voces dentro de esas mismas generaciones, la editora provee una perspectiva contextual más amplia. En palabras de Randall: “I chose work I feel is representative of each poet but also of Cuba’s poetic history and culture, in periods preceding and following the Revolution, times both exhilarating and difficult” (1). Así pues, Only the Road/Solo el camino ofrece mucho más que una nutrida compilación de poesía cubana. Mediante las voces de Nicolás Guillén, José Lezama Lima, Cintio Vitier, Roberto Fernández Retamar, Georgina Herrera, Lourdes Casal, José Kozer, Nancy Morejón, Luis Lorente, Marylin Bobes, Sigredo Ariel, Caridad Atencio, entre 44 poetas más, esta antología representa un estudio exhaustivo de radiografías socioculturales por cubanos, y/oo en torno lo que significa ser revolucionario (política o creativamente), y/o en nombre de la exploración general de lo poético. Para dar cuenta de los diferentes puntos de articulación de la experiencia cubana, cada uno de los poetas va en compañía de una concisa e informativa biografía.
La colección abre con Nicolás Guillén y sus coetáneos, marcando así la generación nacida en la primera década del siglo veinte como iniciadora para la cronología del libro. Con ecos vanguardistas al estilo de César Vallejo, el poema de Guillén, “Piedra de horno” finaliza con el verso: “Carbón ardiendo y piedra de horno/ en está [sic] tarde fría de lluvia y de silencio” (28), al cual Randall le hace honor con la mesurada traducción: “ Fiery coal and kiln Stone/ on this cold afternoon of silence and rain” (29). La antología aptamente concluye con una poeta nacida en la década del ochenta, Anisley Negrín Ruiz, cuyo poema “Palabra de Seguridad” permite el mismo tipo de estilo mesurado, sobrio y franco que Randall mantiene en sus traducciones a lo largo del libro. Como reclama el poema mencionado de Negrín Ruiz, “No queda más remedio que decir la palabra./ Mas/ ninguna palabra es segura hoy en día” (498); versos traducidos como: “There is no solution but to say the word./ But/ no word is safe thede days” (499). La materia de la poesía es el meollo de la antología, desde la “piedra de horno” hasta la palabra que puede ser o no segura. Y si hay una palabra que varía en su certeza o precisión, es la palabra nación.
Israel Domínguez, nacido en los setenta, examina la palabra nación y el concepto de la patria. Su poema “Nación” evoca las palabras de Hermann Hesse cuando la voz poética desea regresar a la idea de nación: “Trato de recorder [sic]/ y me llega la duda/ si fue Universo o Madre Tierra/ lo que dijo Hermann Hesse” (484), estrofa traducida por Randall como: “I try to remember/ but can’t/ if Hermann Hesse said/ Universe or Mother Earth” (485). De este modo, la poesía de Domínguez traza un sendero, a través de los recuerdos, mediante el retorno a la palabra, al concepto, para así entender la patria dentro de los contextos simultáneos del país, la región, el planeta y una conciencia cósmica. En este sentido, “Nación” continúa la trayectoria de la continuidad histórica —como en el caso de “Mujer negra” de Nancy Morejón, quien naciera en 1944— y la articulación del cubano como ciudadano global a lo José Martí. Domínguez acentúa dicha continuidad en el poema “Rostros” con el verso: “Y de un rostro llego o regreso a otro” (482), traducido como “And from one face I move on to another” (483). Este sentido de continuidad va de la mano con los cambios y tendencias que Randall describe en la introducción, en especial lo que ella nota en la poesía cubana de mediados del siglo XX en adelante: “a rejection of solipsism and an understanding that mind and body, politics and humanity, history and memory are of a piece” (19). Por tanto, este libro bien rastrea la trayectoria de una poesía donde las subjetividades —o los senderos personales y colectivos— no pueden sino converger.
En este libro, los varios caminos de la poesía cubana llevan a encrucijadas informadas por lo histórico y lo político como también a los aventurados senderos de la migración y/o de las complejas rutas del exilio. El poema “Caminos” por Cleva Solís —nacida en Cienfuegos en la segunda década del siglo XX— ofrece la guía necesaria para adentrarnos en el mapa general de la antología mediante el verso: “Existe solo el camino, el camino” (98), traducido como: “Only the road exists, only the road” (99). Solo el camino, y no el camino único, comunica el poema de Solís. Propone, así, la posibilidad de exploración y Randall se aprovecha de este potencial para dar título a su libro, basándose en este verso franco. El camino —con sus paradas y desvíos— apunta a ideas como: proceso, progresión, conexión, y puentes metafóricos hacia el Caribe, las Américas y el mundo. Porque, como advierte el poema “Las islas” de Reina María Rodríguez: “mira y no las descuides./ las islas son mundos aparentes” (334). Randall, por su parte, atinadamente traduce estos versos iniciales: “see that you don’t abandon them./ islands are imaginary worlds” (335).
Only the Road/ solo el camino es, como comunica el subtítulo del libro, una antología de poesía cubana. Más aún, es un complejo engranaje de rutas hacia la poesía misma y el arte de la traducción cuando lo contextual es compañía constante y de trayecto. La meticulosa traducción de Maragret Randall así como su vasto conocimiento en cuanto a poesía cubana, hacen de esta edición una excelente contribución para los estudios de la literatura cubana, la traducción poética/cultural y una recomendada adición para los estantes de quienes gustan de la literatura cubana, caribeña, latinoamericana, y la poesía en general.
Nancy Bird-Soto