Anticiparse al destino que tendrán los poemas de un autor consagrado en vida o, por el contrario, de un oscuro poeta desconocido o genial, es apostar al azar. Se podría argumentar que esto se puede decir de cualquier obra literaria. Ya lo creo, pero la historia de la poesía anula –o descarta – cualquier equivalencia; su antigüedad no tiene paralelo con ningún otro género literario. Es anterior a los antiguos griegos y se le encuentra por primera vez en La epopeya de Gilgamesh, en Mesopotamia. Baste recordar que más de cuatro milenios han pasado desde la escritura de este sorprendente poema. Octavio Paz comparaba la poesía con un delfín: la veía capaz de sumergirse en el océano del tiempo y aparecer siglos después como si nada, sin un rasguño siquiera. Tenía razón. La poesía es consustancial a la historia de la humanidad: no hay sociedad que no la haya conocido. Nosotros creemos algo más: no hay sociedad que la haya olvidado del todo. Por eso regresamos, cada cierto tiempo, a los poetas y sus imágenes, para restituir ese diálogo secreto con lo indecible.
El poema –ese extraño espejo donde se refleja el ser, el otro y el misterio de ambos– no nos es ajeno. Por eso, hemos escogido para el dossier de portada a la poeta mexicana Coral Bracho, ganadora de la edición 33 del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023. Bracho viene publicando desde 1977 y también es ensayista. Su larga trayectoria fue justamente reconocida con este importante premio a finales del año pasado. En este dossier, preparado por nuestro editor Arturo Gutiérrez Plaza, escriben Blanca Luz Pulido, Javier Alvarado y Verónica Murguía. La breve muestra bilingüe de poemas de Coral Bracho, con la cual acompañamos estos ensayos, ha sido traducida por el poeta y traductor estadounidense Forrest Gander. En 2003, cuando Coral Bracho recibió el Premio Xavier Villaurrutia, dijo: “Adentrarse en los territorios del lenguaje significa, para la poesía, recuperar lo que en él ha desgastado y opacado su uso habitual”. Y es eso precisamente lo que ha destacado el jurado del Premio FIL: la inmensa capacidad de Coral Bracho para hacer del acto de nombrar un ejercicio tanto de belleza como de precisión.
El segundo dossier lo ha armado la escritora y editora argentina Vera Land, y tiene que ver con algo que los argentinos hacen muy bien: el rock en español. Pero no solo eso, escribir sobre música, sobre bandas de rock, tiene una larga tradición en el país sureño. Por eso quisimos, en LALT, dar cuenta de este fenómeno que ha convocado, desde siempre, a grandes escritores y periodistas argentinos. El dossier lo hemos titulado “Literatura y rock”, sin retórica, sin demoras, como una navaja desnuda en medio de una calle oscura. Nos alegra iniciar este camino en el cual se encuentran la música, la literatura y el periodismo. Además de Vera Land, escriben en este dossier Walter Lezcano y Humphrey Inzillo sobre Suárez y Rosario Bléfari, Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, y la banda chilena Los Tres. “El sueño no puede abandonarnos, somos el sueño”, escribió hace más de dos décadas el legendario Enrique Symns en la ya mítica revista argentina Cerdos & Peces. Y es cierto, para los que nacimos escuchando rock y, como yo, fuimos testigos en los 80 de cómo las bandas argentinas cruzaban la cordillera para traernos esa música impensable escrita en nuestra propia lengua; nunca olvidaremos que, al mismo tiempo, leíamos libros de poesía comprados en la calle. Hubo una época en que la literatura y el rock nos hicieron viajar y viajar, sin detenernos, como si todo fuera un sueño, nuestro sueño.
Como ya he dicho antes, nuestro concurso anual de ensayos fue concebido como una trinchera, una forma de resistencia a las escrituras automatizadas. Propiciamos ese ensayo exploratorio, más amigo de la duda y la crítica que de las forzadas certezas ideológicas que hoy contaminan incluso los espacios más libres de la academia. En este contexto, nos da mucha alegría publicar el primer ensayo seleccionado en el concurso de este año, del cual es autora la colombiana Lina Gabriela Cortés. El ensayo se titula “Ser Viralata”. Más cosas vienen en este nuevo número de LALT. En la sección de autores destacados, publicamos una breve muestra de la correspondencia de Rosario Castellanos a Ricardo Guerra escrita entre 1952 y 1953, una verdadera joya de la historia de la literatura mexicana. La traducción es de Nancy Jean Ross. En la sección de entrevistas, muchas novedades: Juan Camilo Rincón entrevista al escritor peruano Santiago Roncagliolo; lo mismo hace Fernando Valcheff-García con la escritora argentina Agustina Bazterrica, autora de la perturbadora novela Cadáver exquisito. Y finalmente, Eduardo Suárez conversa con la autora mexicana Brenda Navarro, quien nos recuerda que la literatura no tiene por qué tener un mensaje. Imposible no estar de acuerdo.
Por su parte, nuestra editora de traducciones, Denise Kripper, ha organizado dos estupendos dossiers. El primero, “Seeking Publisher”, es una ventana abierta hacia el mundo editorial que publica literatura en traducción. En este dossier van adelantos de traducciones de autores como el poeta mexicano Víctor Cabrera, el escritor y periodista cubano Jorge Olivera Castillo, y el narrador mexicano Emiliano Monge. El otro dossier trata, como siempre, de adelantos editoriales. Publicamos en este número el libro de ensayos Planes Flying over a Monster del escritor mexicano Daniel Saldaña París, traducido por Christina MacSweeney y Philip K. Zimmerman; The Trees de la escritora boliviana Claudia Peña Claros, traducido por una traductora que ya es de la casa, Robin Myers; y, finalmente, Fog at Noon del escritor colombiano Tomás González, en traducción de Andrea Rosenberg.
No nos cansamos de construir puentes. Nuestros lectores encontrarán las secciones habituales de poesía, ficción, literatura indígena, literatura brasileña y reseñas; otros ensayos, y una que otra sorpresa escondida en las páginas electrónicas de Latin American Literature Today.
Termino esta nota recordando lo que tantas veces nos dijo el poeta chileno Jorge Teillier: “La poesía debe ser usual como el cielo que nos desborda”. Pienso que la poesía de Coral Bracho no habría desmerecido este dictamen con el cual juzgamos ciertas obras que se nos presentan al alcance de la mano, pero no por eso son menos complejas. Y eso me alegra, y creo que debiera alegrar a todos sus lectores.