Augusto Mora es un dibujante de historietas y diseñador gráfico mexicano. Autor de web-comics, cuentos gráficos y novelas, últimamente ha popularizado el estilo documental para relatar la historia reciente de los movimientos estudiantiles en México desde Tlatelolco hasta #Yosoy123 (#Soy123). En esta conversación nos cuenta sus inicios y el proceso de creación de su novela gráfica Grito de Victoria.
Radmila Stefkova: ¿Cómo surgió tu interés por combinar tus dibujos con una expresión textual?
Augusto Mora: Dibujo desde niño. Para mí y para mi hermano, era como un juego. Juntos leíamos la edición en español de México de la revista Mad y nos escribíamos parodias de lo que habíamos leído y de las caricaturas. Cuando tenía quince años, descubrí una escuela de cómic. Empecé a tomar clases, y me di cuenta que uno se podía dedicar a hacer esto, que no era simplemente un juego. Gracias a autores como José Quintero, los primeros trabajos que tuve fueron con el diario Milenio . Yo era muy joven y allí conocí el Taller del Perro , y me facilitó contactos, que se convirtieron en los primeros clientes que tuve. Me integraron. Antes, por ejemplo, siempre dice que soy el más joven de esa generación, pero también el mayor de las que vienen. Estoy entre estas dos generaciones.
RS: Para entender el arte de Augusto Mora, ¿qué tenemos que tener en cuenta? ¿Quién o qué te ha inspirado?
A.M.: It has happened in phases. I still like the first comic authors that I liked, but in the course of my career I have come to know other authors who inspire me. In the beginning, I liked the Mexican authors from the Taller del perro such as Patricio Beteo, who fascinated me. When I started out, I liked all the trends of the Mexican and North American comics. Later, I began to read the European comics, Paco Roca in particular and also the non-fiction graphic novels written by Marjane Satrapi, Sarah Glidden, as well as Joe Sacco and his documentary and journalistic work. I also very much like the underground comic vibe of such authors as Robert Crumb and the comic book series Klaus. I recently discovered an Italian author, Gian Alfonso Pacinotti, who signs as Gipi. My style continues to evolve and I think it has influences from all of these authors I have mentioned. I notice how each one chooses the inks or the water colors.
R.S.: What change do you see in your own work?
A.M.: I have been refining my drawings. In comparison to my early work, I have made the lines finer. Suddenly, my strokes were very polygonal and the lines were very thick, too much ink flowed. I believe that some of it had to do with insecurity at the moment of releasing the stroke. I have been refining the line, trying to make the stroke on the first intention, not having doubts at the moment of letting the stroke flow. That indicates an evolution and that happens with a cartoonist who doubts himself and his abilities.
R.S.: You work with serial web-comics, also with short comics, and graphic novels. How do you choose the format for your narratives?
A.M.: A lot depends on the story. I don’t tend to work on serial comics due to the issue of working independently. In general, I like to do closed stories that are auto-conclusive. It has to do with the complexity of the story, the theme, the development of the characters. It’s similar to the difference between the short story and a novel. The short story has a lot to do with the action, the immediate impact, while in the novel, you can work more with the history of the characters, you can develop them. For example, in this story, “En busca de una voz” (In Search of a Voice), which is about Tlatelolco, there is some mention of the childhood of the character, where he is from, but it is done very quickly. In two or three vignettes everything is explained. The focus falls on the action, on what happens. It has to do with this.
R.S. We have moved from the comic books that were read on the public transport to documentary graphic novels. How do you see the evolution of the language of the comics in Mexico?
A.M: This thing about not giving due importance or value to the language of the comics comes from the first comic strips that became popular. These were the comic strips for pure entertainment that were provided on the Sunday strips. They came at the end, after all the news of the day, so that you could relax. It seems to me that the language of the comics is another way of telling stories, another way to have content as is the cinema, or prose. This whole idea of starting to do documentary comics emerged precisely thanks to that book Grito de Victoria,porque hace seis años, en 2012, vivía muy cerca del movimiento estudiantil que surgió a raíz de las elecciones. Estaba viendo muy de cerca todo lo que estaba pasando, las protestas. Aunque no me considero militante del movimiento, sí participé en muchas marchas con gente que tenía ideales muy fuertes en ese momento. Me gustaba lo que estaban haciendo, su forma de luchar por la libertad de expresión, por los medios, por la democracia real. Entonces, cuando me vi involucrada, de repente estando ahí en las marchas, me dije que esto debería convertirse en una historia. Es importante que otros países sepan de lo que está pasando en México y por el medio de comunicación que yo sé usar, que es la tira cómica.
