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BOOK REVIEWS
Issue 35
No me preguntes cómo pasa el tiempo de José Emilio Pacheco
By Marco Ornelas
“No me preguntes cómo pasa el tiempo ha sido reeditado varias veces a lo largo de los años; ahora, en la edición de Tusquets de 2024, hallamos que el libro consta de cuatro apartados y un apéndice.”
Poetry
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  • September, 2025

Ciudad de México, México: Tusquets, 2024. 114 páginas.

No me preguntes cómo pasa el tiempo de José Emilio PachecoLos sesenta fueron convulsos; años de utopía y ruptura: de desencanto. Los 68, en París, Praga y México, ilustran bien la fotografía: hippismo, Vietnam y la revolución —sexual—. ¿No me preguntes cómo pasa el tiempo es el gran libro testimonial de la generación de los sesenta? Sí, pero la trasciende. Analicemos. En 1969, este poemario, el tercero de poesía de José Emilio Pacheco, ganó el segundo Certamen Nacional de Poesía de Aguascalientes, desde entonces, máximo galardón de la poesía en México. Razón por la cual Rosario Castellanos escribió lo siguiente: “Estamos, pues, ante la presencia de un poeta que tiene a la mano todos los recursos y que los emplea con un certero sentido de las proporciones, con habilidad y lucidez”.

Cierto, Pacheco, a los 29 años de edad, ya era un poeta formado; con anterioridad a No me preguntes cómo pasa el tiempo había publicado, primero, Los elementos de la noche (1963), y luego, El reposo del fuego (1966); ambos inscritos en el discurso de “Los Contemporáneos” que buscaban una ruptura con el pasado nacionalista y la renovación estética de las letras, emparentándose así con lo absolutamente moderno del enfant terrible. Mientras que, en los dos primeros libros, Pacheco hace gala de una construcción formal y clásica en la elaboración de sus poemas, en No me preguntes cómo pasa el tiempo va a venir un cambio radical en la escritura de su poesía. En este libro, que podríamos llamar de consagración del poeta, nos vamos a encontrar con la vanguardia. Si investigamos, nos podemos dar cuenta de que en el año de 1954 Nicanor Parra había publicado Poemas y antipoemas, causando un revuelo en las letras hispanoamericanas por su heterodoxia; libro que abrió un campo fértil en el panorama de las letras españolas por su coloquialismo, su antisolennidad y su ironía en la escritura de poemas; por consiguiente, por esos años, los jóvenes poetas comenzaron a experimentar con las nuevas expresiones artísticas siguiendo las rutas de la vanguardia, tales como parodias, epigramas, arengas, y, por supuesto, el compromiso político, que reformulará el yo lírico en la poesía.

Es Ernesto Cardenal, el nicaragüense, otro seguidor de la vanguardia, quien guiará el decir poético de No me preguntes cómo pasa el tiempo. Prueba de ello es que José Emilio Pacheco abre su libro con unos versos del poema “Como latas de cervezas vacías”. El epígrafe de Cardenal no es solo un guiño, sino una flecha que marcará la trayectoria por donde avanzará el libro: la elegía. Si los dos libros anteriores de José Emilio tienen ecos de la tradición de “Los Contemporáneos”, y, específicamente con los versos del Gorostiza filosófico de Muerte sin fin, No me preguntes cómo pasa el tiempo es el viraje. En él, encontramos imágenes inéditas que vendrán a dar nueva energía a la poesía de esos años.

“No me preguntes cómo pasa el tiempo es un libro enmarcado en los años sesenta, pero que va más allá de sus circunstancias en virtud de que los poemas que lo conforman son del tono melancólico.”

Por ejemplo, en el poema “Ya todos saben para quién trabajan” leemos: “Traduzco un artículo de Esquire / sobre una hoja de la Kimberly-Clark Corp., / en una antigua máquina Remington. / Lo que me paguen irá directamente a las arcas / de Gerber, Kellogg’s, Procter and Gamble, Nabisco, Heinz, / General Foods, Colgate-Palmolive, Gillette / y California Packing Corporation”. Y en otro, intitulado “Autoanálisis”, escribe: “He cometido un error fatal / —y lo peor de todo / es que no sé cuál”. Es indiscutible que por lo menos en este libro los poemas filosóficos han quedado atrás. Ahora nos encontramos con poemas breves, irreverentes y sarcásticos. Si bien es cierto que Parra y principalmente Cardenal son el faro en la escritura del texto, José Emilio Pacheco va a comenzar la trascendencia de su época para volver a esta obra un clásico de la literatura del siglo XX retomando postales, conversaciones, animalias, además de hacer alarde del conocimiento de la narración creando heterónimos al más fino estilo de Fernando Pessoa.

Efectivamente, No me preguntes cómo pasa el tiempo es un libro enmarcado en los años sesenta, pero que va más allá de sus circunstancias en virtud de que los poemas que lo conforman son de tono melancólico. De hecho, el título es tomado del poeta Liu Kiu Ling, perteneciente a la tradición oriental que, desde siempre, ha cuestionado los existenciales de la vida humana, entre los que se encuentran lo efímero y el paso del tiempo, y, aún más, la escritura poética va a servir a Pacheco para cuestionar el decir poético.  

No me preguntes cómo pasa el tiempo ha sido reeditado varias veces a lo largo de los años; ahora, en la edición de Tusquets de 2024, hallamos que el libro consta de cuatro apartados y un apéndice. En el apartado I, “En estas circunstancias”, podemos leer los textos de la subversión y de la rebeldía, muy ad hoc con el momento contestatario de los años sesenta; ahí se encuentran los poemas sobre la matanza mexicana de Tlatelolco. Luego, en el II, “Mira cómo son las cosas”, están los poemas sobre la reflexión de la poesía y la crítica de la misma. En esta parte se encuentra ubicado uno de los poemas más famosos de Pacheco: “Alta traición”. Después, en el III, “Postales, conversaciones y epigramas”, vislumbramos paisajes, sentencias y diálogos, y al final, en el IV, “Los animales saben”, hay una serie de fábulas muy lúcidas sobre la existencia humana; y para cerrar el libro, en el capítulo del “Apéndice”, nos topamos con los poemas del Cancionero apócrifo, donde, emulando a Pessoa, José Emilio Pacheco crea dos heterónimos para ironizar sobre la poesía y los poetas.

Como nos hemos podido dar cuenta, No me preguntes cómo pasa el tiempo es ciertamente el gran libro de la generación de los sesenta, pero que logró ir más allá para convertirse en un clásico de la lengua española. Y si parafraseamos a Italo Calvino, podemos concluir que los grandes libros, cuanto más creemos conocerlos, siempre resultan ser descubrimientos.    

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Updated 06/27/2024 12:00:00
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