Nota del editor: En esta sección compartimos textos publicados originalmente por nuestra casa matriz, World Literature Today (WLT), ahora en edición bilingüe. El presente texto fue publicado originalmente en World Literature Today Vol. 96, Nro. 6 en noviembre de 2022.
Con este número, nos complace iniciar una nueva colaboración con la Residencia de Traducción Literaria, a cargo de la profesora Daniela Bentancur, del Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández” de Buenos Aires, Argentina. Este texto fue traducido del inglés al español por María Victoria D’Ercole, graduada de la residencia.
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Bajo el cálido sol de verano de febrero, caminé lentamente por las calles, abrigada por la alegría de haber cumplido con una especie de retorno muy anhelado a mi hogar del sur: el sur de Chile, Valdivia específicamente, una ciudad fluvial, hermosa, acurrucada en la confluencia de tres ríos. Estaba en el centro de la ciudad siguiendo las indicaciones que había recibido unos días antes de parte de un librero en la Librería Alemania; durante mi conversación con él, le conté que soy traductora literaria, e inmediatamente me recomendó que visitara Gato Caulle, una librería más nueva con una sección dedicada a editoriales y autores del sur.
Entonces ahí estaba yo, caminando por la vereda de la calle Yungay, escuchando los sonidos que subían flotando desde el mercado fluvial del río Calle-Calle, observando el espacio para encontrar la librería hasta llegar a la entrada, una arcada llena de grafitis, sobre la cual colgaban las palabras “Casa de Artes y Oficios”. Hechizada, atravesé la arcada y luego subí una escalera adornada con diseños coloridos tejidos al crochet que conducía a una puerta doble de madera que daba a un frondoso patio exterior, desde el cual vi las puertas azul brillante de Gato Caulle, que me invitaban a entrar. Llegar al lugar ya fue mágico.
Gato Caulle, un espacio colorido, lleno de vida y luz natural, parece invitar a los lectores a quedarse un rato, que es justo lo que hice yo. Estaba hojeando cuando entablé una conversación con el librero, que resultó ser uno de los copropietarios, Diego Corvera. Mientras conversábamos sobre libros, comenzamos a hablar del lugar; cuando Diego y su socio, Boris Farías, abrieron la librería en mayo de 2017, querían ofrecer algo distinto: las editoriales independientes como foco, un lugar de encuentro, una comunidad literaria en el corazón de Valdivia. Y parecen estar creando exactamente eso: desde clubs de lectura, música en vivo, podcasts, talleres y lanzamientos de libros hasta su revista y más. Lo que me atrajo del lugar fue la sección de literatura regional, pero lo que más me impactó fue el compromiso constante que tienen con la comunidad local y con los jóvenes en particular. Además de tener toda una pared cubierta de libros infantiles, se asociaron con docentes y estudiantes de la zona para dar talleres, dedicaron una serie de su revista a relatos escritos por estudiantes de la zona e invitaron a chicos para que escribieran reflexiones sobre sus derechos humanos durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas de 2021, reflexiones que publicaron, posteriormente, en un chapbook. Gato Caulle encarna la visión de sus fundadores y se ha convertido en mucho más que una librería.
Ese día, cuando estaba saliendo, cargada de libros que me recomendó Diego, pasé a comprarme un jugo por una cafetería que hay del otro lado del patio, uno de los tantos pequeños negocios que conforman la Casa de Artes y Oficios. Mientras bajaba por esos escalones mágicos y atravesaba la arcada que daba a Yungay, fantaseé con vivir en Valdivia otra vez y pasar los días traduciendo en el patio de Gato Caulle con un jugo en la mano.
Traducción de María Victoria D’Ercole
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