RS: Entonces, ¿el libro tiene un toque autobiográfico?
SOY:Sí, de hecho en el libro hay un apartado en particular en el que aparezco como personaje porque es algo que viví muy personalmente. Iba con mi novia en medio del tráfico, era precisamente un día después de las elecciones, el dos de julio, y Peña Nieto había sido declarado ganador. Todo lo que había hecho el movimiento estudiantil durante los meses anteriores no había funcionado desde que ganó el PRI. En ese tiempo estuve investigando, tomando fotos, entonces le dije a mi novia, estacionemos donde podamos y tomemos fotos. Para nuestra sorpresa, las personas que estaban bloqueando la calle no eran personas enojadas porque el PRI había ganado, sino personas a las que les habían prometido un pago por votar por el PRI, pero no les habían pagado. Eran priístas enojados con este mismo partido. Grito de Victoria es un libro muy personal. Conocí a mucha gente dentro del movimiento. Luego traté de incluir la parte de 1971, evento que por obvias razones no tuve la oportunidad de vivir, pero realicé muchas entrevistas a personas que habían participado en la marcha. Pude recrear muchas cosas gracias a entrevistas y anécdotas que la gente me contaba. Obtuve mucha documentación tanto de periódicos como de libros y documentales.
RS: ¿Puede comentar más sobre este proceso de investigación?
SOY:Es un trabajo que requiere mucho tiempo. El primer contacto que hice para la investigación fue con el comité 68, un comité que aún está vigente, y en el cual los sobrevivientes siguen siendo los que organizan la marcha del dos de octubre para conmemorar a Tlatelolco. Ellos fueron a los que me acerqué primero. La primera persona a la que entrevisté fue a Raúl Álvarez Garín, quien luego empezó a darme algunos contactos y datos. Luego conocí a Joel Ortega Juárez; también formó parte del movimiento del 68, pero en el 71 fue uno de los líderes. Después fui a la Hemeroteca Miguel Lerdo de Tejada en la Ciudad de México. Empecé a leer los periódicos de los días anteriores al 10 de junio, así como los de los días posteriores. También hablé con periodistas que habían investigado el tema. En definitiva, utilizo métodos de investigación, pero no tengo formación periodística. El que me ayudó mucho fue Joel Ortega. Se abrió mucho e incluso escribió el prólogo de la primera edición del libro. También fui a las marchas de los aniversarios del 68 y del 71 para hablar con la gente que había estado involucrada en esos hechos. Se abrieron para darme sus perspectivas, su experiencia. Con Luis Fernando hicimos un recorrido por las calles que siguió la marcha y me habló de las cosas que recordaba. Decía: “Aquí empezamos a escuchar los gritos y por allá aparecieron los gavilanes con sus palos”. Me contaba sobre los chicos de secundaria que se asomaban para mirarlos. Representé estos detalles en los dibujos. Traté de recrearlos lo más fielmente posible, gracias a sus recuerdos. Gracias a estas conversaciones estaba haciendo el mapa para mi libro. Son cosas que quizás el lector ni se va a dar cuenta, pero hay muchos detalles en estos relatos orales. Por ejemplo, las películas que se muestran en la historia en el cine de la calle San Cosme eran las que realmente se estaban mostrando ese día.
RS: ¿De dónde vienen las fotografías que usas en Grito de Victoria ?
AM: Todos los que son del 2012 a la actualidad son míos y algunos que están en la parte del ’71 están algo “ajustados”. Son fotos actuales mías de los lugares de la marcha del ’71. Investigué para compararlos con fotos de periódicos para ver cómo eran estéticamente estos lugares. Por ejemplo, la fachada de la Escuela Normal no ha cambiado mucho y yo tomé la foto en blanco y negro para el libro. Volví a ilustrar muchas de las fotos de referencia. Sobre todo, por ejemplo, hay algunas escenas donde hay anuncios de esa época, que saqué de periódicos. Son anuncios, carteles de obras de teatro y de películas, cosas que pasaban en esa época.
RS: ¿Cuál es la diferencia entre un documento escrito y algo dibujado? ¿Hay algún problema con la percepción de un dibujo como algo menos cierto?
AM: Claro, porque al dibujar haces una representación desde tu perspectiva. Este trabajo es muy subjetivo. He asistido a conferencias donde Joe Sacco dice que su trabajo no puede ser absolutamente objetivo o neutral como debe ser el periodismo. Esta obra tiene el filtro de sus emociones. Sin embargo, al final, hace lo mismo que hace un fotógrafo. El fotógrafo también captura ciertos ángulos y planos de acuerdo con lo que está sintiendo sobre lo que está observando. A pesar de eso, el fotógrafo no puede controlar lo que sucede a su alrededor, busca un ángulo para comunicar una idea. Por supuesto, uno puede comunicar emociones, pero lo que no puede hacer es falsear la información. Uno puede buscar ángulos, perspectivas y hasta expresiones personales que funcionen para narrar la historia, pero no inventar algo que no sucedió.
RS: ¿Te identificas con el periodismo de historietas popularizado por Joe Sacco?
AM: Mis libros no son completamente documentales y no me considero periodista. Joe Sacco es un periodista de carrera, y es un periodista que sabe dibujar. Simplemente dibujo lo que hay a mi alrededor. Sin embargo, siempre trato de indicar claramente al público si la historia es ficticia o real. En Grito de Victoria hay una clara diferencia entre las dos partes del libro, la parte ficticia y la parte documental. Los personajes de ficción de la primera parte, Victoria y Valentín, son sujetos que pueden existir o no, pero su participación en la marcha no puede cambiar los acontecimientos. El personaje es como nuestra cámara, nos dice cosas, pero no modifica nada. No puede intervenir.
RS: Vivimos una época en la que estamos rodeados de archivos digitales, entonces, ¿qué necesidad hay de dibujar una historia?
AM: El primer aspecto es que un archivo digital es infinito, mientras que un libro ofrece información condensada, información que tiene una unidad. La segunda motivación para hacer un proyecto como este es el hecho de que un cómic es un lenguaje diferente. El lenguaje del cómic simplemente llega a otros públicos, a otro tipo de personalidades. Muchos maestros y profesores se han puesto en contacto para enseñar este libro dado que genera más atención por parte de sus alumnos. Es una excelente herramienta pedagógica.
El tercer punto es que la narrativa gráfica tiene elementos que quizás la fotografía o el cine documental no tienen. Con los dibujos animados, uno puede “capturar” momentos que escapan a la cámara. Usted controla los gráficos y puede comunicar sus emociones e ideas. Los claroscuros, el tamaño de las viñetas, las líneas cinéticas, las expresiones de los personajes, los planos, todo eso ayuda a generar cierto impacto en el lector. El cómic no tiene necesariamente una ventaja sobre los otros medios, pero tiene sus propias características únicas. La experiencia del lector es diferente. Al principio hablábamos de una condensación. Me gusta que los libros sean algo así como obras introductorias que induzcan a la lectura activa, participativa. Me inspiran mucho las obras de Rius.Crecí leyendo sus libros y cómics. Sus libros me llevaron a otros libros.
RS: Experimentas mucho con el espaciado y el tamaño de las viñetas. Cuéntame sobre el proceso técnico que sigues con tus novelas gráficas.
SOY:Por un lado intento que las viñetas tengan ritmo. Normalmente empiezo con escenas que establecen el contexto, que nos adentran en el espacio. De lo macro voy a los detalles. El tamaño y la cantidad de viñetas suscitan otras experiencias de lectura. En las súbitas escenas violentas durante las marchas aparecen viñetas rápidas, el ritmo se acelera. Aquí, el tiempo lo establece el ritmo y el tamaño de las viñetas. Además, los detalles son muy importantes. Al poner muchos personajes y muchos detalles de textura, el lector naturalmente se detiene a observarlos y esto hace que el tiempo pase más lento. Es un proceso algo premeditado, pero luego la historia toma su propio ritmo. Siempre hago primero un guión gráfico, que son como fotogramas de una película, y después viene el diseño de la página. Por supuesto, el primer paso siempre es diseñar los personajes. Mientras escribo sus características, hago también los dibujos iniciales, algunos bocetos. Particularmente para los personajes principales, trato de hacer un estudio detallado. Usando estos detalles, hago el guión gráfico.
RS: ¿Cuáles son tus proyectos actuales?
AM: Voy a trabajar con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para hacer una historieta sobre la lucha del pueblo yaqui por el agua. Además, estoy trabajando en una historia sobre la búsqueda de un padre por su hija que emigró a los Estados Unidos. Es ficción, pero se trata de la realidad de la inmigración y los peligros que enfrentan los inmigrantes al cruzar México. El país se convirtió en una trampa donde los inmigrantes se convirtieron en un negocio para el crimen organizado. Muchas veces, se convirtieron en carne de cañón. El libro trata de visibilizar este problema, del que ya se habla mucho. Mi idea es hacer lo mismo que hice con Grito de Victoria y hacer un pequeño documental gráfico al final del libro.
Traducido por Rosario Drucker Davis